viernes, 4 de febrero de 2011

SOBREOFERTA ELECTORAL


LA SOBREOFERTA ELECTORAL TIENE SUS RIESGOS

Carrió, Solanas y Sabbatella, los candidatos que les harían perder a otros

Por el Dr. Carlos Tórtora

La sobreoferta de candidatos presidenciales está empezando a producir riesgos para los que están mejor posicionados. Sobre siete u ocho candidatos que hoy se insinúan, los que tengan menos votos podrían deteriorar seriamente las chances de los candidatos mayores. Un caso típico es la postulación de Elisa Carrió, que captaría en buena medida votos radicales, debilitando el caudal del Acuerdo Cívico y Social. Por ahora en voz baja, algunos dirigentes radicales señalan que la jefa de la Coalición Cívica puede ser funcional al kirchnerismo al deteriorar a la principal fuerza opositora. En las oficinas de Carrió se defienden diciendo que, en la segura segunda vuelta, ella apoyaría seguramente al candidato radical. Pero la realidad es más compleja, porque hoy por hoy Mauricio Macri aparece en algunas encuestas a muy pocos puntos de distancia de la UCR. Carrió, en la primera vuelta, podría hacer entonces que sea el PRO y no el ACyS el que llegue al ballotage.

La conclusión es obvia, Carrió debería declinar su candidatura antes de julio. ¿Por qué antes? Es que entonces comenzará la campaña para la primaria del 14 de agosto y a esa altura ella ya no podría bajarse sin quedar muy mal parada. Se sabe que existen negociaciones para que las cosas no lleguen a ese punto pero que la fórmula del acuerdo está lejos. También es evidente que, cuanto más tiempo pase, las condiciones de la jefa de la Coalición Cívica para dar un paso al costado serían cada vez más importantes.

La astilla del mismo palo

El caso de Fernando Solanas es semejante. Su candidatura presidencial significará inevitablemente un drenaje importante de votos del Frente para la Victoria, esto es, de progresistas que emigran del kirchnerismo. El gobierno tiene un temor especial a que lo corran por izquierda y éste es justamente el caso. Ni que hablar de lo que pasaría si el candidato oficialista fuera Daniel Scioli. Entonces el voto de izquierda podría volcarse masivamente a Pino. Y esta especulación haría que sostenga su candidatura. Pero suponiendo que la candidata sea CFK, los operadores de la Casa Rosada apuntan claramente a un objetivo: que el líder de Proyecto Sur se conforme con ser candidato a jefe de gobierno porteño y le deje al kirchnerismo el espacio nacional. La tentación sería fuerte, aunque Solanas lo niegue. Si el kirchnerismo no presenta un opositor fuerte contra el macrismo, Solanas bien podría derrotar al PRO en la segunda vuelta. Esta posibilidad aumentaría en la medida que el candidato no sea Macri. Los puntos de vista afines que en algunos temas tienen Michetti y Solanas también jugarían a favor de que la volátil clase media porteña quiera cambiar.

Es probable que de ningún modo el gobierno alcance al 40 por ciento de los votos que le permitirían evitar el ballotage. Pero si Solanas le resta un porcentaje importante de votos, el kirchnerismo quedaría a tiro del que resulte ser su oponente. Entonces, el apoyo de Solanas en la segunda vuelta pasaría a ser imprescindible.

La pesadilla de Scioli

El tercer caso que influye en el esquema nacional es Martín Sabbatella. El mensaje kirchnerista al gobernador tiene más de una lectura. Una colectora con Sabbatella gobernador-CFK presidente podría hasta hacerle perder la gobernación a Scioli pero le aseguraría al núcleo duro de Olivos contar con una importante cantidad de diputados nacionales y diputados provinciales. No es un secreto que, en la intimidad, algunos consultores que trabajan para el gobierno reconocen que a la presidente le será muy difícil vencer en segunda vuelta si toda la oposición se une. De ser así, la prioridad del kirchnerismo sería acumular diputados para hacerse fuerte en el Congreso y obligar al futuro gobierno a negociar. La gobernación de Buenos Aires sería entonces menos prioritaria. Este tipo de razonamientos hacen que la colectora de Sabbatella pueda llegar a ser algo más que un garrote para que Scioli acepte que las listas -y su compañero de fórmula- se elijan en Olivos.

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