viernes, 29 de agosto de 2008

LEUCO

Este es un editorial de Alfredo Leuco para el programa de Fernando Bravo.


Tengo una humilde primicia para decirles: el escándalo por los aportes de dinero sucio a la campaña de Cristina Fernández recién empieza. Hemos visto apenas la punta de un iceberg gigantesco que se cruza en el rumbo del gobierno. Hay una valoración muy distinta de todo lo que pasó por parte de Héctor Capaccioli, el superintendente de servicios de salud y su jefa inmediata, la ministra de Salud, Graciela Ocaña. Ambos se sumaron al gobierno convocados por el ex jefe de gabinete, Alberto Fernández. Sin embargo Ocaña cree que Capaccioli debe dar un paso al costado porque le está generando a Cristina Fernández mas costos que beneficios. Capaccioli, por su parte consultó a Sergio Massa acerca de su futuro en el gobierno y el nuevo jefe de gabinete lo confirmó en su cargo y le dijo: “ La presidenta no tienen ningún problema con vos”. Este es el gran tema que se disparó como subproducto del triple crimen de General Rodríguez . Se trata de un esquema corrupto de financiamiento de la política que tiene dos cómplices muy pesados: los traficantes y falsificadores de medicamentos por un lado y la poderosa y millonaria casta sindical argentina, por el otro. Este es el punto clave. Esta es la matriz de los negociados, las coimas y los retornos. Sebastián Forza y Ariel Vilán son apenas dos botones de muestra de cómo funciona el mecanismo. Si hay fiscales corajudos y voluntad política por esclarecer estos verdaderos agujeros negros podría revelarse ante la opinión pública donde esta la trampa que permite enriquecerse veloz e ilícitamente- en muchos casos- a sindicalistas que manejan a su antojo las obras sociales y a presuntos empresarios aventureros del dinero fácil como eran Forza y Vilán. Hay una mafia muy fuerte que estafa al estado de distintas maneras. Las mas comunes son la sobrefacturación brutal de los medicamentos a las obras sociales y a los organismos de gobierno, la facturación de servicios médicos inexistentes, la falsificación de los remedios mas caros como los que necesitan los enfermos de SIDA, cáncer o los hemofílicos y el tráfico ilegal de efedrina para la fabricación de drogas sintéticas, entre otros. Estos delitos en muchos casos aberrantes porque ponen en juego la vida de las personas, se cometen con la complicidad de muchos, no de todos por suerte, pero de muchos dirigentes sindicales que no pueden explicar el nivel de vida que llevan hace años mas parecido al de los empresarios que al de los trabajadores que dicen representar. Este sub-mundo inmoral y temible no resiste una investigación seria y valiente. Viene funcionando hace años y con algunos pequeños cambios sigue funcionando ahora casi con los mismos personajes y algún testaferro. Estamos hablando algunos desconocidos hasta ahora como Sebastián Forza que manejan verdaderas fortunas. Y de jerarcas sindicales que no tienen diferencias ideológicas ni partidarias ya que algunos militan tanto en las central obrera que dirige Hugo Moyano como en la de Luis Barrionuevo. No los une ni el amor ni el espanto. Los une la omertá de un sistema perverso que le roba dinero a los trabajadores o al estado y se lo reparten entre ellos. Por eso hay tanto aporte para las campañas de estos señores. Por eso entre Forza y Vilán pusieron 360 mil pesos, por derecha y en blanco. Estamos hablando de una mafia que asocia presuntos empresarios con presuntos sindicalistas. Estuvieron en el Pami hasta que llegó Graciela Ocaña y en el Hospital Francés también. Ahora nadie los conoce pero todos los conocen. Se lo digo mas claro todavía: se trata de muchachos que manejan las obras sociales que les dicen a sus proveedores lo siguiente: si queres seguir ganando fortunas, deja un vuelto grande en mi bolsillo y pone algo para la campaña. Es una especie de acuerdo de coexistencia pacífica entre delincuentes. Ya se sabe que para una coima como para bailar el tango hacen falta dos. Vienen robando hace tiempo. Algunos quieren ser mas vivos que los carteles de colombianos y mejicanos y terminan fusilados en una ruta y otros se eternizan en sus cargos, hablan del pueblo, de vez en cuando gritan viva Perón carajo y esconden sus abultadas billeteras. Pocas veces se vió tan claramente la trama oculta de esta corrupción. Es una olla podrida que recien comienza a destaparse.

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