lunes, 10 de enero de 2011
PANCISTAS..........
BARAJANDO PANCISTAS Y JACOBINOS
Por Juan de Dios González
Al comportamiento de los argentinos no se le encuentra una clara explicación, halla su argumentación en la fuerza de los instintos, y cuando actuamos en comunidad perdemos el protagonismo conciente de las razones que nos impulsan a actuar.
El orden social peligra porque la miseria, el hambre y la enfermedad asolan a las clases bajas, alcanzando también, a la casi desaparecida clase media.
Ante la falta de un buen líder que haga distinguir entre un buen y un mal gobernante, surgen los denominados “jacobinos”, que aparecen desde las distintas capas de la sociedad.
Estos personajes son prácticamente circunstanciales, son desarraigados, crónicamente frustrados y “desclasados”. Son los nuevos líderes, que brotan especialmente en épocas de crisis, cuando la población vaga descontrolada y arrebatadamente.
Esto ocurre porque los hombres que pudieran tener las cualidades para un correcto liderazgo son incapaces de dar un buen ejemplo e imponer sus directrices.
La clase media y media alta creen diferenciarse de esa muchedumbre irreflexiva por considerar que poseen conciencia colectiva, pero en realidad actúa influenciada por los medios y cuanto deformador de opinión o corriente oscurantista se les cruce. Viven quejándose de que ciertos intelectuales han traicionado su vocación y que se han entregado al juego de la demagogia y el dogmatismo ideológico.
Los argentinos nos estamos constituyendo en una masa mediocre, vulgar, mezquina y brutal, totalmente carente de tradición. Nos encontramos manipulados, atomizados y despersonalizados. Damos la sensación de haber perdido la libertad, la racionalidad, el individualismo y nuestra autenticidad. Ante la ausencia o el resurgimiento de verdaderos dirigentes, concluimos alternando expectaciones, interpolando pancistas y jacobinos, resignando en manos de oportunistas o exaltados la dignidad y el futuro de nuestra patria.
En el mazo de este diabólico juego hay solamente especuladores y fanáticos. Luego de barajar, el naipe que nos toque en suerte, será una equivalencia, cuya burlesca paridad ahondará nuestro doloroso presente.
"Las palabras -Argentino e Ignorante- se escriben con las mismas letras. Luchemos para que no se transformen en sinónimos" D.F.S.
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