Por Jorge Oviedo
Con el canje de préstamos garantizados a la banca local el gobierno del matrimonio Kirchner parece haber comprado suficiente tiempo como para no tener urgencias financieras hasta 2010, es decir, hasta después de las cruciales elecciones de octubre.

La economía real no deja de dar malas noticias. Las exportaciones han seguido deteriorándose y la baja de las importaciones muestra también la retracción de las inversiones. Menores compras externas de camiones, por ejemplo, es menor entrada de bienes de capital.
Sin embargo, entre los analistas creen que probablemente lo peor de la caída se concentre en el primer trimestre y que luego haya una moderación y una leve tendencia a la suba, en particular de materias primas, básicamente por un efecto de mejores precios. Así se pondría un piso a la caída, aunque no habrá mucho para festejar. Incluso con un crecimiento de 1 o 2% del PBI la sensación de frenazo será importantísima y en parte ya se está viviendo.
Ese escenario no contempla un fracaso de la cosecha de soja, lo que haría que la situación cambiaria y la de la economía real fueran notablemente peores que en los pronósticos antes mencionados. "De todas formas, desde que el Gobierno cambió la ley y puede utilizar las reservas del Banco Central para pagar deuda, no hay riesgo de cesación de pagos; si se hace -lo que por ahora parece totalmente innecesario-, habrá que ver cómo se afecta la confianza de los tenedores de pesos", dice otro hombre que sigue los números diariamente.
Las perspectivas de negocios no son halagüeñas. Parte de la mejora de precios de la soja no podrá aprovecharse por caída de la producción por la sequía. Y el Gobierno no deja de pelearse con el campo. Ni la emergencia ni la eliminación del pago de las cartas de porte se han instrumentado aún. Por ahora, sólo son anuncios
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