domingo, 25 de abril de 2010
CONTAMINACIÓN
El País (Uruguay) - 25-Abr-10 - Opinión
http://www.elpais.com.uy/10/04/25/pinter_484579.asp
Internacional
La otra orilla
¿Quién contamina?
por Julia Rodríguez Larreta
Por fin se produjo el fallo del supremo tribunal de las Naciones Unidas, la Corte Internacional de Justicia situada en La Haya, sobre el cual ha corrido ya, bastante tinta. Con un final muy bueno para Uruguay, dado que no se hace lugar a las demandas de reparación presentadas por la Argentina, (tampoco las uruguayas por el corte del puente) y se descarta la aspiración argentina de relocalización de la planta, ante la falta de pruebas de los demandantes en cuanto a la contaminación que dicha pastera, produciría en el río.
En cambio, se declara que Uruguay no cumplió en tiempo y forma con la normativa de la CARU, la Comisión Administrativa del Río Uruguay, lo que dio satisfacción a Argentina. Tal como lo resaltara la Presidenta Cristina en el particular escenario en el que se expresó. El de los festejos chavistas del Bicentenario de la Independencia venezolana. Fueron varios, sin embargo, los que no contribuyeron al quórum presidencial. Faltaron a la cita los primeros mandatarios de Brasil, Chile, Colombia, Perú, Uruguay y Paraguay, por lo que no tuvieron oportunidad de presenciar el desfile militar, desplegado al mejor estilo cubano, así como el discurso de la oradora de honor ante la Asamblea, la presidenta Fernández. Demás está decir lo que se perdieron.
Saldada de esta forma la inquietud argentina, (excepto para los fundamentalistas de Gualeguaychú), por la posible contaminación del compartido Río Uruguay, cabe preguntarse si no les preocupa el estado de contaminación de una cercana corriente fluvial, cuyo destino final, es el también compartido Río de la Plata. El Riachuelo, más conocido por el calamitoso estado de sus aguas que por otra cosa.
Tanto que hasta la Corte Suprema de Justicia argentina, ha tenido intervención. Acaba de intimar para que se informe, en el término de 15 días, sobre los progresos alcanzados en el saneamiento del Riachuelo, en su recorrido de 60 kilómetros, en respuesta a lo mandatado en la sentencia del 8 de julio de 2008.
La cuenca hídrica Matanza-Riachuelo, que abarca más de 2400 km2 , es el curso más poluído del país. Allí se concentra la mayor cantidad de villas y asentamientos. Por lo que además de las descargas de los residuos industriales de empresas petroquímicas, alimenticias, metalúrgicas, frigoríficas, curtiembres, las prácticas agrícolas, los basurales a cielo abierto, la producción animal y las aguas pluviales contaminadas, se agrega el impacto de la contaminación urbana de la zona.
La población de esa cuenca es de casi 5 millones de personas; el 55% carece de cloacas y el 35% de agua potable. Los cursos de agua reciben 368.000 metros cúbicos de aguas residuales domésticas por día y solo el 5% con tratamiento sanitario previo. Mientras los de origen industrial representan 88.500 metros cúbicos diarios, siendo unas 100 empresas las responsables del 83% de la contaminación de ese origen.
De modo que es un río que lo que menos lleva es agua, en un caudal de solo 250.000 metros cúbicos. Si se recoge agua en una botella de un litro, se podrá comprobar que solo hay 0,5 miligramos de oxígeno, mientras para que se desarrolle algo de vida, es necesario 5 miligramos de oxígeno por litro.
No es de extrañar entonces, que el porcentaje de mortalidad infantil duplique en promedio, a la ciudad de Buenos Aires en su totalidad. Aunque sí lo es, la incapacidad demostrada por las autoridades para lidiar con este problema que se arrastra de manera creciente, desde la instalación de los primeros saladeros en el siglo XVIII. Complica las acciones el que haya 36 jurisdicciones con facultades sobre el Riachuelo, con decenas de normas y es una labor mancomunada y decidida, entre el Estado Nacional, la Provincia de Buenos Aires y la Ciudad Autónoma, la que debe terminar con esta vergonzosa situación. La opción de dragar el Riachuelo para limpiarlo, ha sido manejada más de una vez, pero no es aconsejable por la gran toxicidad de sus lodos. Así que la solución vendría por especies bacterianas degradadoras rápidas, que puedan depurar las aguas. Aparte de controles y castigos serios a las distintas actividades productivas, más una red cloacal adecuada.
"En una botella de un litro, solo hay 0,5 miligramos de oxígeno".
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