martes, 8 de febrero de 2011

LA VIOLENCIA


LA VIOLENCIA SOCIAL LLEGÓ PARA QUEDARSE

Hacia un segundo semestre con caída del crecimiento y huida al dólar

Por Guillermo Cherashny (*)

Ya no quedan dudas acerca de que la pauta de aumento salarial de este año será del orden del 30%, lo que puede llevar a una inflación de aproximadamente el 35% anual. Sólo esta realidad -que no es el único dato preocupante- haría que el segundo semestre sea muy difícil para el gobierno. Como anticipo de los tiempos que vienen, ya en los últimos días el dólar billete se escapó 5 centavos en la cotización oficial: en los bancos se compra a 4.10 pesos y en el mercado blue a 4,15. Estamos partiendo además de una inflación del 2% para el mes de enero. Pero lo más relevante es el llamado “contado con liqui” que es un dólar que se forma triangulando pesos, bonos y dólares. Así es que los clientes compran con pesos bonos en dólares depositados en el exterior y cuando esta operación está al mismo precio que el dólar mayorista. Esto significa que hay entrada de capitales. A la inversa es lo que está ocurriendo ahora: el contado con liqui está 10 centavos arriba del dólar mayorista y esto marca un aumento de la fuga de capitales

El vandalismo protegido por el gobierno

La violencia social escribió un nuevo capítulo el jueves pasado con el asalto al tren que transportaba autopartes en José León Suárez. Allí bandas armadas asaltaron la formación. En un desesperado intento para distorsionar la realidad, la izquierda oficial intentó convertir en culpable a la represión policial, victimizando a las hordas. Para el influyente Horacio Verbitsky, que justificó en la pobreza el delito, se trató de la “nueva masacre de León Suárez”, en recordación a un hecho muy diferente como fueron los fusilamientos de peronistas ordenados por el gobierno de la revolución libertadora en 1956. Verbitsky descarga toda la responsabilidad en el ministro de seguridad bonaerense, Ricardo Casal, el gobernador Daniel Scioli y la policía bonaerense, a la cual califica duramente. Al mismo tiempo, murieron de hambre tres personas en Tartagal, Salta, donde gobierna el ultracristinista Juan Manuel Urtubey, aquél que prestó su provincia para que CFK realizara un acto masivo contra el campo el 1 de mayo del 2008, declarándole allí la guerra a ese sector. Lo cierto es que a lo largo y lo ancho de nuestro país existen amplios bolsones de pobreza e indigencia que este modelo inflacionario sigue multiplicando sin freno. Para perpetuarse en el poder, el kirchnerismo intenta dividir a todos los sectores de la vida nacional. Este proceso se está dando ahora en la UIA, donde el empresario prebendario Javier Madanes Quintanilla -dueño de Aluar y Fate- se enfrenta duramente con el CEO de Techint, Paolo Rocca, no habiendo participado aquél nunca de las actividades de la central empresaria. Madanes Quintanilla se quedó con las dos empresas al deshacerse de la participación de su prima Mónica Madanes, la cual le inició numerosos juicios. Tampoco tuvo pudor Madanes, con tal de adueñarse del grupo, en encerrar por supuesta insania a su madre, la señora Quintanilla, de nacionalidad española. Este empresario, prebendario del Estado y cuyas condiciones morales están a la vista, fue la pieza ideal que encontró el kirchnerato para atacar a Roberto Rocca. En medios empresarios se estima, sin embargo, que Madanes no conseguirá mucho apoyo en esta iniciativa de voltear el pacto de convivencia interno en la UIA.

La mayor inflación de la era K y la aparición del vandalismo en gran escala, como en las ocupaciones de diciembre y el descarrilamiento del tren en José León Suárez, son una combinación que puede afectar la gobernabilidad. Mientras el gobierno se esfuerza en negar el problema, está en marcha una segunda ola de tomas de predios por okupas locales y de los países vecinos. A todo esto cabe agregarle que, a partir de julio, se advertiría que el crecimiento disminuiría pronunciadamente en relación al del 2010, que bien medido fue del 6%. No es improbable, entonces, que en el segundo semestre el consumo se retraiga y la economía se enfríe, lo que produciría una gran fuga de capitales acompañada por una huida generalizada al dólar. Aunque estas reacciones no se traduzcan en una corrida cambiaria, serían señales de un valor político innegable. La incertidumbre sobre el futuro económico alcanzaría una magnitud que afectaría seriamente las posibilidades electorales del oficialismo para ganar una segunda vuelta ya de por sí dificultosa.

(*) Crónica y Análisis publica el presente artículo de Guillermo Cherashny por gentileza del Informador Público

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