domingo, 13 de diciembre de 2009

LA HISTORIA SE REPITE


¿La historia se repite?


Muchos están abandonando el “barco que se hunde”, sin vergüenza ninguna y en algunos casos buscando excusas. Así vemos a empresarios, que hasta hace pocos meses acompañaban las políticas del gobierno, quejarse, ahora, de lo que consintieron durante años. Varios jueces parecen haber despertado de un largo letargo y activan causas molestas para el gobierno o sus aliados. Muchos políticos, en especial justicialistas, se animan ahora a criticar, con una dureza impensada hace sólo un año, a la Presidente, a su esposo y a sus políticas y planes. Hasta algunos funcionarios de rango menor, pero emblemáticos, se dan el lujo de renunciar, con excusas que no se creen ni ellos. Algunos gobernadores ya están tejiendo alianzas por fuera de sus compromisos de casi siete años de claudicante sumisión. Ni que hablar de varios dirigentes de sindicatos, que con el olfato que los caracteriza, ya han cambiado de bando y coquetean sectores de la “oposición”. En los próximos meses estos casos se multiplicarán. Ya hemos vivido situaciones similares en tiempos relativamente cercanos y la historia está plagada de tránsfugas y traidores. Nada nuevo bajo el sol.

Vale la pena, sin embargo, reflexionar sobre este suceso y sobre las reales posibilidades de que en esta instancia no se vuelvan a repetir errores que han costado mucho a los argentinos.

Un dato para medir el riesgo de tal repetición, es el mayúsculo descrédito del gobierno, sus aliados y sus acciones, que ha llegado niveles bajísimos y que presagia tiempos difíciles. El gobierno está en retirada y ello implica un desafío para la oposición, que estará en condiciones de asumir las responsabilidades de gobernar en 2011 y hasta entonces (pero también desde entonces) iniciar un círculo virtuoso, que ponga fin a la espiral negativa que ha llevado a nuestro país al enfrentamiento permanente, a la anomia y a la decadencia.

La crispación de la sociedad sólo podrá amenguarse si se proponen y sostienen en el tiempo políticas amigables entre la mayoría de los sectores.

Es tanto el desaguisado al que ha conducido la gestión del actual gobierno que se presenta una oportunidad formidable de inaugurar algo distinto y mejor.

La lógica perversa de dividir a la sociedad en buenos y malos, amigos y enemigos, tiene que cesar. Y para ello, ante todo, la oposición debe tener grandeza y admitir a todo aquel que se sume, de buena fe, al inicio de una nueva etapa. No será fácil, en primer lugar, por los despropósitos y las conductas depredadoras del oficialismo que han lastimado a muchos sectores que esperan vengarse de ello. En segundo lugar porque algún escarmiento hay que dar para que sirva como ejemplo. En ese sentido lo más saludable será que provenga de las mismas instituciones vejadas por los actuales gobernantes. Que hablen las leyes y callen los hombres. En tercer lugar porque muchos de los responsables del estado actual del país, fueron cómplices de ello y – como se dijo arriba – ahora se “arrepienten”. Habrá que “taparse la nariz” y acogerlos para que sean útiles en la nueva etapa que se avecina.

Luego, acordemos un puñado de políticas, respetando la Constitución y las leyes, en materia de seguridad, educación, relaciones exteriores, defensa, salud, justicia y dejemos que los argentinos trabajen y produzcan riqueza.

Evitemos pues, que la historia se repita y caigamos, nuevamente en un círculo vicioso. Para ello muchos tendremos que “mordernos los labios”, lo que siempre será menos doloroso que seguir en la decadencia.
Autor: Guillermo Lascano Quintana

No hay comentarios: