martes, 7 de junio de 2011

CRUCES


CORREO DE BUENOS AIRES
Editorial | 6/6
La oposición: cruces sensatos y ridículos

Por JOSÉ ANTONIO RIESCO
Los comicios del 23 de octubre muestran un déficit de atracción, acaso por la difundida especie de que el triunfo electoral del oficialismo está asegurado, aunque la Presidente mantiene in pectore su autoproclamación: ídem sobre quién será el príncipe consorte. ¿Hay un tapado? Todo esto le quita música al proceso preelectoral, máxime cuando, casi asfixiantemente, un enorme aparato de promoción y publicidad está cubriendo el escenario humano y social del país. Para la gestión gubernativa todo es propaganda. En la democracia desvergonzada todo se compra y todo se vende.

En la oposición prosigue la danza de aspiraciones personales y ninguno quiere menos que la banda presidencial. Y nadie sabe para qué. En el “centro”, Mauricio Macri se bajó del balcón presidenciable, pisó tierra y ahora pelea en el ring de sus posibilidades; la izquierda no tiene fuerza ni pueblo para asustar al capitalismo y en ese marco don Pino Solanas rema trabajosamente para que en el horizonte de su Proyecto Sur se vea algo más que molinos de viento.

Tampoco la derecha dispone de ideas para mejorar, al menos, su imagen, ni tiene en cuenta la historia. En 1950 los conservadores ingleses convirtieron a la convención partidaria en una estratégica oportunidad para ascender a una dirigencia de clase media a la conducción política y también, para anunciar un plan de 300 mil viviendas sociales. Eso les valió el triunfo en 1951, Churchill volvió a ser primer ministro y las viviendas se hicieron. Aquí, en cambio, todo está como era entonces. ¿Qué harán estos candidatos a todo o nada si, de pronto, la Providencia los coloca en la Casa Rosada? Es un misterio, salvo que se piense en las generalidades e ingenuidades de siempre.

La anémica postulación de Ricardo Alfonsín (h) mejoró mucho cuando apareció en escena un economista de prestigio para la vicepresidencia, si se llega. Javier González Fraga -con esa imprudencia que caracteriza a los de su especialidad- enseguida hizo declaraciones políticas: “La sociedad nunca le perdonará al peronismo haber instalado al kirchnerismo en el gobierno”. Lo dijo en el mismo momento en que, esforzándose para juntar una tropa respetable, el peronista Duhalde anunció que, si hay balotaje, apoyará la nominación de Alfonsín.

Pero además, el economista realizó una llamativa defensa de Hebe de Bonafini y su grupo al decir que las Madres “no son empresarias sino idealistas y víctimas”. A su juicio, hay dos culpables, Schoklender, por un lado, y el Estado que no controló, por el otro. Es extraño que aún no haya advertido que las Madres integran, a primer nivel, el régimen que maneja al Estado? Habrá que rogar que González Fraga resulte un buen vicepresidente y preste su sapiencia en los asuntos económicos, porque en cuanto a la política parece carecer de todo sentido de la oportunidad. Y le es tarde para sentar plaza de progre.

En las otras formaciones opositoras no aparecen novedades importantes, pese a que el escándalo de la Fundación Madres brindó, generosamente, material para descubrir la eficacia de la patota para convertir los Derechos Humanos en enriquecimiento. Así, Elisa Carrió aprovechó el estallido público de algo de lo cual, salvo detalles, todo el mundo estaba enterado, y colocó banderillas de fuego en el lomo del “modelo”, mientras que, para ratificar el estilo, le llamó “Pacto de Olivos” al acuerdo Alfonsín-Narváez. Ella, a esta altura, parece resignada a no esperar sino buenas posiciones legislativas para la Coalición Cívica que conduce.

Desde Santa Fe el gobernador Hermes Binner mantuvo su negativa a compartir alianzas con Francisco de Narváez, no por motivos “personales” sino ideológicos, según declaró, como si se tratara del socialismo de Lenin frente al liberalismo de Frederick von Hayek. Por lo que se sabe el señor Binner, en su gestión santafesina, no expropió las estancias ni las chacras, tampoco colectivizó las industrias ni cerró las iglesias. Sí, se dice, que nombró familiares a granel. Acaso su caprichosa autoexclusión fue por que aspiraba al primer lugar en la fórmula con Alfonsín y como no se le dio, entonces disparó contra el Colorado. Después de todo, en este divorcio fue Alfonsín quien salió ganando puesto que ante un triunfo aleatorio en octubre, no será mal logro si su alianza asegura la provincia de Buenos Aires.

Sin embargo, esta es una lucha desigual. A nadie se le ocurrió reeditar la abstención revolucionaria que fue heroica pero estéril en 1932. Pero también conlleva algo de heroísmo esto de salir a la palestra cuando la diferencia entre oposición y oficialismo es tan enorme. Me refiero al uso y abuso de las arcas del Estado, con miles de millones de pesos (publicidad, subsidios, compra-venta de punteros y votantes, etc.), en que aparece empeñado el gobierno, por un lado, y lo poco o mucho que pueda juntar la oposición, por el otro. ¿O es que alguien cree que, por ejemplo, la elección de Catamarca se ganó con limpieza democrática?

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