domingo, 13 de febrero de 2011

IZQUIERDA INSOLENTE




Por el Lic. Claudio Valdez

Así calificó un viejo político, hoy fallecido, al marxismo criollo que operaba desde hacía más de setenta años en La Argentina. Se refería al atrevimiento ofensivo e insultante mediante palabras y acciones realizadas desde entonces por esta facción política, empecinada en acceder a los Poderes del Estado de cualquier modo y a cualquier costo.

Este atrevimiento los condujo a empeñarse con insensatez en lucha guerrillera y ataques terroristas contra las fuerzas armadas de la nación. En esas instancias resultaron diezmados por las organizaciones constitucionales federales. Con posterioridad, por el accionar operacional de sucesivos gobiernos “de facto”, se llegó a “aniquilar” aquel delirio bélico insurreccional.

No obstante, las agresiones cometidas y anarquía provocada ocasionaron irreparable daño que hizo colapsar la capacidad y el poder político del gobierno electoral de la época, siendo finalmente reemplazado por el poder militar de sus propios pretorianos. Aquel trágico tiempo pasó y sobrevino la “democracia reparadora”, como entonces quiso ser entendida.

“Las madres” enseñaron a pegarle a las maestras y “los hijos” aprendieron a agredir a quienes se les ocurriera. La insolencia se trasladó a la sociedad toda mediante la intencionada propagación de machacones, repugnantes y estúpidos programas de opinión periodística. Así fue llegándose a lo que “incalificable como democracia” prefirió promocionarse como “progresismo”. De la “democracia” solo se empleó “su palabra” hasta el hartazgo, en búsqueda de justificar, racionalizar o alabar cualquier hecho que, más bien, podría haber sido interpretado como “medio” para el mantenimiento de una creciente “cleptocracia”.

Cierto es que, salvo el gobierno de La Alianza y su rejunta de inútiles dirigentes, todos sabían que en nuestro país “siempre se pudo” solucionar cualquier problema debido a sus abundantes recursos; sin omitirse en este cómputo la ingenuidad de la mayoría de sus ciudadanos. Y así sucedió, pronto se reorganizó una diligente “asociación” entre “vivillos” y “progres” que desde hacía dos décadas venían “negociado” sus posiciones y mutuos beneficios.

Para ellos el resultado fue coronado por el éxito al lograr neutralizar el orden político republicano, apoderarse de cuantiosos recursos del país para emplear a exclusiva discreción y conveniencia personal, como siempre, a costa de incrementar exponencialmente la desproporcionada deuda pública que deberán pagar las futuras generaciones de argentinos. ¡Todo viento en popa!; hacia la tempestad.

Esta “asociación” no ceja ni ante “el temporal que se avecina”. ¡Claro!, ya están embarcados e intentarán “capearlo” aún llevando la nave al naufragio. La consabida insolencia, ahora asociada al latrocinio institucional de incontinentes verbales necesita perpetuarse en el Estado; caso contrario pagarán muy caro sus disparates políticos y codicias personales.

Suponiendo como cierto aquello de que “juntos somos más” muchos entusiastas ilusos contraculturales festejaron los despropósitos, omitiendo prestar atención a la plegaria que clama madurez humana para “aceptar lo que no se puede cambiar, valor para cambiar lo que resulte posible y, sobre todo, sabiduría para poder diferenciarlo”.

La acción política inmediata deberá aprender a tener que aceptar lo que no se puede cambiar. El pueblo siempre lo supo; solo los insolentes dirigentes se esfuerzan por negarlo e intentan engañar a una ciudadanía que, por ahora, continúa soportando.

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