sábado, 3 de enero de 2009

BOKA DE LA SUPUESTA ABUELA

Política y Desarrollo - 03-Ene-09
http://www.politicaydesarrollo.com.ar/nota_completa.php?id=8268

Abuelita, ¡que boca grande que tienes!

Es posible que la señora Enriqueta Estela Barnes de Carlotto se sienta unequivalente vernáculo de María, que fue madre de Jesús sin dejar de ser virgen.Ella sería abuela sin que ninguno de sus descendientes haya dado a luz.O sea que se trataría de algo así como de una inmaculada concepción.

por Roberto Subirana

Así exclamaba, asombrada, Caperucita Roja frente al lobo, disfrazado con las ropas de la abuela de la niña, en el siempre vigente cuento de los hermanos Jacob y Wilhelm Grimm.

Pero, esta misma exclamación podríamos hacerla -y, de hecho, bastantes veces la hacemos- muchos de nosotros, aun sin usar una caperuza roja.


LA ÚLTIMA NOTICIA

La última noticia que hemos recibido los argentinos da cuenta del "hallazgo" de la "nieta nº 96" que reivindican las más ínclitas integrantes de la asociación civil "Abuelas de Plaza de Mayo". Por supuesto que esta reivindicación cuenta con la complacencia, conveniencia y/o "distracción" de la mayor parte de los medios de comunicación comerciales vernáculos.

Sobre esto me permito hacer algunas observaciones objetivas. En primer lugar, la aparecida es, ante todo, la hija de una pareja de combatientes subversivos. Segundo: no fue encontrada por las Abuelas sino que, entrada holgadamente en su mayoría de edad, por comentarios e hipótesis de sus padres adoptivos, ella comenzó a investigar la verdadera identidad de sus progenitores, hasta descubrirla. Es cierto que, con algunos datos en su poder, recurrió a las Abuelas cuya organización -con más recursos y contactos- pudo completar la investigación.

Tal vez haya sido por ese motivo que, al anunciarse la noticia, no pudieron ocultarse ciertos detalles, que seguidamente expongo.


LA HISTORIA DE LA JOVEN VALENZUELA

La joven reaparecida es hija de Edgar Tulio Valenzuela y de Raquel Carolina Negro. Valenzuela fue comandante de la organización Montoneros, en la que también militaba su compañera, Raquel Negro.

Valenzuela, Negro y Sebastián, un hijo de corta edad de la mujer, nacido de una unión anterior, fueron detenidos el 2 de enero de 1978, en la ciudad de Mar del Plata, por efectivos del II Cuerpo de Ejército, que por entonces comandaba el general de división Leopoldo Fortunato Galtieri. En ese momento Raquel Negro tenía un embarazo de siete meses. Los tres fueron trasladados a la ciudad de Rosario, provincia de Santa Fe, y alojados en el lugar de reunión de detenidos (LRD) conocido como Quinta de Funes.

Se descuenta que allí Valenzuela fue sometido a torturas y que, debido a ello, se quebró y aceptó colaborar con las autoridades para tender una trampa a Mario Eduardo Firmenich y otros integrantes de la cúpula de Montoneros, que habían huido a México. La operación, que debía realizarse en forma clandestina, había sido planeada por Galtieri y bautizada como "operación México". Edgar Valenzuela viajó a México acompañado por varios militares que debían llevar a cabo las acciones; ingresó a aquel país con visa de turista y, por lo que parece, sus custodios le permitieron moverse libremente como tal.

En tales circunstancias, la movediza lealtad de Valenzuela lo indujo a presentarse ante la prensa mexicana denunciando las intenciones de los militares argentinos, los que fueron detenidos, interrogados y devueltos a nuestro país. Valenzuela aprovechó para huir.

Considerando que la operación había sido planificada y organizada por Galtieri, el desarrollo y resultado de la misma no debe extrañarnos. Desde el nombre adoptado (¿Quién habría podido pensar que la "operación México" iba a desarrollarse en el país en el que habían buscado refugio Firmenich y otros jefes montoneros?) hasta la bonhomía de los militares[i]que viajaron allá al permitir a Valenzuela moverse libremente, no hace sino confirmar la lucidez de Galtieri, nuevamente puesta en evidencia en 1982, con la recuperación de las islas Malvinas. Por su parte, Valenzuela demostró su elevada capacidad de traicionar a quien fuese, si ello favorecía sus intereses personales [ll].

Llegado el momento del parto, Raquel Negro fue trasladada a la ciudad de Paraná e internada en un Hospital militar, como sobrina del general Galtieri. En esas circunstancias, se produjo un parto doble, aunque una de las criaturas nació muerta. Raquel Negro no regresó con vida a Funes. Se ignora si su deceso se produjo como consecuencia del parto o si fue asesinada. Esta última alternativa, si bien posible, no resulta muy clara. ¿Si la intención inicial era la de asesinar a Raquel Negro para qué se tomaron el trabajo de trasladarla a otra provincia, internarla en un hospital militar y nada menos que haciéndola pasar por sobrina del entonces jefe del II Cuerpo de Ejército?

La única criatura que sobrevivió al parte, una niña, fue entregada, en 1978, por los militares en un convento. Posteriormente, la niña fue dada en adopción legal a un matrimonio que no tenía vinculación alguna con las autoridades ni conocimiento de la identidad de los padres genéticos de la misma.

Es obvio que los militares que cumplieron ese trámite no tuvieron ninguna consideración, a futuro, con el libreto que utilizarían las Abuelas de Plaza de Mayo (y sus ad lateres) en cuanto a la "probada" (según aseguran las señoras, aunque nunca se haya encontrado elemento fehaciente que lo demuestre) existencia de un plan sistemático de apropiación de bebés.

Al margen de lo anterior, actualmente existe una causa abierta en la justicia de la ciudad de Paraná en la que el principal imputado es el ex general Juan Carlos Trimarco, que sucedió a Galtieri en la Jefatura del II Cuerpo de Ejército.

Las acusaciones básicas son las de violaciones a los derechos humanos. ¡y apropiación ilegal y sistemática de bebés! (O, dicho en términos más exactos, sustitución ilegal de identidad).


FAMOSO PLAN. QUE NO APARECE

A falta de pruebas fehacientes que demuestren lo contrario, el tan famoso plan sistemático de apropiación de menores parece existir sólo en la mente y en el material propagandístico de las Abuelas de Plaza de Mayo y de otras organizaciones y/u organismos pseudo defensores de los Derechos Humanos. Entendamos que mis palabras no reflejan una opinión arbitraria y/o tendenciosa de mi parte. Me ajusto al principio jurídico que sostiene que "lo que no figura en el expediente (causa judicial) no existe" y, hasta el momento, a pesar de los numerosos juicios en los que se ha imputado a los acusados actuar dentro de ese plan sistemático, nunca se ha podido hallar la menor evidencia documental valedera de ello. Considerando que, en materia de directivas organizativas u operativas los militares son excesiva y hasta enfermizamente minuciosos, no puede dejar de extrañar que, en no menos de 25 años no se haya podido hallar nada que pruebe la existencia del aludido plan sistemático.

Es más. Posiblemente por una gafe, cuando la propia organización Abuelas de Plaza de Mayo publicaron un pequeño librito (algunos de cuyos ejemplares aún se pueden ver, descoloridos, en puestos de diarios y revistas de la zona céntrica) titulado "Niños desaparecidos, jóvenes localizados en la Argentina desde 1976 a 1999" (edición de diciembre de 1999), en el que detallaban los "66 hallazgos producidos hasta ese momento", las señoras admitieron que, sin evidencia alguna, dedujeron la existencia del plan y que, en orden a ello, estimaron que la cifra de apropiaciones rondaba los 500 casos. ¿Fértil imaginación y metodología propagandística? Tal vez por aquello de que "los extremos se tocan" estas señoras (y buena parte de la zurda vernácula, que nada tiene que ver con la izquierda democrática) han adoptado la doctrina sostenida por Joseph Paul Goebbels, que fuera ministro de Propaganda e Información de Hitler, que se centraba en el principio de que "Una mentira repetida mil veces termina siendo aceptada como verdad"[III]. Así, muchos desprevenidos, inocentes o desentendidos semejantes dan por "verdades indiscutibles" la existencia de "30.000 desaparecidos" y del "plan sistemático de apropiación de menores".

Lo que no deja de ser curioso -y que surge del mismo libro mencionado- es que, de aquellos 66 casos, 29 son niños devueltos por las fuerzas legales a sus familiares o entregados a la Justicia de Menores; 6 son casos de niños apropiados ilegalmente por otros integrantes de las bandas terroristas o vecinos (en este caso hay "robo" pero cometido por los terroristas o terceros); 11 son niños desamparados que estuvieron incomunicados como producto de situaciones anormales por causas totalmente ajenas a la guerra civil (tampoco existe "robo"); 6 corresponden a cuerpos NN identificados de mujeres embarazadas al morir en tiroteos en donde obviamente tampoco hay "robo" ni "recuperación" (y parece ser que afortunadamente y contrariando su ideología, en este ítem las "abuelas" se muestran a favor de considerar a la persona desde el momento de su concepción); 2 corresponden al caso de niños accidentalmente muertos en un mismo tiroteo o enfrentamiento de sus padres y otros guerrilleros con las fuerzas legales (tampoco hay "robo" ni "recuperación" ; estas muertes dependieron de la actitud de los padres que se lanzaron al enfrentamiento sin que se tenga conocimiento de que intentaran salvaguardar antes la vida e integridad de sus hijos) y 12 casos más, que son los únicos episodios puntuales de niños comprobadamente apropiados de modo ilegal (de los cuales en solo dos de ellos hubo repudiable participación de algún miembro de las Fuerzas Armadas y/o de Seguridad). No obstante el precedente detalle, las Abuelas reivindicaron -en aquel entonces- la cifra de 66 como descubrimientos y recuperación debido a sus gestiones. Nada permite suponer que, desde aquel momento hasta el presente, el criterio de las Abuelas haya cambiado para ajustarse a la simple y elemental verdad. Lo cual, no deja de ser una pena porque, con estas ficciones, están degradando en parte la positiva acción que realizan en orden a la recuperación de las verdaderas identidades de aquellos niños.

De cualquier forma, tomando las cifras al momento de la publicación del librito de marras, dos casos frente a 227 devoluciones a familiares o puestos a disposición de la Justicia de Menores servirían para demostrar la inexistencia de tan mentado plan sistemático que se pone sobre el tapete una y otra vez.

No obstante, hay otra alternativa y es la de demostrar esa inexistencia por el camino inverso. Suponiendo que el plan haya existido y que los casos llegasen a 500 ¿Por qué cada ex militar, militar, ex miembro de las Fuerzas de Seguridad o aun miembro de esas Fuerzas no ha sido juzgado por su complicidad en las 500 (supuestas) apropiaciones ilegales? Si formaron parte de ese plan y acataron sus directivas ¿No debe considerárselos co-autores de los 500 casos? O, en resguardo de las debidas garantías, al menos imputarlos en los 96 casos conocidos hasta la fecha.

Pero hay otro elemento más, inexcusable y exento de toda duda o sospecha.

En 1985, en ocasión de lo que se conoce como el Juicio a las Juntas (militares), el Tribunal, respecto del aludido plan sistemático de apropiación de menores determinó: "Como se viera, del catálogo de delitos que el Tribunal consideró integraban el sistema, se han excluido: la sustracción de menores, la extorsión, el plagio y la usurpación. Ello implica la no atribuibilidad de tales ilícitos".

Sin embargo, en orden a un análisis profundo, nos podríamos preguntar el motivo o razón por la que, en una notoria mayoría (29 casos) los menores fueron entregados a la Justicia o a sus familiares mientras que no lo fueron en la totalidad. Debemos tener presente que, precisamente por las características de su accionar, los militantes subversivos solían utilizar documentos de identidad falsificados además de cambiar con mucha frecuencia de domicilio (barrio, ciudad, provincia) y, asimismo, evitaban en lo posible todo contacto con sus familiares (no involucrados en la actividad subversiva) para dificultar a las autoridades la posibilidad de rastrearlos a través de esos familiares.

Además, por documentación y/o declaraciones de los propios subversivos, se sabe que ellos preferían hacerse cargo de los hijos de sus compañeros capturados o muertes en enfrentamientos para educarlos dentro de su ideología, formando futuros militantes-combatientes. Por lo tanto, no siempre era posible localizar a los familiares -especialmente de los abatidos- lo que determinaba a las autoridades a poner a los menores hallados en los procedimientos a disposición de los jueces pertinentes.


DESIGUALDADES ENTRE IGUALES

No es que yo lo suponga; lo dice nuestra Constitución Nacional: todos somos iguales. Pero, en el terreno de las realidades, parece que hay algunos que son más iguales que otros.

Graciela tiene hoy 47 años. Cuando creció pudo saber que: después de su nacimiento, estuvo nueve meses con su madre; que su madre era pelirroja; que la partera que la atendió al nacer Graciela la llamaba "polaca"; que, luego de su nacimiento, el certificado original, legal, fue cambiado por otro en el que se había modificado el nombre de la nacida, la fecha y el lugar del nacimiento. Graciela lleva varios años recorriendo despachos de funcionarios de diferentes organismos oficiales y de legisladores. Pero sin resultados. Nadie sabe, puede o quiere hacer nada para que Graciela pueda encontrar a su madre. Para que pueda recuperar su identidad. Graciela también pidió ayuda a las Madres y a las Abuelas de Plaza de Mayo. Su pedido fue rechazado. No se ajusta al perfil de tareas que realizan en esos organismos.

No deja de ser extraño que en un país donde tantos aportes, subsidios y recursos se han destinado y se destinan a ayudar a recuperar la identidad a tantos hijos de desaparecidos nadie pueda hacer nada no sólo por Graciela -que necesita encontrar a su madre- sino por la hija de Graciela, que sabe que tiene una abuela. pero de la que no puede recibir afecto, a la que no ha podido pedirle que le cuente un cuento.

Claro está que aquella "polaca" no formó parte de ninguna célula subversiva ni desapareció a causa de una acción de combate ni en manos de represores, por lo tanto, los derechos de su descendiente parecerían no tener la misma entidad que la de un familiar de un militante del ERP, de Montoneros u organización ilegal similar. La polaca no fue una subversiva; sólo fue una pobre mujer.


LA NONNA INMACOLATTA

La señora Enriqueta Estela Barnes de Carlotto tuvo dos hijas, ambas militantes de la organización Montoneros. Una de ellas, la menor, llamada Susana, murió en un enfrentamiento armado. La otra, Laura Estela, formó pareja con Jorge Falcone, oficial montonero y mano derecha de Mario Eduardo Firmenich [IV], y fue capturada por las autoridades.

Laura Estela fue detenida a fines de 1977. Su madre denunció su desaparición sin mencionar que estuviera embarazada en ese momento. Esto consta en el legajo 2085 abierto ante la Comisión Nacional por la Desaparición de Personas (CONADEP).

El último contacto que la señora de Carlotto tuvo con su hija Laura Estela se produjo el 16 de noviembre de 1977 mediante una llamada telefónica que Laura le hizo a la madre, a la Escuela nº 43, donde se desempeñaba ésta. El sistema era que Laura le hacía llegar una carta, fechada anticipadamente, lo cual era la clave para avisarle qué día la llamaría por teléfono. La carta en cuestión tenía fecha del 16/11/77.

Debido a la amistad de Carlotto con Marta Bignone, [V], a través de ella logró una entrevista, a fines de 1977, con el general Bignone (por entonces secretario general del Ejército) ante quien admitió que conocía la militancia en Montoneros de sus dos hijas pero que no había ido a verlo por eso sino porque su esposo "no había regresado a su casa y, aparentemente, había sido detenido en un procedimiento, en La Plata". Bignone se comprometió a averiguar el caso pero su intervención no fue necesaria. El señor Carlotto había sido detenido por error y, pocas horas después, fue dejado en libertad.

Curiosamente la señora de Carlotto omite sistemáticamente mencionar este encuentro con Bignone. Sí alude a otro (supuesto, no confirmado) muy posterior, en el que dice haberle solicitado la entrega del cuerpo de Laura Estela.

Entre fines de noviembre y principios de diciembre de 1977 la señora de Carlotto denuncia la desaparición de su hija Laura Estela (alias Rita). Según las investigaciones realizadas por el juez Bagnasco, la detención de Laura se habría producido alrededor del 26 de noviembre de 1977. ¿Le avisó alguien a la señora de Carlotto de esta circunstancia? El punto nunca fue aclarado.

En el legajo 2085 de la CONADEP la señora de Carlotto señala que ". en abril de 1978, en forma anónima fue informada del embarazo de su hija Laura; que al parto se produciría en junio de 1978 y que había resuelto bautizarlo con el nombre de Guido". Sin embargo, en uno de los llamados Juicios por la Verdad, el 17 de marzo de 1984, la señora de Carlotto declara que ". en abril de 1978, se acercó hasta la fábrica (propiedad de su esposo) una vecina de apellido Campos, que había compartido con Laura el secuestro y que ésta le había pedido que fuera a verlo al papá; que le dijera que estaba bien y que estaba esperando un bebé, que nacería en junio". ¿No es que el dato le había llegado en forma anónima? En esa misma declaración la señora de Carlotto indica que ". yo ya estaba trabajando, incorporada a las Abuelas de Plaza de Mayo, ya fundadora, desde octubre de 1977".

Para ahorrarle el trabajo de sacar cuentas, estimado lector, se lo aclaro ya: la señora de Carlotto, conforme a sus propias declaraciones, se incorporó a la asociación Abuelas de Plaza de Mayo aproximadamente un mes antes de la detención de su hija Laura Estela y alrededor de un año antes de enterarse del (hipotético) embarazo de la misma.

¿Qué sustento tiene, entonces, el embarazo de Laura Estela? Hipotéticamente en dos versiones. Una, de un tal Vaello, (supuesto militante de la Concertación Nacional Universitaria- CNU) que dijo que el bebé había sido entregado a un médico, del que dio el nombre, demás datos y hasta el domicilio. Vaello nunca ratificó esto ante una instancia judicial; el juez Bagnasco no lo registró en la causa. La segunda versión corresponde a la brindada por Alcira Ríos y su esposo, Luis Córdoba. Ambos señalaron que habían llegado al lugar en que estaba detenida Laura Estela Carlotto un mes después de producido el supuesto parto y que Laura les había contado que ". había tenido un bebé poco antes; que había sido detenida en octubre de 1977". Por lo tanto, ni Ríos ni Córdoba la vieron embarazada ni estuvieron allí cuando debió haberse producido el nacimiento. Por otra parte, la fecha en que, según ellos, Laura dijo haber sido detenida es errónea y cabe suponer que Laura, quizás no pudiese precisar el día exacto, pero no podía ignorar que, hasta mediados de noviembre (exactamente hasta el 16/11/77 por lo menos), había estado en libertad.

El cadáver de Laura Estela le fue entregado a la señora de Carlotto en agosto de 1978. Según su propia declaración "La entrega fue algo inusual. Lo hicieron el mismo día de su muerte". No obstante, en la misma declaración, la señora de Carlotto asegura que "Yo vi a Laura. Vi los huesitos de Laura. Por los huesitos de la pelvis vi que había sido mamá". No hay constancia (ni declaración alguna de parte de la señora de Carlotto) que en ese momento haya solicitado (y obtenido) la autopsia del cuerpo de Laura Estela. ¿Cómo explica que vio "los huesitos" de su hija; que "por los huesitos de la pelvis" supo que había sido madre? ¿Le hizo tomar alguna placa radiográfica acaso? Sin pretender entrar en truculencias, ¿puede alguien ver "los huesitos" de un cadáver fallecido en el mismo día? Lo cierto es que sí hubo una autopsia, pero realizada mucho tiempo después, ordenada por el juez Ortel y llevada a cabo por un científico norteamericano muy prestigioso, Clyde Snow, acompañado por estudiantes de antropología argentinos. El resultado de la misma indicó que no se pudo comprobar la existencia de un embarazo ni de parto.

En consecuencia, es posible que la señora Enriqueta Estela Barnes de Carlotto se sienta un equivalente vernáculo de María, que fue madre de Jesús sin dejar de ser virgen. Ella sería abuela sin que ninguno de sus descendientes haya dado a luz. O sea que se trataría de algo así como de una inmaculada concepción.

Buenos Aires, enero 3 de 2009.-

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[i] Acompañando -más que custodiando, por lo que puedo verse- a Valenzuela iban tres militares (con grados de tenientes) y un civil del área de Inteligencia del Ejército. Uno de los jóvenes oficiales también pertenecía a la Inteligencia de la Fuerza, concretamente al Batallón 321.
[ll] Valenzuela murió en la Argentina, años más tarde, en los enfrentamientos producidos con motivo de la fracasada "operación retorno" en la que los militantes-combatientes montoneros que habían huido del país intentaron regresar al mismo para retomar la lucha. Debido a la traición de miembros de la cúpula de esa organización, las autoridades argentinas estaban aguardando a los montoneros en los distintos lugares por los que habían previsto reingresar a la Argentina. En los combates murió la mayor parte de los montoneros que intentaban retornar.
[III] Erróneamente esta afirmación pasó, mal interpretada, como "Miente, miente, miente que algo quedará", frase que no se ajusta a la realidad, inclusive expuesta en escritos ológrafos del propio Goebbels.
[IV] Jorge es hermano de María Claudia Falcone, una de las participantes en la llamada "Noche de los lápices", hecho ocurrido en la ciudad de La Plata y que, como cabía esperar, es habitualmente presentado como una "masacre de inocentes estudiantes secundarios que reclamaban la habilitación de un boleto estudiantil para el transporte automotor de aquella ciudad". Algún día me permitiré reproducir las indignadas palabras de Jorge Falcone negando de plano que su hermana haya sido una inocente estudiante. Por el contrario, con el orgullo de verdadero y convicto militante, explicó claramente que su hermana era combatiente montonera, que estaba a cargo de la guarda y provisión de armas a sus compañeros y que, siguiendo órdenes de sus superiores, con otros compañeros organizaron la protesta descontando que la misma no sería demasiado seriamente reprimida. Se afirma que el único sobreviviente fue Pablo Díaz (que lideraba el grupo), lo cual es totalmente falso. También sobrevivieron Emilce Moler, Gustavo Calotti (que sigue radicado en Francia) y otra mujer cuyo nombre aún no he podido obtener. ¿Por qué en cuanto acto se realiza para recordar ese hecho -inclusive en el film- sólo se menciona a Pablo Díaz? ¿Será porque es el único que aceptó sumarse a la acción propagandística de la zurda? ¿Por qué habrá sido que, a poco de ser detenido, él, precisamente que figuraba como líder del grupo, fue liberado por las autoridades mientras que Moler pasó más de un año y medio en la cárcel de Villa Devoto y, al ser liberada, le exigieron que no siguiese viviendo en La Plata? En síntesis, Jorge Falcone reivindica la militancia activa de su hermana de cuya condición de combatiente activa y de primera línea se enorgullece.
[V] Ambas formaban parte de la Junta de Calificación Docente de las escuelas Laines, de la provincia de Buenos Aires. Es más, a mediados de los ´70, en una reunión con motivo del cumpleaños de Marta Bignone, Enriqueta Estela Barnes de Carlotto expresó su tristeza porque su hija (Laura Estela) "no podía tener familia". Posteriormente, Jorge Falcone, con otra pareja, sí tuvo hijos.

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