sábado, 3 de enero de 2009

DROGAS

¿Recuerdan a Gila, ese extraordinario cómico que nos hacía descostillar de risa en base a ingenio, sin rozar la grosería? Uno de sus más celebrados monólogos versaba sobre la guerra. En el curso del monólogo, refiriéndose a las balas, decía más o menos así: Pues, que voy a tener miedo a las balas, yo a las balas me las como, lo que mete miedo es la velocidad que traen las condenadas. Con la despenalización de la tenencia de drogas pasa algo parecido. Nadie tiene miedo a las drogas ni a las consecuencias que traen a quien las consume; lo que mete miedo es las consecuencias que traen las condenadas a quienes andan cerca de ellos. Sin eufemismos, el drogadependiente es un enfermo y como tal no corresponde penalizarlo. El drogadependiente es un enfermo peligroso y como tal debe separárselo como se hace con los alterados mentales hasta tanto se cure, de ser ello posible, por su propio bien y la seguridad de los demás. El drogadependiente roba y asesina para obtener con qué adquirir droga y ya drogado asesina para ver la cara que pone la víctima al morir. Osvaldo Argentino Díaz de Souza

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