sábado, 19 de febrero de 2011

EL GOBIERNO ASUSTADO


ASUSTADO POR LA POSIBILIDAD DE UN GRAN FRENTE OPOSITOR DE CENTRO-IZQUIERDA

El gobierno ahora preferiría una segunda vuelta contra Macri

Por el Dr. Carlos Tórtora

En su agitada carrera hacia octubre, el gobierno se anotó en la semana que termina un triunfo pero también aumentaron sus riesgos electorales. La supuesta rebelión de Daniel Scioli y las colectoras abortó en el cónclave peronista de ayer en Sierra de los Padres La postergación de la discusión del tema puede interpretarse como definitiva, ya que en pocas semanas más la maniobra que encabeza Sabbatella ya estará instalada y, para la dirigencia peronista, intentar frenarla significaría una crisis que nadie está dispuesto a producir. Scioli, tan odiado en Olivos, acaba entonces de prestarle a la presidente un enorme servicio al minimizar el conflicto de las colectoras. Y, como compensación, apenas se lleva un proyecto de ley para elevar el piso del D’Hont al 25% y favorecer así a los intendentes. La sorpresiva convocatoria del gobernador riojano, Luis Beder Herrera, a elecciones provinciales para el 29 de mayo tampoco debe leerse como un gesto de rebeldía de una provincia que depende de los aportes nacionales. La realidad es que el gobierno necesita ir escalonando victorias kirchneristas a lo largo del año para que la reelección parezca más viable. Por eso autorizaría a varias provincias chicas a que adelanten las elecciones. De los tres primeros comicios provinciales que se realizarán entre marzo y abril -Catamarca, Chubut y Salta- el kirchnerismo sólo tendría asegurado el triunfo en esta última, lo que produciría una pobre impresión.

Néstor se equivocó

El saldo negativo de la semana fueron para el oficialismo las negociaciones en progreso entre la UCR, el Gen, Proyecto Sur y la Coalición Cívica, dirigidas a buscar la fórmula para que Fernando Solanas y Elisa Carrió se integren al Acuerdo Cívico y Social y declinen sus candidaturas presidenciales. Semejante coalición de fuerzas podría terminar atrayendo también a Luis Juez. Todo esto sumado a los acuerdos ya existentes con el socialismo. Esta perspectiva estaría haciendo que la mesa chica de Olivos empiece a revisar la estrategia heredada de Néstor Kirchner. Esto es, favorecer el crecimiento de Ricardo Alfonsín para luego derrotarlo en la segunda vuelta mediante una campaña que recuerde el desastroso final del gobierno de su padre. Pero en el nuevo escenario que se va configurando, Alfonsín, en caso de ganar la primaria del 14 de agosto, podría ser la cabeza de una gran coalición de centro izquierda que minimizaría los malos recuerdos de los 80. Esta fuerte impronta progresista, en una segunda vuelta, podría llegar a captar un alto porcentaje de votos kirchneristas y hasta de los macristas y peronistas disidentes, que elegirían el mal menor. El plan de Kirchner para derrotar a la UCR ya no serviría entonces de mucho, porque Solanas, Stolbizer, Carrió, Binner y Giustiniani le darían una fisonomía electoral distinta a la alianza que se presente. La desesperación del kirchnerismo cuando lo corren por izquierda está entonces plenamente justificada, ya que su vulnerabilidad ante los opositores progresistas es muy grande.

Con este panorama, en la Casa Rosada, algunos de los que tienen voz y voto en la definición de la estrategia de campaña empezarían a opinar que puede convenir buscar la polarización con Mauricio Macri. En el 2007, Kirchner hablaba públicamente de que la próxima confrontación debía ser entre la centro izquierda kirchnerista y la centro derecha liderada por el PRO. El 28 de junio del 2009, la alianza entre Macri, De Narváez y Solá derrotó a Kirchner en la provincia de Buenos Aires. Éste, furioso, cambió de rumbo y empezó a buscar que Alfonsín fuera su contendiente.

Los recientes pasos del gobierno sugieren un nuevo cambio de rumbo. La provocación al gobierno de Obama con la valija incautada, el cierre de la economía a través de la prohibición de importaciones, la persecución a las consultoras por los índices que utilizan y la foto de Estela Carlotto y Hebe Bonafini en el balcón de Casa Rosada junto a Dilma Rousseff indican que el gobierno se encamina ahora a polarizar con el PRO-Peronismo y que desearía que sea Macri su rival en segunda vuelta. La teatral detención de Gerónimo “Momo” Venegas victimizando al duhaldismo también llama la atención.

Si la presidente profundiza durante marzo su discurso cada vez más populista y anti yanqui- y todo indica que lo hará- la búsqueda de la polarización con el PRO quedará cada vez más clara. Un interrogante que vale plantearse es qué consecuencias tendrán sobre las variables económicas los manotazos anti mercado de un gobierno resuelto a no dejar que se le escapen los votos de izquierda.

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