Néstor, el “Cavernícola”
A Kirchner le dicen “El Cavernícola”. Cuando se pregunta “¿Por qué?” la respuesta es que “cuando lo vas a ver a Olivos o Puerto Madero, sale de la cueva, te pega un palazo en la cabeza, y se vuelve a esconder”.
Un ministro de la Nación le puso ese apodo en una ocurrencia tragicómica. Los vaivenes en el ánimo del ex presidente que terminan en insultos y gritos a sus colaboradores.
Quienes frecuentan a Néstor Kirchner comentan que al ex presidente no le está sentando nada bien, su alejamiento de la cabeza del gobierno.
"Los primeros dos meses más o menos se la aguantó, pero ya ahora ya no se aguanta ni él, está intratable y perdió todo prurito por no opacar a su esposa, la frenética agenda del Pj es una muestra", explicó un dirigente peronista que frecuenta la sede de Matheu.
Ese mal humor que invade por estas horas al ex presidente le valió de un apodo, propiedad intelectual de uno de los ministros de más confianza y de mayor poder. A Kirchner le dicen “El Cavernícola”. Cuando se pregunta “¿Por qué?” la respuesta es que “cuando lo vas a ver a Olivos o Puerto Madero, sale de la cueva, te pega un palazo en la cabeza, y se vuelve a esconder”.
Aunque esto suene socarrón a primera vista, muestra a las claras la crisis personal que atraviesa Kirchner, inestable y con brotes de furia que sus adeptos no logran acostumbrarse a manejar. Lo que afirman es que está “enajenado” con el conflicto agrario y que sus oscilaciones de ánimo son cada vez más marcadas.
Según contaron, “tiene momentos en que quiere romper todo, cortar el diálogo con las entidades o salir a destruir a los medios”.
Uno de esos picos se habría dado en la última reunión que el gobierno mantuvo con la Mesa de Enlace. En pleno encuentro, sonó el celular del jefe de Gabinete, Alberto Fernández, y del otro lado de la línea, Kirchner enojado lo habría insultado fuertemente mientras le decía “¿Qué hacés ahí con esos tipos todavía? Andate ya mismo”.
En otros momentos, cuando baja, le pide a sus colaboradores “informes de la realidad”. “Quiere saber como está todo, sin basarse en lo que informan los medios”, explicó la fuente.
Quienes lo frecuentan comentan que en esos momentos "Kirchner lee los informes y se pone más reflexivo. Pero al otro día lo ves y está enloquecido de nuevo. Ya dos senadores kirchneristas fueron víctimas de sus ataques de broca, es casi imposible hablarle", agregaron las fuentes.
Asimismo, comentan que por estas horas suele percibir extrañas “conspiraciones”. Cada vez que algún funcionario o legislador se le acerca y le comenta algo sobre el campo o simplemente suelta la leve idea de “bajar un cambio” o “conciliar la relación” se transforma en una víctima de los ataques K. “¿Con quién estás hablando? ¿Quién te llenó la cabeza?”, comentan que es la reacción inmediata del ex presidente.
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