2009: un enigma que sólo la oposición definirá
Se inicia un año electoral y las fuerzas políticas antikirchneristas se reagrupan.¿Lograrán conformar una alternativa que despierte interés y esperanzas en la población?
por Gabriela Pousa
"Hay un momento en que se descubre que ese imperio
que nos había parecido la suma de todas las maravillas
es un desmoronarse sin fin ni forma,
que la gangrena de su corrupción está demasiado avanzada
para que nuestro cetro pueda ponerle remedio,
que el triunfo sobre los soberanos enemigos
nos ha hecho herederos de su larga ruina.
Sólo en los informes de Marco Polo,
Kublai Jan conseguía discernir, a través de las murallas
y las torres destinadas a derrumbarse,
la filigrana de un diseño tan fino
que escapa a la voracidad de las termitas."
Italo Calvino, "Las Ciudades Invisibles".
Verano 2009. El tan ansiado año electoral finalmente ha llegado. De aquí en más, y tras una tregua que no tiene demasiada explicación, a no ser que se realice un análisis sociológico exhaustivo del ser argentino, todo podrá sintetizarse en una carrera proselitista que ofrecerá matices más que interesantes. Ni los obstáculos ni las llanuras serán ya definidos por los K.
Es esta, posiblemente, la primera vez que puede dejarse de lado el actuar kirchnerista. De hecho, el matrimonio presidencial no hará sino lo que ha venido haciendo desde su asunción al poder. Fracasada la transversalidad y sólo lograda la obsecuencia "necesaria" para poder morder algo de la caja oficial, Néstor Kirchner se dedicará a la reconstrucción de lo que ya le falló. Para ese fin, todos los medios serán legitimados, hasta el más ruin. En 6 años han mostrado ser capaces de lo impensable.
Se ha violado la Constitución Nacional, se avasallaron instituciones, se construyó una suerte de revisionismo histórico que les fuera funcional para reemplazar la historia local y se ha mentido en forma descarada. Es lícito reconocer que sólo el sector agropecuario -aunque sin grandes logros- ha alzado una voz de reclamo capaz de hacerlos trastabillar.
Hoy, cuando el año recién se está iniciando nadie se atreve a hacer un pronóstico de lo que puede llegar a pasar. Hay un sector que no sale del asombro y, de algún modo, se adormece en él: "No conozco a nadie que vaya a votar a los kirchneristas", se escucha en esa clase media manoseada hasta el hartazgo cuya preocupación ahora es regatear algún precio para sacarse las ganas de pasar un par o dos de días en la playa, mirando el mar. De analizar las "ambiciones" de ese sector, el resultado sería más que antipático pero, sin duda es el resultado de un hastío que viene de largo.
Así pues, la clase media en extinción le está dando una tregua al gobierno que éstos agradecen con creces. El final de año fue un atosigamiento letal para la ciudadanía, y aunque se disimule también representó un desgaste para el matrimonio que vio agotado su vocabulario, su improvisación y la inventiva para anunciar planes que jamás tendrán concreción. A lo mejor eso explica que la Presidente se dedique a viajar más que a gobernar.
Por otro lado, los sectores con mayor poder adquisitivo también ven mermarse la fiesta K, financiada hasta hace poco con las bonanzas de un viento a favor. Allí no se votará al oficialismo y el consuelo o la redención intelectual les llega al escuchar decir a sus empleados que "nunca estuvieron tan mal". "La 'maid' me cuenta que en su barrio no toleran a Cristina" es una frase harto repetida en barrios privados o en playas esteñas. Ese alivio permite que se perpetúe un poco más el estado de inconsciencia, y a su vez, representa otra tregua para el matrimonio presidencial. Mientras ellos descansan en la certeza del comentario de la doméstica, los sectores marginales siguen siendo el eje donde el aparato clientelista oficial hace su trabajo de hormiga con miras a ese Octubre electoral.
Quienes la pelean día a día, aquellos que ya no entran en las grandes cadenas de supermercados sino que se arreglan con el almacén del barrio, en esa coyuntura de la cual no han salido ni saldrán nunca de no cambiar la dirigencia y la mentalidad, no pueden detenerse a pensar de dónde saldrán los votos K. No escuchan ni a Eduardo Duhalde ni a Mauricio Macri ni a Elisa Carrió ni a ningún radical.
Para ellos, la dirigencia política les ha fallado sin distinción. Están en su presente indefinido, lejos de la orilla del mar, y aún más ajenos a los atropellos del gobierno: no los afectó en forma directa la confiscación de ahorros de las AFJP, ni los vaivenes de la Bolsa ni mucho menos los bonos o las consideraciones de los compromisos de deuda que deben saldarse en el transcurso del año electoral.
Para ellos, de acá a octubre, hay una eternidad. Su tiempo es hoy. Su almanaque no se divide en semanas o meses sino apenas en 24 horas de un día donde se juegan su supervivencia y la vida.
Otro dato que emana de la estructura social, se enmarca en el conflicto con el campo. Este es quizás el punto de inflexión que será decisivo para la suerte del oficialismo en los próximos comicios. El sector rural votó a Cristina. Ya no lo hará. El cauce de esos sufragios es aún tan incierto que obra como anzuelo que la oposición no termina de encarnar.
En ese sentido y como dijimos más arriba, lo que hagan o dejen de hacer los Kirchner ya no es determinante del próximo comicio. Ellos harán lo que el pueblo les permita hacer como siempre. Así, la oposición como alternativa se erige centro de la escena y es en esa jungla de ambiciones y mezquindades donde debe, el argentino medio, apuntar sus radares.
Nada trascendente ha de pasar que desestabilice e demasía el poder oficial: el aparato comunicacional está funcionando con engranaje aceitado. Se distraerá con cambios menores de gabinete, como si hubiera funcionado un gabinete nacional en los últimos 6 años. Hasta el 18 de enero, además, seguiremos el recorrido del rally Dakar aún cuando jamás nos interesara siquiera el recorrido del colectivo que, cotidianamente, nos lleva y trae del trabajo a casa.
Las internas harán su show sin ninguna originalidad. En rigor, nada cabe esperar muy novedoso en el escenario K. La novedad pues, debe darla ese otro circo donde todos quieren estar para recuperar un Congreso que no deja de ser un apéndice del Ejecutivo pese al "voto no positivo", pero que todavía sigue debatiéndose los roles con inusitada mezquindad sin definir quién es payaso, quién enano, quién equilibrista y quién domador para no quedar todos domados unos cuántos años más.
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lunes, 5 de enero de 2009
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