http://www.newpolitic.com.ar/layouts/home_news_display.jsp?id=8330 .
por Carlos Mira.
No hay caso. No entienden. O no quieren entender.
El viernes hablábamos aquí de la "Gran Estafa" nacional perpetrada contra los jubilados de todas las épocas en la Argentina.
El robo liso y llano que se perfeccionó contra las antiguas cajas de jubilaciones, luego contra el régimen implementado durante la dictadura de Onganía y, durante la crisis de fin de siglo XX, contra los fondos privados de las AFJPs a las que se obligó, poco menos que a punta de pistola, a comprar bonos de deuda de la Argentina que al poco tiempo el país declaró en default.
Ahora, como si no les alcanzara, y subiéndose al banquito redentor de querer paliar los efectos de la crisis financiera en los portafolios de los afilados a las AFJP, dicen que quieren implementar cambios profundos en el sistema "para preservar la situación de los jubilados ante el impacto negativo que tuvo la crisis sobre la rentabilidad de las AFJP".
Esta es la trascripción de la noticia tal cual se viene analizando en el gobierno. En primer lugar la rentabilidad de las AFJPs como empresas particulares es una cuestión que debe atañer a ellas de modo privado y no al Estado. Si erróneamente por "rentabilidad de las AFJPs" se entiende en realidad los rendimientos de los fondos particulares administrados por ellas, instrumentar una ingeniería de intervención estatal sobre el negocio, probablemente sea para empeorar las cosas o para enmascarar otro afano.
Los horizontes de los rendimientos de las inversiones que manejan las AFJPs no pueden medirse en tiempos coyunturales que se cuenten por semanas o meses. La rentabilidad de esos fondos debe analizarse a la luz de lo que es una vida útil de trabajo, digamos 30 o 40 años. Además, las administradoras deberían tener la posibilidad legal (hoy completamente restringida) de invertir en un menú de opciones mucho más amplio de aquel en el que las encasilla la ley argentina. En lo ideal las administradoras deberían poder diseñar junto con el beneficiario un plan de inversiones a lo largo del tiempo de acuerdo a las preferencias del interesado, sean están más arriesgadas o más conservadoras.
El radio de acción de las AFJPs en el país ya es de por sí muy limitado y lleno de prohibiciones. Para el beneficiario el hecho de ahorrar para su vejez tiene todos los condimentos más de un trámite que de un diseño de futuro, con la asesoría de un experto. Con su manera de implementar el sistema de capitalización, la Argentina se las arregló para privar de toda la frescura de la agilidad privada al mecanismo y, al revés, contagiarlo de toda la pesadez de la burocracia pública que transforma en un paquidermo a todo lo que toca.
Ahora nuestros genios que todo lo saben y --según la presidente-- necesitan sólo de un par de semanas para convertirse en "expertos" prácticamente de todo, se preparan para salir en la defensa de los fondos de los jubilados. A la luz de la experiencia que muestra con claridad cómo les fue a los viejos cada vez que el Estado se ocupó de ellos, no hay otra que decir ¡pobres jubilados, el Estado acude en su ayuda!
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