SÍNDROME DEL ÚLTIMO AÑO
Al último año que se cursa en la Escuela Primaria, hoy se le llama Séptimo Grado y en él aparece un rigor que prepara al alumno para un compromiso futuro más intenso. En el último año de la Secundaria se consolida un módulo base para continuar y / u orientar la vocación que se advierte. En el nivel Terciario, transitando por la Universidad, puede ser la culminación de una carrera corta o la graduación en una profesión académica de mayor envergadura. Todos estos pertenecen a etapas de formación educativa del individuo.-
Pero hay otros momentos correspondientes al “último año”, que presentan ciertas características que responden a las de un verdadero síndrome. Ello ocurre con algunos políticos.-
Generalmente los gobernantes actúan de manera diferente al estudiante que trabaja para aprender y educarse con la finalidad de aportar positivamente a la Sociedad toda. Los políticos en ejercicio del poder, o muchos (salvo honrosas excepciones) que se postulan para ello y que deberían haber estudiado las ciencias políticas para saber evitar los problemas, conociendo la forma de solucionar los que hubiera, típicamente no previenen. Lo que hacen es elaborar a favor de su fracción partidaria y no para el total de la población, atendiendo (o simulando atender) los problemas que surgen. Remiendan y emparchan todo, postergando la efectiva solución; pero asegurándose de seguir estando y cobrar sus ya increíbles sueldos y emolumentos de cualquier tipo, color y capricho (no olvidemos que ellos mismos los determinan).-
El mandato actual para el Poder Ejecutivo es de cuatro años; y los funcionarios como el Presidente, los Gobernadores, Jefes de Gobierno, Intendentes, etc., generalmente “descubren” la mayoría de los problemas durante el tercer año de gestión y prolongan su propaganda en el siguiente año. Y así surgen infinidad de críticas de la oposición (o algo a veces parecido o simulado) y también aparecen brillantes ideas en esos funcionarios, y también en novedosas propuestas de una pretendida oposición, las que prometen traer soluciones sólo en manos de ellos (cada cual lo anuncia por su propia facción). Vale insistir en las mencionadas honrosas excepciones: Hay quienes se preocupan por cambiar las condiciones que sostienen un sistema ensuciado por las malas acciones, y proponen verdaderas soluciones; pero ellos también se enfrentan a los embates de los que quieren continuar detentando el poder.-
Los otros tres años -primero, segundo y tercero, aún con las novedades apuntadas- son generalmente inocuos para el pueblo. Es decir: los malos gobernantes durante ese tiempo no hacen nada útil. Mejor dicho: lo que hacen es útil particularmente para ellos mismos sin dar participación a la ciudadanía. Todo lo que “cocinan” es para su consumo interno, y el resto de la gente simplemente vegeta y se mueve a la deriva, llevados hacia donde a los ocasionales mandatarios (distorsionando el mandato) se les antoja atropellar.-
Aclaremos que el tiempo descrito no es el único en que hay abuso, sino que está distribuido en diversas etapas, todas a favor de lo mismo. Una vez transcurrido ese tiempo de los vivos contra los que ellos toman por zonzos, comienza la agitación del ambiente para hacerle saber oficialmente a la gente que ahora tiene problemas. Los supuestos opositores también dejan su voluntario sopor y se convierten en descubridores de las fallas y faltas del inoperante gobierno de turno. Comúnmente se sacan los trapitos al sol unos a otros (que parece no habían visto hasta ese momento de campañas electorales).-
En el último año adquieren mayor notoriedad los punteros y algún que otro adalid que se luce sacando de la galera maravillosos productos, como lo haría Mandrake, el mago. Pero el público, que aplaude ilusionado durante la función, no reflexiona que al terminar el espectáculo saldrá de la sala y otra vez se encontrará en la calle, igual que antes, habiendo pagado la entrada por un rato en el que se dejó distraer por el ilusionista. Cuando haya otra función, volverán a sacar lo mismo de la galera, sin que nadie pueda hacer otra cosa que mirar y ver lo que le hacen creer. Así, por ejemplo, habrá jubilaciones para todos; que no podrán ser sustentadas genuinamente; o se ofrecerá puestos de trabajo imaginarios; todo lo cual pasará al olvido, distracción mediante, hasta el otro último año, en que presenten la nueva función circense. También habrá aumentos de sueldos, que no alcanzan para equiparar los precios que ya han subido antes; y dirán que la inflación es baja y hubo aumentos de sueldos que la superaron... pero estarán mintiendo otra vez más.-
Desde el Gobierno dicen que no los dejan gobernar y anuncian montones de medidas demagógicas que cualquier persona normal entenderá como imposibles o catastróficas; pero como el país sigue aguantando las aventuras depredadoras de los auto-idolatrados -que tienen el poder pero no vergüenza- logran mantenerse exitosamente. El Pueblo sigue postergado y se entretiene con las falsas promesas, como si no se diera cuenta de que le vuelven a pasar la misma película, esperando ver algo distinto, sin acordarse que ya conoce el final o no escuchó a los bienintencionados que se lo advirtieron.-
Los aventajados de siempre siguen apoderándose del poder. Hace muchos años que vemos los mismos nombres repartiéndose nuestra patria en pedazos, como una jauría lo hace con los despojos de la víctima.-
Se crean conjuntos, en principio irreconocibles, que terminarán siendo huestes milicianas brindadas a través de planes que liberan delincuentes y llevan a los ciudadanos honestos y trabajadores a vivir tras las rejas que ellos mismos deben colocar en sus propias casas. Los delincuentes que han causado daños a otras personas y propiedades ajenas, estando en prisión tienen acceso a la Universidad que les es llevada gratuitamente a su propia casa -la cárcel- con todos los elementos necesarios (útiles, libros, etc.); mientras los trabajadores, sus hijos, y cualquier persona sana les cuesta mucho o no lo pueden alcanzar porque no tienen posibilidades de viajar y alimentarse suficientemente, o ni les queda tiempo porque trabajan mucho más de lo normal.-
En la cárcel los delincuentes no llegan a purgar penas por haber causado daño al prójimo. Los ciudadanos que deberían ser protegidos por el Estado deben pagar la pena por ser honestos, presos en sus casas y trabajando cuando y como puedan para sostener al Estado que los estafa.-
Un gobernador provincial propuso pagar un subsidio a quienes salgan de prisión “porque al salir se encontrarán con un mundo hostil”; y con ello, por supuesto, además de ser dueños de la injusticia, tendrán más votos. Como contrapartida no se les paga lo que merecen a los que trabajan o a los que han trabajado lo suficiente y pagado sus aportes para que se les abone la correspondiente jubilación.-
Parecería que quieren obligar a la gente a delinquir para tener el amparo del Estado; que la gente destruya su propia moral y los acompañe como cómplices en su corrupción, como para así parecer ellos menos malos.-
Estos pseudo gobernantes lo hacen todo manipulando las leyes de manera que sus actos parezcan legales, o legalizándolos con prepotencia. Se burlan de la ley suprema, la Constitución, convirtiéndola en ley de prostitución del Estado, donde todo lo que ellos hacen es proclamado válido.-
Ocasionalmente se habla de ampliar el mandato Presidencial, de cuatro a seis años. En ese caso, el síndrome pasaría a manifestarse durante el sexto año, lo que quiere decir que habría dos años más de inoperancia y suculentos sueldos derrochados.-
Según la costumbre, no hay que afligirse demasiado; bastará con esperar que pasen las campañas electorales para tener un poco de tranquilidad, sin que los gobernantes hagan notar su presencia como tales. Cuando ellos no hacen nada notable, el pueblo “vive feliz” ignorando que sigue estando dentro de la máquina de amasar. Esa es la costumbre... el letargo hasta el próximo último año...
Pero tengamos cuidado: Esa costumbre significaría que estemos de acuerdo en que sigan idiotizándonos. Deberíamos exigir que las propuestas y promesas que hacen con el síndrome del último año, las concreten desde el primer día del mandato, pues para eso se les ha conferido, sin usarlas como propaganda, sin hacer la publicidad y promoción de la mentira oficial.-
Lo realmente efectivo es que nos decidamos a rechazar la ignominia, y pongamos en el Poder político a personas honestas.-
Patricio A. Villegas
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