lunes, 20 de octubre de 2008

ENANISMO

¿Padece Argentina de enanismo exportador?.
http://www.elenfiteuta.com/nota.asp?idnota=4331 .

Pese a la salida del uno a uno en 2002 y al "tipo de cambio competitivo" desde 2003, las exportaciones del país siguen estancadas. En el ranking mundial ocupa el mismo lugar que en 1997.

A pesar del incremento exportador producido desde la devaluación de 2002, y con el sostenimiento de un "tipo de cambio competitivo" en torno a los 3 pesos por dólar desde el inicio de la era K en 2003, las ventas al mundo de las mercancías nacionales están tan estancadas como hace una década.

En los últimos datos de la Organización Mundial de Comercio (OMC) publicados este año, pero correspondientes al comercio mundial 2007, la participación de la Argentina en la torta exportadora global asciende a 0,402%, un porcentaje todavía menor al 0,483% que registraba en 1997. "¿Cómo es esto?" se preguntarán los lectores de El Enfiteuta.

Curiosamente entre 1997 y 2007 las exportaciones a valores corrientes de la Argentina pasaron de 26.430 a 55.800 millones de dólares, hecho que marca un crecimiento en las ventas externas en torno al 112% medido entre puntas.

Ese aumento se explica principalmente a partir de 2003. En el periodo 1997 a 2002, el promedio anual de las exportaciones de la Argentina fue de 25.800 millones de dólares.
Entre 2003 y 2007, en cambio, el promedio de las exportaciones ascendió a 41.430 millones de dólares, "la devaluación, obvio", se dirá.

Sin embargo, el salto que se generó a raíz del "tipo de cambio competitivo", no se reflejó en una mayor participación de la Argentina en las ventas externas globales, y para ser estrictos, incluso disminuyó en torno a un 16% respecto de lo que ostentaba en 1997.

De este modo la Argentina sigue figurando por debajo de los 40 países que más exportan en el mundo según el ranking de la OMC, con una participación que gira en torno al 0,4%, pero desde hace décadas.
Países como Chile, Nigeria, Kuwait, Argelia, son algunos de los que dejaron atrás a la Argentina en el ranking mundial hace muy pocos años.

Hasta 2004, esos cuatro países exportaban menos que el nuestro, y en algunos casos las ventas argentinas se ubicaban en torno a un 45% más que las exportaciones de esas naciones.
Pero a partir de 2005, con "tipo de cambio competitivo" incluido, la situación se revirtió y mientras la Argentina se quedó pedaleando en una bicicleta fija vio pasar de largo a varios países.

Chile viene a ser el ejemplo más próximo. El país trasandino pasó de exportar en 1999 15.600 millones de dólares a unos 68.000 millones en 2007.
En esos años las exportaciones de nuestro vecino se incrementaron en un 335%, cuando en el mismo lapso la Argentina también aumentó sus exportaciones pero en un 140%.

Ese mismo año, 1999, Chile ocupaba el puesto número 44 en el ranking exportador de la OMC y concentraba el 0,3% de las exportaciones mundiales, mientras tanto la Argentina era el número 41, con el 0,4% del total.

Ocho años más tarde en 2007, nuestros vecinos saltaron al puesto número 36, y pasaron a concentrar el 0,5% de las exportaciones mundiales.
Argentina mantuvo en cambio la participación del 0,4 y se ubica aún en el ranking por debajo de los 40 primeros países.

Brasil, otro ejemplo regional que devaluó su moneda en 1999. Este país pasó del puesto número 28 en aquel año al número 23 en 2007. Los mayores socios del Mercosur, tuvieron altibajos en esos ocho años con avances y retrocesos, pero luego de muchos años de participar con el 1% de las exportaciones totales, lograron trepar al 1,2% mundial.

Entre 1999 y 2007 las exportaciones brasileñas crecieron 235% y pasaron de 48 a 161 mil millones de dólares.
Los lectores de El Enfiteuta objetarán que las exportaciones de la Argentina crecieron en realidad de manera sostenida a partir de 2003, gracias a un modelo que garantiza "el tipo de cambio competitivo".

La observación es válida, y hasta correcta, entre 2003 y 2007 las exportaciones argentinas crecieron un 90%.
Pero tan cierto como eso es que en el mismo lapso las exportaciones de Brasil crecieron un 120%, las de Chile un 223%, e incluso las de Venezuela, país que aumentó sus exportaciones en un 191% y pegó un saltó en el ranking mundial exportador del puesto número 44 en 2003 al 35 en 2007.

Los datos indican al fin de cuentas que "el tipo de cambio competitivo" puede ser una condición necesaria para mejorar la balanza comercial, pero también sugieren que no es una condición suficiente para vender más productos al mundo. En todo caso hace falta algo más cuya ausencia las estadísticas globales reflejan.

Tampoco resulta una excusa el superávit comercial, necesario del modelo, para esta suerte de "enanismo" que muestra el crecimiento de las exportaciones aún con un 90% de incremento en el lapso 2003/2007.

En el mismo periodo la velocidad de aumento de las importaciones argentinas fue del 222%, hecho que permite preguntarse hasta cuándo se sostiene el superávit de la balanza comercial aún con "tipo de cambio competitivo" y sin modificar la matriz exportadora.

Lamentablemente para Brasil el tipo de cambio del real entre 2003 y 2007 se fue revaluando por el ingreso de capitales. Pero aún con esa apreciación cambiaria sus importaciones crecieron 150% entre 2003 y 2007, y ese aumento fue bastante menor que las registradas en nuestro país "escudado" por un "tipo de cambio competitivo".

En 2007 el superávit comercial de Brasil y otras naciones que también carecen de "tipo de cambio competitivo", pero que a esta altura hay que creer que deben ostentar otras virtudes, duplicó --como mínimo-- los ingresos netos de la Argentina.

Por caso, Brasil registró el año pasado un superávit de 34 mil millones de dólares, el de Chile llegó a 22 mil millones, y el de Venezuela fue de 20 mil millones, siempre siguiendo las estadísticas de la OMC, para la Argentina en cambio el saldo fue de 11 mil millones de dólares.

Después de casi 5 años de modelo de "tipo de cambio competitivo", no parece haber habido cambios significativos a pesar de las asombrosas tasas de crecimiento que primera vista encandilan, pero que puestas en la perspectiva global, pierden su brillo.

La estructura productiva nacional se muestra ahora tan poco eficiente como hace una década y nuevamente mal parada frente a la competitividad mundial de nuestros vecinos y socios comerciales, cuyos gobiernos han comenzado a devaluar sus monedas.

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