viernes, 3 de junio de 2011

4 DE JUNIO


AQUEL 4 DE JUNIO

Por el Lic. Claudio Valdez

El pueblo de la República Argentina escuchó una proclama que denunciaba: “Se han defraudado las esperanzas de los argentinos, adoptando como sistema la venalidad, el fraude, el peculado y la corrupción. Se ha llevado al pueblo al escepticismo y a la postración moral, desvinculándolo de la cosa pública, explotada en beneficio de siniestros personajes movidos por la más vil de las pasiones”.

Para remediarlo se proponía: “la honradez administrativa, la unión de todos los argentinos, el castigo de los culpables y la restitución al Estado de todos los bienes mal habidos. El sostenimiento de nuestras instituciones y nuestras leyes, persuadidos de que no son ellas, sino los hombres quienes han delinquido en su aplicación”.

Así, aquel 4 de junio de 1943 resultaría el inicio de una evolución política reclamada por las circunstancias. El devenir demostró que oportunistas e ineptos dirigentes, además de una indolente ciudadanía, carecían de la necesaria madurez para realizar el proyecto de “la comunidad organizada”. Por el contrario sí, en cambio, sabían usufructuar con avidez y dilapidar los tremendos esfuerzos y privaciones de sus propios antepasados.

Más de medio siglo ha pasado y percibimos que las nuevas generaciones fueron “condicionadas” para ignorar aquellos despropósitos, con el atenuante de que sus padres dilapidaron “patrimonios y capitales” existentes. Los pervertidos ciudadanos de hoy viven del “crédito público refinanciado”, con el agravante de que es transferible a las futuras generaciones. Solo por cuestiones de presuntos “derechos humanos” resultan eximidos de responder por estas “frustraciones” muchos miserables extranjeros limítrofes, que por perversión del oficialismo gobernante resultan “protegidos” y manipulados en detrimento de los legítimos ciudadanos argentinos.

Si bien el tiempo demostró que los propósitos institucionales de aquel 4 de junio no pudieron ser concretados, debería ser firme voluntad de la ciudadanía exterminar las causas que lo impidieron. Los desaciertos “bajo el liderazgo de Perón, a pesar de Perón, e incluso sin Perón” deberían ser alertada experiencia para el presente.

Aquel Coronel propiciaba “justicia social” y evocando aquella gesta en su postrer gobierno señaló: “con el alma llena de espíritu patriótico y sin mezquindades de ninguna especie, aquellos revolucionarios del año 1943 lanzamos una proclama, que yo mismo escribía la noche anterior”.

Increíblemente poco ha cambiado en el siglo XXI, la postración moral y la corrupción política son constantes que desintegran la sociedad: el entonces Coronel lo supo desde aquel 4 de junio.

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