CIUDAD DE BUENOS AIRES (Sin Saco y Sin Corbata). Ya pasó un mes desde que Alberto Fernández renunció a su cargo como Jefe de Gabinete y Sergio Massa lo reemplazó. Desde entonces, el gobierno ha intentando lanzar señales al mercado de que la normalidad ha vuelto a la Casa Rosada. Los esfuerzos han sido notables, en especial, esta semana.
Sin embargo, la realidad muestra que sólo se trata de una 'normalidad' aparente que nadie cree y que no convence.
Nadie puede ignorar el esfuerzo político y comunicacional del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner para que la Presidenta de la Nación vuelva a recuperar la confianza de la opinión pública y de los operadores económicos y financieros.
Pero, las propias contradicciones que existen dentro de la gestión gubernamental, han hecho fracasar la mayoría de los anuncios que se lanzaron desde diferentes despachos oficiales y voceros autorizados.
Por ejemplo, para frenar la caída de los bonos se anunció un supuesto plan para salir del default. Pero en el encuentro de la Cámara Argentina de Comercio, Sergio Massa negó que la Casa Rosada esté analizando terminar con una de las principales barreras para obtener financiamiento de los mercados internacionales a tasas bajas.
A cambio de pinchar el supuesto plan, el Jefe de Gabinete sostuvo que seguirían los aumentos de tarifas –algo que todos sabían- y confirmó que la Argentina cumplirá con los pagos de la deuda externa, aunque no explicó si el gobierno tiene un plan de financiación o si seguiremos pidiendo dinero a Hugo Chávez al 16% anual.
Sin embargo, las dos tenues señales se derrumbaron cuando el joven Jefe de Gabinete negó cualquier negociación con el Club de Paris, explicó que se analiza aumentar el Presupuesto en $33.600 millones por un Decreto de Necesidad y Urgencia y puso en dudas que se vayan a derogar los superpoderes, tal como sí lo habían asegurado cerca de la Presidenta de la Nación.
No satisfechos con la tarea realizada por Sergio Massa para desalentar a los operadores económicos y financieros, el gobierno resolvió reaccionar en forma salvaje con un informe menor del Banco Central de España. Incluso, se llegó a inventar una conferencia de prensa donde no hubo periodistas para que se conociera la reacción de Cristina Fernández de Kirchner. ¿No conocen la historia? Se las cuento.
Enojada con la recomendación española, la Presidenta resolvió criticar el trabajo en un acto que se realizó en la planta de Peugeot-Citroen. Pero como sus palabras no tuvieron suficientes repercusiones en las agencias de noticias y en los portales de Internet, se grabaron declaraciones en el despacho presidencial y se las pasaron a los medios acreditados en la Casa Rosada.
¿¡Increíble,no!?
Por suerte, el gobierno resolvió no criticar a los premios Nobel reunidos en Chicago, que felicitaron a Brasil y fustigaron a la Argentina; se hizo el distraído cuando el presidente del Banco Central, Martín Redrado, reclamó la necesidad de atacar a la inflación y prefirió no reaccionar cuando voceros del gobierno de los Estados Unidos indicaron que no encuentran señales claras sobre el rumbo económico argentino.
Tampoco reaccionó al gobierno ante la creciente protesta de los empresarios por los problemas que muestra la economía. En una semana,
> Osvaldo Baños, de Peugeot Citroen;
> Adelmo Gabbi, de la Bolsa de Comercio,
> el financista Eduardo Constantini,
> el banquero ultra oficialista Jorge Britos, y
< el titular de FIAT, Cristiano Ratazzi,
fustigaron la falta de competitividad del peso o, en forma velada o directa, al secretario de Comercio, Guillermo Lassie Moreno y su forma ridícula de medir la inflación.
De esta forma, el primer mes en el cargo de Jefe de Gabinete, Sergio Massa, se desarrolló con tres temas eje que jaquearon sus intentos de levantar la imagen que tiene el gobierno nacional:
> inflación,
> la deuda externa y
> el rol que juega Lassie Moreno.
Justamente, estos tres temas son también tres derrotas del joven intendente de Tigre dado que trató de sacar de su cargo al Secretario de Comercio Interior y fracasó; intentó que le pusieran el Indec bajo su control y fracasó y buscó calmar a los mercados sobre la situación de la deuda externa y también fracasó.
Los intentos truncos de Sergio Massa confirman que el Jefe de Gabinete tiene escasa o nula llegada a los operadores económicos, algo que ya se está verificando también con Lassie Moreno que, durante la semana recibió un verdadero cachetazo del sector financiero cuando, al solicitar información sobre tasas de interés, le enviaron coquetas cartas recomendando ver la página web del Banco Central, donde están todos los datos reclamados.
Tampoco le fue bien al Banco Central en su licitación para recomprar deuda. Por un lado, la mayoría de las ofertas fueron rechazadas por que los precios fueron mayores a los existentes en el mercado. Por otro, los valores de los papeles de deuda no incluidos en la lista de recompra volvieron a bajar. Así, se confirma que es una pulseada engañosa, en donde la confianza se compra, como el amor de las putas.
Además, ¿cómo recuperar la confianza externa cuando se anuncia que la Argentina pedirá entre US$800 millones y US$1.800 millones a la Corporación Andina de Fomento, un organismo al que acabamos de ingresar y que fue despreciado durante décadas por la economía y la diplomacia argentina? Casi, casi, parece un manotazo de ahogado....
Tampoco permiten recomponer la confianza de los operadores económicos y financieros saber que es récord histórico la presión fiscal y que cerca del gobierno están pensando en nuevos impuestos, tasas y gabelas o saber que el Estado cobra impuestos sobre rentas que no existen o que la rentabilidad de las empresas está por debajo de los niveles previos a la devaluación.
Recuperar la confianza de los operadores económicos y financieros requiere de un trabajo lento y constante, donde las contradicciones derriban de un plumazo el esfuerzo previo. La Presidenta sostuvo que “los argentinos están cansados de los reclamos” pero habría que ver porqué el gobierno se esfuerza por ignorar los reclamos de la opinión pública, de empresarios y banqueros, de gremialistas.
El gobierno dice que calma al gremialismo con la semi derogación de la tablita de Machinea, pero Hugo Moyano dice que no alcanza; el gobierno dice que satisface los reclamos del campo, pero el campo dice que los problemas no se solucionaron y llaman a una movilización al Congreso el 9 de septiembre.
Si el gobierno quiere que los reclamos sean menores, entonces, es hora de comenzar a ser coherentes y lanzar señales claras. ¿Cómo se puede entender que Néstor Kirchner, cada vez que se reúne con una pieza del entramado de poder del Partido Justicialista les dice “si algo falla, me llaman y yo lo arreglo” o “si tienen un problema, llamenme”?
Otra vez a coloca a su esposa y Presidenta en un rango menor, secundario; lanzando señales de que es inoperante, ineficaz. Néstor Kirchner cree que por que no hace declaraciones públicas, no se conocen sus palabras en la intimidad del poder.
Pero mientras el gobierno habla en el desierto, la acción política ha sido implacable. La semana pasada aseguramos que la Casa Rosada consideraba que había logrado recuperar 70% de su entramado de poder, en tanto que otro 30% había quedado librado a su suerte, por eso comenzaron a operar sobre la oposición para evitar que no aparezcan figuras o estructuras que lo enfrenten.
Que quede claro: la ola de ataques contra Mauricio Macri tienen la mano oculta del kichnerismo porteño, no por el poder que tenga en la ciudad, sino por los hilo que pueden mover en los medios de comunicación para ampliar conflictos menores y algunos que, por ineficiencia del equipo de gobierno del ex empresario, se les escapan de las manos.
¿No le parece casual que, en una semana, se haya atacado a Mauricio Macri por el tema de la becas, por la futura licitación de la recolección de residuos, por la incorporación de estudiantes de medicina privados en los hospitales públicos o por censurar carteles publicitarios?
La reacción del gobierno de Mauricio Macri ha sido lenta, imprecisa, escasa de poder para neutralizar ataques que ponen en duda su figura como presidenciable para el 2009, lo que es aprovechado por una oposición porteña que no existe, que no tiene referente y que no tiene ninguna figura que pueda hacerle sombra en estos momentos.
Por eso fue tomado como un golpe a Alberto Fernández que el kirchnerismo informe que podría candidatear a Jorge Telermann para las elecciones porteñas del 2009, cuando fue rechazado y dilapidado hace casi un año cuando sostenía a Daniel Filmus.
La Casa Rosada también operó, en forma exitosa, tal como lo hace desde hace 45 días, contra Julio Cleto Cobos, con el fin de evitar que logre cerrar algún tipo de acuerdo con la Unión cívica Radical. Así, hoy, el Vicepresidente de la Nación parece demasiado condicionado para volver a sus fuentes radicales, no tiene espacio cerca de Elisa Carrió y no tiene fuerza dentro de las agrupaciones de izquierda, centro izquierda o centro derecha. Sin embargo, Eduardo Duhalde lo menciona en forma repetida en sus charlas privadas.
Pero Eduardo Duhalde parece, a su vez, cercado por las maniobras del gobierno. Su intento por hacer pie en la capital federal fue torpedeado desde la Casa Rosada y desde el macrismo, lo que causó que el ex Presidente de la Nación lanzara un desafío para cualquier hombre del Partido Justicialista: “en 2011 no va a ganar un peronista”. La reacción fue inmediata respuesta, el ministro del Interior, Florencio Randazzo, lo acusó de ser parte de un pasado de fracasos que, aunque parezca mentira, incluye al propio Florencio Randazzo.
Eduardo Duhalde también fue boicoteado desde el socialismo donde su intento de tejer algún tipo de alianza con Hermes Binner fue prolijamente desarmado desde Santa Fe, con lo cual, en menos de tres meses, implica que el gobernador socialista ha rechazado cualquier intento de alianza con Elisa Carrió, los radicales K y el cobismo, gran parte del campo y, ahora, el duhaldismo. ¿Así intenta llegar a Presidente de la Nación en el 2011 o ser poder en el 2009 el socialismo santafesino? Parece difícil.
Es interesante, pero pasados casi dos meses desde que terminó el conflicto con el campo, nadie en la oposición ha logrado capitalizar la derrota de la Casa Rosada, ni nadie en el peronismo ha obtenido resultados al quedarse con pedazos del kirchnerismo culposo. Por eso, en un exceso de confianza, Cristina Fernández de Kirchner dijo que “la oposición se va en palabras”.
Es cierto, la oposición no logra construir poder, no logra imponer un candidato, no permite que aparezca una figura que reemplace al matrimonio Kirchner. Sin embargo, el gobierno también se va en palabras y no logra recuperar la confianza de los operadores económicos y financieros, de los empresas y los banqueros. El gobierno, emite señales, pero no son las señales que reclama el mercado financiero, los analistas internacionales, los sectores productivos.
Hoy, el gobierno es sólo palabras, sólo marketing político, sólo acción política. La gestión, no aparece y la recuperación puede ser una sensación política, pero no económica.
Cristina Fernández de Kirchner puede hacer 100 actos en el conourbano bonaerense con intendentes inmostrables o dar a conocer sospechosas encuestas de imagen.
La gestión, cuando vamos a llegar a los 9 meses de gobierno, no aparece y la ausencia de credibilidad de la opinión pública, de los operadores económicos y financieros y de los gremialistas es una realidad contundente que se habrá sentir en las elecciones del año que viene.
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