jueves, 10 de febrero de 2011

LA BUENA PIPA


"SEGUIMOS CON EL CUENTO DE LA BUENA PIPA"

Por Raúl A. Flores

Para la Sra. Presidente, Dña. Cristina Fernández, viuda de Kirchner, no hay inflación, sino "dispersión" de precios, distorsión, aprovechamiento y mala voluntad para apoyar “este” modelo económico y sus constantes e incontables subsidios. La Presidente olvidó que debe gobernar y se le hizo costumbre el decretar. Ya ni siquiera somos capaces de imprimir nuestro dinero, esa es la realidad.

En un discurso, como los que ya tomó costumbre y emula a Chávez, hablo una hora y media. No dijo nada productivo, pero sí justificó sus afirmaciones, haciéndose eco de las manifestaciones que el Ministro de Economía había hecho hace dos semanas. Evitó hablar de inflación y, en cambio, aseguró que existe una "dispersión y distorsión de precios". De paso, llamó a terminar con "la costumbre consuetudinaria" de algunos sectores a apropiarse de la rentabilidad vía aumento de precios y no mediante el incremento de la oferta y la inversión. Dra. Fernández viuda de Kirchner, eso es algo tan poco probable de realizar con la cantidad de impuestos y gravámenes que está fijando el Estado, siempre mediante sus agencias de recaudación, que hoy ya dejaron de ser tales para convertirse en represoras, de la industria, el agro, el comercio, etc.

‘La nueva Estadista’ con mayúsculas, como la llama el diputado Rossi, hizo estas afirmaciones a horas de que se conociera un relevamiento privado según el cual la canasta básica aumentó un 2 por ciento. Pero la realidad de Doña Rosa, hace ver que ese 2% tampoco es real, porque en mostrador los precios se dispararon al infinito haciendo inalcanzable al bolsillo de la clase media, muchos productos esenciales para la formación de la canasta básica que tanto promueve el Gobierno en sus peroratas.

Hablar de "los formadores de precios", es poco serio, si el verdadero formador de precios, estadísticas y negociados espurios, lo tiene en la Secretaria de Comercio Interior y se llama Guillermo Moreno. La Sra. Presidente está impedida de decir: "es curioso que los que más agitan expectativas inflacionarias sean los formadores de precios". El agravante es que lo hace con ironía. ¿Será que en el imperio de su pensamiento se instaló que las grandes mentiras son aceptadas por el Pueblo Argentino con total sumisión como lo han hecho con la deformidad en las cifras de “desaparecidos”?. Este Gobierno manipulador, se atreve a afirmar que “Hay dispersión y distorsión de las cadenas respecto de una misma marca, de acuerdo a la cara del consumidor se fija el precio." ¿De qué nos trata la Presidente? ¿Por qué esa falta de respeto a los ciudadanos?

Al hacer referencia a La política de subsidios en un pasaje de su discurso, la Presidente defendió ese “acierto” de su gestión al afirmar que "favorece la demanda agregada". Denotando claramente que, no entiende el daño que provoca ese sistema formador de vagos e irrecuperables, que en lugar de trabajar, se divierten a costa de quienes tributamos puntualmente con nuestras obligaciones, generando con estas políticas de subsidios, fuertes subas en las imposiciones impositivas, que a la postre se ven reflejadas en el precio final, con lo que la inflación se dispara, gracias a estas dádivas con dinero del Estado.

Al referirse a los subsidios a empresas de servicios, la Presidente nos quiere convencer de lo bien que hace el Estado al intervenir. Pero omite decirnos que todo es parte de los erróneos Bonos que se han emitido oportunamente a porcentuales tan elevados que hoy no tenemos la injerencia necesaria para establecer un precio competitivo, porque dependemos de quienes tomaron esa deuda, llámense Chávez, Morales a quienes les han “vendido” la explotación de las cuencas petroleras, gasíferas y acuíferas, por préstamos avalados por esos Bonos que mantienen la cláusula de explotación de lo nuestro a su favor. Razón por la cual nunca pagaremos menos que alguien en Latinoamérica por los servicios esenciales llámese gas, electricidad o combustibles, como quiere decirnos nuestra Presidente. Esa frase poco feliz, nos hace pensar que no conoce los arreglos que hacía su esposo cuando estuvo a cargo de la Presidencia de nuestra República o directamente, nos sigue tomando el pelo como el extinto. Me inclino por esto último.

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