martes, 7 de junio de 2011

DESFALCO


LA ECUACIÓN DEL DESFALCO OFICIAL
Por el Lic Gustavo Adolfo Bunse (7 junio 2011)


Con el poder mas insano…
y su abuso… de la gloria…
…. con esta pompa ilusoria…
de los derechos humanos…
nos roba …con ambas manos…
el Frente…. de la Victoria… G. Bunse (Poemas del precolapso moral argentino)



Que este gobierno es corrupto… no es novedad para nadie.

Que ya tiene su lugar en el “Guiness” de la corrupción argentina… digamos que todavía hay quienes sólo lo ponen en duda, por la trágica competencia con la gestión de Menem.

Trataré aquí de defender con fundamentos, la primacía indiscutible de la gestión actual para que nadie tenga dudas que sería una formidable injusticia arrebatarle ese récord a nuestra mandataria y su gente

En primer lugar, antes de ver el coeficiente intelectual promedio de todo el elenco gubernamental actual…y compararlo con su equivalente de la gestión del riojano, téngase en cuenta que este anciano tránsfuga de la moral….. quizás ahora se haya pasado con bandera, banda y escolta a las filas de sus verdugos, … sólo a efectos de constituir una sumatoria homogénea en el catalogo de toda la gran corrupción desplegada por ambas gestiones.

De ese único modo… puede aspirar a que se le reconozca una parte proporcional, acaso bastante importante, del trofeo que se prepara en el famoso GUINESS CORRUPTION AWARDS en la ceremonia de reconocimiento que organiza cada cinco años la famosa organización del Guiness World Récords.

Y allí… azorado… descubrirá que solo le toca el 1 %.
El 99 % restante es corrupción pura, genuina… de los últimos 7 años.






Los políticos de nuestro oficialismo, sin excepción, tienen un concepto muy personalísimo acerca de lo que debe entenderse por bienestar.

Es un enfoque extravagante e innoble… que suelen usar para aplicar a sus propias vidas. Por eso… tienen otro muy distinto para inculcar a toda la ciudadanía y lograr que esta lo crea o lo entienda como válido.

Como queda dicho, para todos ellos… “estar bien” consiste, (según su raro manual de ética del carterismo), en : enriquecerse en la función pública a una velocidad que debe ser función inversa de su duración en el cargo.

Es decir, cuanto menor sea la duración en cualquiera de los cargos, mayor debe ser la velocidad del enriquecimiento … y viceversa.


La fórmula del espacio recorrido por un móvil es bastante conocida :

Es igual al producto de la velocidad por el tiempo

O sea E (espacio) = Tiempo x Velocidad


De esta ecuación maravillosa, que tuvo su origen remoto en Newton y Roemer sale también pues, la fórmula del enriquecimiento donde E no es Espacio sino Enriquecimiento (obviamente ilícito … no otro).

Entonces E = Tiempo en el cargo (T) x Velocidad de robo (V)

Donde E es el total del enriquecimiento ilícito de estos chorros.
Pero hay una regla (al menos en apariencia) que más o menos se respetan entre los ladrones y punguistas del oficialismo.

Es que todos deben salir aproximadamente igual de enriquecidos de la función pública. Por tal razón… obsérvese bien, que si el número que corresponde al tiempo en el cargo, es bajo...., para que se obtenga el mismo resultado ( o sea el mismo Enriquecimiento E) lo que hay que hacer es aumentar la velocidad de robo (V).





Inversamente… si aumento el tiempo (T) de permanencia en el cargo pues entonces hay que bajar la velocidad de robo (V) para mantener parejo el ritmo de enriquecimiento ilícito (E).

Si no se hace eso, ocurre fatalmente que uno de los chorros se enriquece más que otro, cualquiera sea el tiempo que ocupa un cargo.
Y eso no esta bien visto… entre los desfalcadores organizados.

Debe aclararse, antes bien, que la enorme mayoría de los parásitos que tenemos aquí,… transita una sensación política casi íntima de inestabilidad, que hace depender sus cargos… de los celos, las envidias, las fobias, la pareja, las apetencias de muchos otros arribistas y … por supuesto, de su propio carácter rastrero y rapaz.

Por lo tanto…. al vivir, por tales razones, transidos de miedo y pensar - cada mañana - que ese ha de ser su último día.. usan pues el parámetro hipotético de “tiempo en el cargo” (T) como si fuera sólo de 24 horas. O sea : Imaginan que T es mínimo

Y en línea con esa perspectiva premiosa, proceden a robar todo lo que encuentran a su alcance desde el primer día. Y lo hacen a gran velocidad, casi sin precauciones. (O sea aumentan la velocidad V)

Pero el latrocinio, el robo y el desfalco de las arcas del Estado, debe ser hecho… necesariamente, mientras se distrae a la población tratando de convencerla de sofismas como por ejemplo, que está bien.

E incluso que está “fenomenalmente bien”.

Veamos lo que hacen los gobernantes para lograr ese efecto :

“Estar bien”, según su disposición, debemos interpretarlo en forma obligada como una conjetura subjetivista puramente referencial (con dos condiciones) : a) Ser autocomparativa b) Ser retrospectiva).

Jamás deberá ser un valor absoluto, ni algo que tenga, para nada, un peso específico o una definición propia.

Siempre habrá de surgir en forma exclusiva… de comparaciones.



Pero todas deben ser históricas… y propias.

Estar bien, entonces, según ellos, es el mero resultado de comparar nuestro estado actual con los escenarios de la peor calamidad que puedan existir en nuestra memoria. Además, la comparación tiene que estar hecha contra épocas realmente trágicas propias y, en lo posible, muy recientes.

Estamos bien, según ellos, solamente por una razón :

Porque estamos hoy mejor que cuando yacíamos en el “fondo del pozo”.

Pero no porque exista un escenario ideal de bienestar al cual aspirar honestamente y en cuyo camino ascendente podamos reconocernos transitando. Y logrando, de tal manera, estimar el esfuerzo que nos falta para abordarlo.

Esta engañifa, hecha a la medida para los ingenuos, consiste pues, en decirnos a todos, sin ningún pudor, que “se mira hacia adelante” pero poniéndonos las narices y los ojos en el espejo retrovisor.

Es para enfocar cualquier parámetro que uno quiera tomar como referencia, en hechos de un pasado de desastres impresionantes.

De tal suerte… estaremos siempre arrastrando la roca como Sísifo y tratando de “salir del infierno”.
Muchos han “comprado” este argumento como válido.
Incluso empresarios que se autorreferencian como independientes.

El concepto… en este sentido… bien les sirve tanto para un barrido como para un fregado. Para la campaña electoral que se viene y también para cualquier confrontación a la que se vean sometidos.

Su objetivo es, entonces, en estas épocas preelectorales: primero crear la sensación ficticia de que “estamos bien” en base a esas comparaciones … y luego, por cualquier medio que se pueda, convertir esa sensación en una convicción… que dure un tiempo razonable.



El mecanismo, consiste, como se ha dicho, en hacer una continua referencia a los escenarios del infierno y jamás salir de ese juego.
Nunca se les ocurriría nombrar un ejemplo brillante de algún país vecino al que le va muy bien.

Algo así como un “investment grade” o algún paradigma de dirigencia política y de respeto permanente por las instituciones republicanas.

Por cuanto mirarse en ese espejo sería arriesgarse a quedar pegado con el costo político del marco global en el que transita tal país, tanto por sus amigos y aliados, cuanto por sus políticas sociales de “excesiva racionalidad” ó de “excesiva prudencia”.

Mirarse en esos espejos sería, sin duda, arriesgarse a que se sospeche la intención de copiar tales virtudes como la vocación de ahorro, la independencia de poderes, la ausencia de políticas populistas y acaso incluso… el marco impositivo racional.

No les gusta que miremos a Chile y ahora mucho menos a Brasil.
Quieren que miremos nuestras peores épocas de vergüenza y, en última instancia, que enfoquemos todo nuestro esfuerzo… eso sí… en los ejemplos de Venezuela, de Bolivia y de Cuba.
Estamos bien. Todo va muy bien.

Debemos estar muy conformes con todo lo hermoso, promisorio y útil que estamos “logrando”. Mientras ellos roban

Es el sofisma del bienestar.
Diseñado a medida para los inválidos morales o para los mercenarios.
Creado como herramienta imprescindible para la distracción… frente a un robo que se perpetra en nuestras propias narices.
La ecuación del desfalco oficial … es una gran alfombra.

Una alfombra de falsa virtud, bajo cuya superficie se han barrido una y mil atrocidades… que alcanzarían para estremecernos .

Sobre ella, una sorda impavidez social, espera las urnas de octubre sin atreverse a protestar… sin ser capaces de la menor indignación…. Y ni siquiera a expresar… el más tibio y precavido escepticismo.

Lic Gustavo Adolfo Bunse
gabunse@yahoo.com.ar

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