lunes, 26 de enero de 2009

SUDOR




Cuando el Parlamento inglés destituyó al Primer Ministro Chamberlain por su fracaso en la política de apaciguamiento, declaró la guerra y designó a Winston Churchil para dirigirla, éste expresó que solo
ofrecía al pueblo inglés, "sangre, sudor y lágrimas" y los ingleses aceptaron con coraje el desafío. Era un pueblo formado en conflictos, éxitos, derrotas, afán de superación y honor.
En Argentina, esas virtudes básicas existieron, fortalecidas por las corrientes inmigratorias formadas en lidiar para subsistir, contra abusos, y buscando vivir con esperanzas. Fueron pervertidas por sesenta años de gobiernos que prometían justicia social sin responsabilidades personales, la dádiva sin esfuerzo, la ficción que el Estado debía generar el bienestar general, y promovieron la cultura de la
corrupción en la función pública.
El resultado fue el estancamiento de Argentina como país de esperanza, y el empobrecimiento de la población en la comparación mundial.
Para sacar al pueblo argentino de su deterioro actual, sólo se le puede ofrecer sudor y responsabilidad personal. El porvenir será nuevamente brillante y es alcanzable. Concretarlo requiere tiempo y esfuerzo.
Míseros políticos, hoy culpan a terceros por la pobreza del país, y prometen mejorar a los pobres, rápido y sin esfuerzo. Son embusteros y delincuentes.

16/12/08
Dr. Marcelo Castro Corbat
segundarepublica@fibertel.com.ar

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