domingo, 20 de febrero de 2011
EL HOYO TATUADO
Oyarbide público y privado
Maneja los expedientes más explosivos y sus colegas lo consideran un “border”. Su pacto con el Gobierno y la intimidad del spa Colmegna.
Por Federico Mayol
Juez Norberto Oyarbide.
Se desprende de su bata blanca y deja al descubierto uno de sus mayores secretos: una especie de murciélago tatuado en la espalda, casi en la nuca. Norberto Oyarbide (59) mete los pies, de a poco, en la imperial piscina de mármol, adornada con velas blancas y columnas romanas, rodeado del grupo de amigos que supo cosechar desde hace cuatro años. Están todos desnudos. El juez federal hace chistes todo el tiempo y como buen fumador social, de tanto en tanto enciende un Parliament al costado de la piscina del exclusivo spa Colmegna, en pleno centro porteño.
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