¿Busca el Gobierno un estallido social? La estrategia oficial de la que nadie habla (ni quiere hablar)
Las noticias desalentadoras que se van filtrando al público podrían esconder algo más : el Gobierno Nacional bien podría estar preparando un escenario de confrontación sobre el que ya advirtió Elisa Carrió, y que los ruralistas comentan sotto voce. La escalada verbal entre la Casa Rosada y el agro y la posibilidad del desastre. La estrategia del campo.
Ya cumplieron los medios masivos de comunicación su rol informativo de cara a los recientes capítulos de la pelea entre el sector agropecuario y el kirchnerismo de línea dura, que -con toda evidencia- ya ha copado los círculos de decisión en el poder. A estas alturas, resultan anecdóticas las frases que uno y otro lado disparan, a veces para la tribuna, y por momentos para mantener informada a la ciudadanía.
Pero recientemente, información filtrada desde los círculos más reducidos del poder deslizan una estrategia que, aparentemente, tendría en carpeta el oficialismo que -lejos de lo que se intenta hacer creer a la opinión pública- ve con buenos ojos la provocación permanente a los ruralistas para que estos se dignen a lanzar la primera piedra.
El Ojo Digital ha podido recopilar datos provenientes de diversas fuentes, las cuales confirman que los "halcones" del kirchnerismo están ya poniendo en práctica.
De acuerdo a la información que se ha podido compilar, el ex presidente Néstor Carlos Kirchner tuvo, desde el comienzo de la crisis del agro, la iniciativa de crispar los ánimos de los productores para llevarlos al actual estado de situación en donde cualquier chispazo podría derivar en consecuencias de importancia para el orden social, económico y -a la postre- institucional.
En primer lugar, y como muchos analistas ya han arriesgado, el oficialismo jamás tuvo la intención de acordar con el sector agropecuario. En todo caso, la única concesión tuvo relación con la posibilidad de reducir muy pobremente la presión de las mentadas retenciones a la exportación. Pero de manera inconsulta, de forma que el agro quedara expuesto como el polo intransigente en las negociaciones. Fue correcto el análisis de Alfredo de Angeli sobre este punto : por estas horas, el Gobierno Nacional está intentando socavar la popularidad que el campo genera en la sociedad. Y el dato no es menor pues, en uno de sus más recientes reportes, Diario Clarín -en su versión online- reveló que una amplia mayoría de votantes de una encuesta virtual realizada entre lectores (cerca de un 70%) apoya con contundencia no solo el reclamo del agro sino también su decisión de resucitar el paro. Un duro golpe para el núcleo de operadores del periódico, que desde hace varios días venía sugiriendo que el paro no tenía respaldo social y que sería el comienzo del fin para el apoyo del sector en la ciudadanía. Pues bien, Clarín debió desdecirse, y a partir de ahora la tónica a la hora de tratar la noticia deberá ser, invariablemente, otra muy diferente.
Reconoce la Casa Rosada -recién ahora- que la sociedad apoya las iniciativas del campo argentino y, como todo en esta crisis conlleva un dinamismo avasallante, se vio obligada a efectuar ciertos ajustes. Pero, al mismo tiempo, junto con la aparente resurrección de los núcleos duros del kirchnerismo, se abrió la posibilidad para que estos sectores se permitan imponer sus ideas draconianas de cara a la crisis.
Precisamente, fuentes de inteligencia que no comulgan con las políticas oficiales, revelaron recientemente a este medio que el Gobierno Nacional -de la mano del ex primer mandatario- baraja la posibilidad de recurrir a la violencia para que la sociedad ponga en duda las verdaderas intenciones de los ruralistas. Ya lo dio a entender cuando dio vía libre al piquetero Luis D Elía para que remueva a los manifestantes de Plaza de Mayo a palazos y golpes de puño. Esta también era una de las razones por las cuales el Gobierno jamás iba a permitir que Mauricio Macri -Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires- contara con la Policía Federal para intentar dar solución al problema de la falta de seguridad en el orden urbano. Si este escenario hubiera tenido lugar, Macri hubiera enviado a fuerzas de choque uniformadas para remover a D Elía de la escena y la estrategia oficialista de controlar la calle merced al accionar de grupos clandestinos se hubiera quebrado definitivamente, cediendo la iniciativa y allanando el camino para más cacerolazos.
La segunda señal también vino de la mano de Luis D Elía, quien oportunamente declaró que sus fuerzas se encontraban en "estado de alerta y movilización" con el objetivo de impedir nuevas manifestaciones en el espacio público de la Capital Federal. Pero, no mucho tiempo después de este hecho, el piquetero oficialista por excelencia advirtió que -si el agro promovía el retorno de los cortes de ruta- tanto él como sus elementos se trasladarían a las zonas calientes para desalojar a los "revoltosos". Este es, precisamente, el escenario que ciertos círculos de la inteligencia local se encuentran estudiando por estas horas. Los datos se pueden recoger de los medios en forma de rompecabezas y solo le queda al agudo lector configurar las piezas. Al parecer, referentes de la oposición y del propio justicialismo ya están al tanto de la estrategia kirchnerista que tanto temor genera. Pero pocos se atreven a sugerirlo, salvo recurriendo a tibios conceptos. Eduardo Duhalde es uno de los estudiosos mejor informados de cara a esta posibilidad, y puede considerárselo un pionero, pues desde hace tiempo que analiza escenarios como el mencionado. Pero en reiteradas oportunidades se ha llamado a silencio.
Se refirió elípticamente al tema uno de los referentes del agro, Eduardo Buzzi : "Sinceramente tengo algún temor de que haya sangre, pérdida de vidas y situaciones ya muy desagradables", disparó sin miramientos en una reciente entrevista sostenida con Jorge Fontevecchia, de Diario Perfil. ¿Sabe Buzzi algo que la sociedad desconoce? Desde luego. Mucho antes del multitudinario acto que el sector llevó a cabo en Rosario, la posibilidad era discutida en los círculos más estrechos del ruralismo.
También Elisa Carrió -quien hoy se encuentra recorriendo el interior del país para interiorizarse sobre las necesidades del campo- advirtió en su momento a los ruralistas que no se plieguen a la estrategia oficial de escalar el conflicto, aclarando que eso es precisamente lo que la Casa Rosada necesita.
Evalúan allegados a Néstor Kirchner remitir a grupos de piqueteros a zonas candentes en donde se produzcan cortes de ruta para provocar y desafiar abiertamente a los productores a pelear. La web Seprin.com, de Héctor Alderte, reveló recientemente que el Estado ha ordenado la intervención de las comunicaciones de los ruralistas, llegando incluso a la intercepción de llamados telefónicos con el objetivo de entorpecer su organización. De acuerdo al portal mencionado, otro de los objetivos coincidiría con la infiltración de ruralistas al mejor estilo leninista para caldear los ánimos y provocar desmanes. Como siempre, la idea es lograr la desacreditación del reclamo rural a partir de hechos de violencia alimentados o gatillados por el propio Gobierno Nacional. Luego de acontecer los primeros choques, no se esperaría para revelar resultados de encuestas : los operadores mediáticos de siempre magnificarán los hechos para maximizar el efecto contagio y así poder insertar luego la falsa interpretación de que la ciudadanía ya no apaña al agro. Tal cual lo hubiera soñado Joseph Göebbels.
Increíblemente, el kirchnerismo osaría recurrir a tal operatoria "sin importar la cantidad de muertes (propias y ajenas) que se deriven de los enfrentamientos", para citar las palabras textuales de la fuente consultada.
Ahora bien, quien imagina a Luis D Elía o a Hugo Moyano liderando las huestes oficialistas en su embate contra los campesinos, probablemente se decepcione : "Ni soñar con esta posibilidad. Moyano está muy feliz haciendo negocios en base a la extorsión de las cadenas de hipermercados y con la caja del gremio Camioneros. El está satisfecho hospedándose en hoteles 5 estrellas en ocasión de los encuentros llevados a cabo en la sede de la Organización Internacional del Trabajo en Ginebra, Suiza, y llevando a sus hijos a Disneylandia. Además, por estas horas, su palacio de fin de semana en Castelar ya debe estar terminado. En lo que a D Elía respecta, ya no es novedad la interna que está atravesando en la Federación Tierra y Vivienda, donde su rival interino ha revelado que D Elía no tiene más de un centenar de seguidores. Ocurre que muchos lo han abandonado porque se queda con el dinero que le llega de Desarrollo Social. No tiene posibilidad de movilizarse, y si así fuera, ni loco se presentaría a un choque con los ruralistas, que, como correctamente se informa, están bien armados. Esta última información está a disposición del público en Seprin.com. Lo de Moyano, no", nueva cita textual.
Y remata nuestro interlocutor : "lo que se evalúa, en concreto, es un escenario de confrontación que probablemente vea su inicio en la provincia de Entre Ríos. Los productores están crispados en todo el interior pero la Rosada ha evaluado que los primeros chispazos podrían cosecharse por el lado de Gualeguaychú. Es esa bronca de los ruralistas aislados de los principales referentes del agro lo que el Gobierno desea capitalizar creativamente a toda costa. Ante el primer deceso de un piquetero -que seguro tendrá lugar- los Fernández saldrán corriendo ante los micrófonos para responsabilizar al campo. En definitiva, la táctica no variará mucho de la que el kirchnerismo hoy utiliza en el terreno de la dialéctica. El temor es que, tarde o temprano, las palabras puedan ser reemplazadas por las balas...".
Como en su momento lo corroboró El Ojo Digital, el poder recurriría a fuerzas clandestinas de choque, dado que sabe de antemano que no puede contar con las fuerzas de seguridad ni las Fuerzas Armadas. Por otro lado, si pudiera finalmente hacer uso del aparato represivo estatal, el efecto mediático no sería el mismo, pues cualquier lector medianamente informado sabe que ni siquiera un ruralista exageradamente pertrechado podría hacer frente a tanques ni fusiles automáticos. El objetivo es presentar una imagen icónica de la lucha del pobre (un piquetero, por caso), cayendo bajo la furia de la "oligarquía" (un ruralista de piel blanca y dueño de vehículo 4x4).
Pero, mientras tanto, ¿qué plan analiza el agro? En estos poco más de setenta días, solo siendo ingenuo podría considerarse que el sector no maneja plan de acción alguno. Sabe el campo que la herramienta del paro no puede perpetuarse ad eternum, pues ello atentaría contra su situación financiera. Entonces, lo que le queda es recurrir a una sincera guerra de guerrillas, de acuerdo a lo que reza el término español. Ello consistiría en golpear, pero al mismo tiempo, retroceder. El golpe siempre tendrá que darse en la columna vertebral del Gobierno Nacional, en este caso, las retenciones. Es en este sentido que se comprende la funcionalidad de la táctica de impedir la comercialización de granos al exterior. Sin exportaciones, el Estado no podrá imponer retenciones. Sin retenciones, el sistema político no tiene de donde alimentarse. De todos modos, esta herramienta funciona de igual forma que la promoción de ventas en la ciencia del marketing : no puede aplicarse indefinidamente, solo en pausas pero sin revelar un mecanismo lineal. De tal suerte que el agro -que comienza a demostrar una cintura política que bien vale la pena analizar- se ha decidido golpear simultáneamente en el terreno político (aunque lo niegue). Ante los medios, el campo argentino ya ha logrado que la sociedad entera etiquete a la Casa Rosada de intransigente. Desde el gobierno se reconoce esta derrota, pero puertas adentro. El reconocimiento implícito está no solo en la desesperación oficial, sino en el hecho de que ha recurrido a la táctica del ataque verbal y la consiguiente crispación del campo para llevarlo a un punto de no retorno. "Si Kirchner y sus aliados estuvieran tan seguros de su victoria, no recurrirían al ataque y la descalificación permanente; el objetivo es otro", revela nuestra fuente consultada.
Finalmente, otro punto de la lista de acciones preventivas que el agro ya ha planificado es el escalamiento de las protestas a nivel nacional, aunque sin cortes de ruta que entorpezcan el tránsito de ciudadanos comunes. Dentro de 2 o 3 semanas, a más tardar -y si el Gobierno continúa haciendo oídos sordos-, se conocerán los detalles de un nuevo cacerolazo nacional que también incluirá a la Plaza de Mayo, y que coincidirá con importantes movilizaciones y manifestaciones en varias ciudades. Ese podría ser el escenario que El Ojo Digital anticipó en esta misma columna, a saber, que el kirchnerismo no resistiría otro cacerolazo de magnitud y que supere a los acontecidos hasta aquí.
El poder central considera que aún tiene una ventana abierta para obtener una victoria. Hasta aquí, pocos pueden confirmar si es acaso el ex presidente Néstor Carlos Kirchner quien se encuentra apoyando estas siniestras iniciativas. De cualquier forma, parece existir cierto capricho, dado que los planes y los criterios decisionales en la lucha contra el ruralismo no se revelan sino ante un reducidísimo núcleo de seguidores y hombres de confianza. Al no estar cerca de la información, un número importante de gobernadores e intendentes del interior del país se sienten en franco abandono y, ante la imposibilidad de pronosticar un resultado, prefieren abandonar al oficialismo y retornar a las bases electorales -en muchos casos, rurales- que los han colocado en el poder.
Finalmente, y tal como lo hemos señalado líneas arriba, conviene detenerse en las constantes advertencias realizadas por Elisa Carrió de cara a las provocaciones que, cual cadencia de ametralladora, parten desde la Casa Rosada contra el ruralismo. Temen Carrió y otros dignatarios del justicialismo opositor -léase duhaldista- que la presente crisis derive en un estallido social y enfrentamientos armados cuyo final y consecuencias nadie puede anticipar con certeza.
Por Matías Ruiz, para El Ojo Digital Política.
Email : elojodigital.com -arroba- gmail.com.
Por Matias Ruiz, para El Ojo Digital Política
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