viernes, 23 de abril de 2010

DESCUIDO


UN DESCUIDO QUE AHORA PUEDE TRAER COMPLICACIONES

Kirchner conduciría la UNASUR sin que el Congreso haya aprobado su Tratado

Por Carlos Tórtora

Hasta Daniel Scioli se puso a operar -en este caso, con el presidente uruguayo José Mujica- para que Néstor Kirchner sea electo Secretario General de la UNASUR el mes próximo. En la Casa Rosada contabilizan como firmes los apoyos de Ecuador -cuyo presidente Rafael Correa ejerce la presidencia pro tempore del organismo- Brasil, Bolivia, Perú, Chile, Uruguay y Venezuela. La resistencia viene por el lado de Colombia y Paraguay y no se conoce dónde se anotan Guyana y Surinam. El encumbramiento de Kirchner como el funcionario ejecutivo de la UNASUR le permite, para empezar, escapar de su condición de ñoqui de la Cámara de Diputados en la que, estaría convencido, si se presenta en una sesión sería objeto de más de un reproche de la oposición. Pero también mudarse a Quito -sede del organismo- le daría inmunidad, por lo menos relativa, ante las denuncias judiciales que se aproximan. Tercera ventaja, su futuro rol le permitiría esquivar el desgaste de esta etapa preelectoral, por su situación de semicandidato a presidente. Las encuestas difieren sobre los votos de Kirchner, pero todas coinciden en que, en segunda vuelta, perdería casi con cualquiera. Como es obvio, en caso de ser finalmente candidato, el ex presidente colocaría a los demás estados miembros de la UNASUR en una incómoda situación, si pretende hacer campaña electoral siendo Secretario General del organismo.

Sólo en Argentina

Este sorprendente ingreso de Kirchner en el mundo diplomático tiene un marco particular. La Argentina no ratificó todavía el Tratado de la UNASUR, firmado el 23 de mayo del 2008. Se trata, al parecer, de una antigua tradición, ya que son habituales las demoras para ratificar tratados, a veces hasta 5 ó 6 años. En realidad, sólo Bolivia, Guyana, Venezuela y Ecuador han ratificado el tratado. El canciller de Ecuador, Ricardo Patiño, está de gira por la región tratando de convencer a los gobiernos para que ratifiquen lo que firmaron. Esto habla de la endeblez de la UNASUR. También es un indicio de que la instalación de Kirchner en Quito es del interés de Hugo Chávez para asegurarse que el organismo no caiga en manos enemigas, como podría ser Perú o Colombia.

Según fuentes diplomáticas, la no ratificación de Argentina será particularmente delicada si Kirchner asume como Secretario General por dos años con la posibilidad de una reelección. Obviamente el kirchnerismo ni pensaba en la Secretaria General para su jefe en los últimos dos años, cuando tenía mayoría en ambas cámaras, así fue que el Tratado de la UNASUR jamás fue girado al Congreso. ¿Qué pasaría, por ejemplo, si el Congreso, ahora con mayoría opositora, desaprueba el tratado? ¿Podría Kirchner seguir en su cargo si la Argentina rechaza el UNASUR? ¿Qué condiciones plantearía la oposición para dar su aprobación? Esta hipótesis, aunque poco probable, no es imposible.

El inciso 24 del artículo 75 de la Constitución Nacional establece que la aprobación de los tratados de integración con estados latinoamericanos requerirá la mayoría absoluta de la totalidad de los miembros de cada Cámara. Un número que está muy lejos de las posibilidades del kirchnerismo en Diputados y más que dudoso en el Senado.

Por las dudas, en la Casa Rosada, aparentemente no tendrían intención alguna de enviar al Congreso el Tratado para su ratificación. Una vez más, el kirchnerismo liquidaría la lógica, porque ante la designación de Kirchner, la Argentina debería ratificar rápidamente el tratado.

¿Podría la mayoría opositora forzar que se debata la aprobación contra la voluntad del Ejecutivo? En este caso, el gobierno estaría en una posición más que incomoda.

(*) Crónica y Análisis publica el presente artículo de Carlos Tortora por gentileza del Informador Público

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