apenas un vistazo de la gestión Cristinita
Que las mujeres del Kirchnerato sean incompatibles con la función pública es, apenas, un vistazo a futuro del destino nefasto que le espera a la república, decía una voz agudísima del staff, antes de expulsar el humo blanco de su Lady Slim a través de la boquilla de marfil. Si hasta el Cero a la Izquierda del Cero, también conocido como Julio Cobos, se considera capaz de reemplazar a Cristinita después de que se escape en el helicóptero –si llega a subirse-, luego de la inevitable hecatombe. Otra vez el humo blanco escapa rápido a través del marfil. La voz agudísima del staff agita los dedos sobre la mesa en La Biela. Evita, Isabelita y Cristinita son incapaces de gobernar…, dice al instante. Vuelve a tomar aire y termina la frase: … ninguna mujer es capaz de gobernar seriamente. No me apena. Ansío ver el canibalismo inminente en las calles después de la gran corrida bancaria que se viene. El Kirchnerato es un gobierno excesivamente débil.
La voz agudísima sonríe. Otra voz, menos aguda, sentada al otro lado de la mesa, le contesta el mohín. Es la confianza de dos voces que han compartido gritos, silencios y otra vez gritos. Como todo gobierno de ineptos, cae por los frentes más fuertes y más débiles a la vez: el corruptísimo Ministerio de Economía del Kirchnerato sólo puede comparar sus niveles de corrupción con la Secretaría de Medio Ambiente del mismo Kirchnerato. Vuelve a expulsar un humo veloz. ¿Y dicen que “el cambio” recién empieza? ¿Pero el “compromiso para el cambio” no es el lema de aquel nuevo rico de ojos divinos? ¿Hasta los slogans de campaña se robó este régimen de ladrones setentistas?
Los dedos vuelven a guitarrear sobre la mesa. De nuevo los mohines mutuos. Al menos con el Presidente Menem este país tenía el beneficio de la tonalidad festiva. La corrupción en el Ministerio de Obras Públicas y la crisis energética por la corrupción en Skanska ni siquiera permiten esa ventaja: no hay fiesta posible si se nos reduce al medievalismo. Si no podemos, ni siquiera, encender una luz. En el siglo XXI. Qué vergüenza. Sólo con los intereses del dinero desaparecido en democracia por la familia Kirchner podrían construirse varias represas hidráulicas. Señoras, ¿podremos encender nuestros cronómetros para tomarle los segundos al gobierno de Cristinita, si llega a octubre su marido? Uno de los mozos más jóvenes de La Biela atraviesa el salón. Cuando pasa ante la mesa del staff, todas las miradas lo persiguen magnetizadas. Él es fresco y fornido. Avanza con el aire impertinente de los jóvenes invulnerables.
Si al menos la ministra de Economía fuera una ladrona con decencia, habría robado su dinero a través de un banco. Pero como algo de ministra de Economía tenía, sacó el dinero a tiempo. ¡Se nota que ni siquiera ella confiaba en los bancos nacionales! ¡Tenía que poner su dinero “debajo del colchón”!, grita con entusiasmo la voz agudísima del staff. El resto acompaña el entusiasmo. Alguien, al final de la mesa, toma notas. Garré, Picolotti y Miceli, juntas, sólo anticipan una fracción del desastre en el que terminará el gobierno de Cristinita. La boquilla de marfil relampaguea bajo las luces del salón. Se los repito: la incapacidad, la corrupción, la nulidad para el ejercicio del gobierno de las tres juntas, a la vez, sólo representa una fracción mínima de lo que será el gobierno desastroso de Cristinita.
mavrakis
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