domingo, 30 de enero de 2011

EXISTIÓ UN PAÍS


“YANKEE GO HOME”
“Te quiero, si; te quiero, no, no.
Ay, ay, ay, ¿qué dice mi corazón?” *Chocolate
Por Malú Kikuchi



El presidente de los EEUU, Barak Obama, anunció que en marzo de este año, visitará Brasil y Chile.

Nos preguntamos azorados, ¿qué pasó? ¿Y Argentina, y nosotros? ¿No éramos el A. B. C. de Sudamérica? ¿En Harvard no le enseñaron a Obama que el abecedario empieza con la “A”, “A” de Argentina?

¿En qué quedamos? ¿Nos molesta que no venga, o estamos felices de que no venga, o no nos importa que no venga? ¿O lo que molesta no es que no venga, sino que vaya a Brasil y a Chile? ¿Quién nos entiende? Nos pasamos la vida diciendo “yankee go home” y cuando no viene, nos ofendemos.

Entender a los argentinos, es una tarea insalubre. Quizás lo que mejor nos identifique, sea la incoherencia. Sobre todo la dificultad que tenemos para mantener el rumbo de la política exterior del país, en una línea más o menos recta, en vez de vivir haciendo eses.

Esto nos sucede en general, pero en particular, nuestra relación con los EEUU ha sido a través del tiempo demasiado sinuosa. Incomprensible. Pasamos de la admiración, a la indiferencia, luego al aislamiento, de ahí al amor desenfrenado, de pronto a la hostilidad y de esta, al odio. Lo último prevalece.

Azuzados por la “nac and pop” (naZionalismo populista, enfermedad recurrente), consideramos que todos los males que padecemos, son responsabilidad absoluta de los yankees. Ante cualquier problema, de cualquier tipo, nunca falta el grupito de personas que corra hacia la embajada de los EEUU, a quemar la bandera de las barras y las estrellas.

Nos encantaría ser los EEUU, pudimos ser su contrapeso en el sur del continente, casi lo fuimos. Quedó en un pasado distante. De ese tiempo sólo nos queda *“la vergüenza de haber sido y el dolor de ya no ser”. Y aunque jamás lo reconoceremos, la bronca está teñida de envidia. Esto lo decimos susurrando, porque es muy feo tener envidia, y además, es un pecado capital.

Un poco de historia.
En enero de 1816, el Cnel. Martín Thompson fue enviado a EEUU para que apoyaran a la patria recién nacida. Sarmiento admiró a los EUU. A la doctrina del presidente James Monroe “América para los americanos” (1823), Luis María Drago, canciller de Roca en 1902, le opuso el “América para el mundo”.

Franklin D. Roosvelt visitó Argentina en tiempos del Gral. Agustín P. Justo. Arturo Frondizi fue el 1º presidente argentino en visitar EEUU. Enseihower devolvió la visita en 1961. Bill Clinton vino durante la 2ª presidencia de Menem y George W. Bush vino a la IV Cumbre de las Américas, en Mar del Plata, presidencia de Kirchner. El 4/11/05, Chávez, de la mano de D´Elia y Maradona, hicieron una contra cumbre, que permitimos, para insultar al presidente de EEUU. Desgraciadamente, los países suelen tener memoria.

Nos mantuvimos neutrales, con abiertas simpatías hacia Alemania, durante la 1ª guerra mundial, 1914/1918, 1ª presidencia de Yrigoyen. Nos declaramos neutrales con decididas simpatías hacia el Eje, en particular hacia Alemania e Italia, durante la 2ª guerra mundial, 1939/1945. Recién a finales de marzo de 1945, cuando ya se descontaba la victoria de los aliados, el gobierno de Farrell le declaró la guerra al Eje. Desgraciadamente, los países suelen tener memoria.

Perón siempre se llevó mal con EEUU. Tuvimos altos y bajos, más bajos que altos. Con Menem nos alineamos con EEUU. Con los K nos desalineamos, un rato si y otro también. En el tema Irán estamos de acuerdo. La presidente inventó lo del “efecto jazz” para describir la crisis americana y les dio, desde Nueva York, clases de economía. Sostuvo que Obama había leído a Perón. Desgraciadamente, los países suelen tener memoria.

El 10 de enero llegó de visita a la Argentina, Arturo Valenzuela, secretario adjunto para América Latina del Departamento de Estado de los EEUU. La presidente no lo recibió, lo hizo el canciller Timerman. Estos son sólo pequeños apuntes sobre la relación bilateral entre nuestro país y los EEUU.

Hay una premisa cierta que dice que uno puede hacer cualquier cosa, lo que se le ocurra, lo que no puede es evitar las consecuencias de lo que ha hecho.

De pronto, y pasados unos días de la aparentemente infausta noticia de la no visita de Obama a nuestro país, el canciller aclara que tenemos buenas relaciones pero, “hay cosas en las que no estamos de acuerdo con los EEUU”. No sé por qué recuerdo la fábula de Esopo sobre el zorro y las uvas, que al estar fuera de su alcance, el zorro las declaró verdes e incomibles.

Aunque más allá de todas las razones político/históricas que pueda tener el presidente Obama para puentearnos entre Brasil y Chile, creo, con dolor, que la razón por la que decide no visitarnos, es que no existimos. No contamos, no tenemos peso internacional.

Nos hemos esforzado para conseguirlo y lo logramos. De tanto ser imprevisibles, de tanto cambiar las reglas de juego sobre la marcha, de tanto bandearnos de izquierda en izquierda, más o menos virulenta, de tanto desestimar nuestras instituciones, no somos un país atractivo para invertir o venir a trabajar.

De tanto dejar entrar y exportar cocaína, fabricar efedrina y paco y éxtasis; por tener problemas de lavado de dinero con el GAFI, por ser uno de los pocos países del planeta con inflación (¡y qué inflación!), por mentir los índices de todo, proteger a los delincuentes y abandonar a los ciudadanos, deseducar a los estudiantes, ser un emblema de corrupción tanto estatal como privada, hemos dejado de ser un país confiable.

Recuerdo que en el último año del insustituible Tato Bores en TV, representaba a un antropólogo alemán en un futuro lejano, que vestido de explorador, sostenía sobre un vacío absoluto, “acá existió un país llamado Argentina”. Triste, penosamente premonitorio.

Ojalá que cuando Obama sobrevuele nuestra tierra, le expliquen que debajo del Air Force One, hay un país llamado Argentina que quiere volver a ser.

Este es un año electoral. Hemos destruido el maravilloso país que construyeron nuestros antepasados. Volvamos a construirlo. Exijamos a los partidos programas coherentes, ideas claras y precisas y después pensemos en candidaturas. Le decía Borges a María Esther Vázquez *“Nuestro deber es la verosímil esperanza”. Esa verosímil esperanza depende de nosotros. Podemos.

* “Te quiero si, te quiero no” (Chocolate/ Jesse&Joy)
*“Cuesta abajo” (Gardel y Lepera)
*Revista de La Nación 19/8/1984

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