jueves, 30 de octubre de 2008

MIOPIA

Río Negro - 29-Oct-08 - Opiniónhttp://www.rionegro .com.ar/diario/ 2008/10/29/ editorial. php EDITORIALPandemia de miopía
Durante mucho tiempo fue rutinario comparar la obsesión por el corto plazo de los políticos, empresarios y financistas occidentales con la actitud supuestamente más previsora de los demás. Dicha tesis se vio refutada por el estallido de la burbuja inmobiliaria japonesa a comienzos de los años noventa, cuando resultó evidente que una elite habitualmente elogiada por su presunta capacidad para pensar en términos estratégicos era en realidad tan miope como sus equivalentes norteamericanos y europeos. Parecería que, por razones sin duda vinculadas con las comunicaciones instantáneas y universales que fueron posibilitadas por los avances asombrosos de la informática, los dirigentes de virtualmente todos los países se han hecho aún más miopes de lo que eran antes. Tanto en los países desarrollados como en los atrasados, en las democracias como en las autocracias, gobiernos de todos los pelajes acaban de descubrir que los planes que hicieron hace apenas un par de meses ya son obsoletos y que en consecuencia tendrán que abandonarlos, lo que no les está resultando nada fácil porque temen que sus compatriotas tomen cualquier cambio negativo por evidencia de ineptitud. Puesto que es del interés de los políticos dar a entender que un período de auge se prolongará por muchos años más, pocos se animaron a advertirle a la gente de que tarde o temprano la bonanza de los tiempos recientes llegaría a su fin y que por lo tanto convendría prepararse para afrontar las dificultades resultantes. Aunque en una etapa de crecimiento rápido la resistencia de los dirigentes a señalar que los ciclos económicos seguirán produciéndose tiene su lógica porque las manifestaciones prematuras de pesimismo podrían tener el efecto un tanto perverso de provocar una crisis que les sería atribuida, a esta altura es evidente que les hubiera convenido correr el riesgo así supuesto, sobre todo en los muchos países cuyos gobiernos consiguieron convencerse de que los precios de los recursos naturales o productos agrícolas que exportan continuarían siendo tan elevados como eran algunos meses atrás. Por cierto, la situación financiera en que se encuentra hoy la Argentina sería mucho mejor si la presidenta Cristina Fernández de Kirchner hubiera entendido que además de subir, los precios de la soja y los granos podrían bajar y que por lo tanto era peligroso dar por descontado que se mantendrían al nivel extraordinario que habían alcanzado a mediados del año. Los líderes de los países exportadores de petróleo han demostrado ser igualmente miopes. Envalentonados por la idea de que luego de llegar a costar 144 dólares el barril de crudo pronto valdría 200, en la primera mitad de este año personajes como el ruso Vladimir Putin, el venezolano Hugo Chávez y el iraní Mahmoud Ahmadinejad se pusieron a actuar como si el futuro les perteneciera. Aunque el precio reciente de aproximadamente 60 dólares el barril es muy alto según las pautas históricas, para Rusia, Venezuela e Irán la caída ha sido un desastre con pocas atenuantes ya que sus gobiernos basaron sus presupuestos respectivos en la ilusión de que en adelante seguiría aproximándose a los records nominales que se registraban antes de agosto pasado. En Rusia, el cambio ha sido dramático: el derrumbe del precio del petróleo, combinado con el temor ocasionado por la invasión de Georgia y, desde luego, la crisis financiera internacional, ha tenido un impacto fortísimo en los mercados rusos y amenaza con golpear con violencia a las decenas de millones de personas que viven al borde de la miseria, lo que pondría en apuros a un régimen que hace muy poco pareció creerse destinado a restaurar el imperio de los zares. En Venezuela, un país cuya economía depende casi por completo de la venta de un solo producto, el petróleo, Chávez se ve frente a un panorama electoral que lo ha alarmado tanto que ha llegado al extremo de amenazar con tomar medidas militares si la oposición gana en el Estado de Zulia, mientras que el régimen iraní, el que a pesar de los abultados ingresos petroleros ya resultaba incapaz de manejar la economía de tal modo que se redujera el desempleo masivo que le ha costado el apoyo incluso de muchos que aprueban el fanatismo religioso que es su característica más llamativa, se encuentra en una situación igualmente comprometida.

No hay comentarios: