jueves, 14 de julio de 2011
KRETINA
Cristina y sus Catástrofes
“La verdad es siempre lo que es, y sigue siendo verdad aunque se piense al revés”
Antonio Machado
Contra lo que podía suponerse, mi convicción acerca de que la señora Presidente, finalmente, no se presentará el 23 de octubre a la reelección, siempre tuvo componentes fácticos y racionales; no se trató, en resumen, de una mera expresión de deseos. Como recordará quien haya leído mis notas en el curso de este año, las razones que he dado para ello provienen de cuatro vertientes: políticas, matemáticas, económicas y personales; por conocidas, no me referiré a estas últimas.
Las primeras tienen que ver con la relación entre este neo-kirchnerismo (el “cristinismo”) y el PJ y sus estructuras tradicionales. El cierre de las listas, producido el 24 de junio, dejó muchísimos heridos políticos y territoriales que, obviamente, poca voluntad podrán poner en juego a favor de quien produjo el daño. Doña Cristina no solamente “ninguneó” a los caudillos territoriales imponiendo nóminas sembradas de militantes rentados de La Cámpora, sino que su vocación suicida la llevó a dejar en el camino a quienes fueron sus primeras espadas legislativas: los hermanitos Rossi, en Santa Fe, Patricia Fadel, en Mendoza, y el Senador Fernández, en Santa Cruz, el Senador Pampuro, en Buenos Aires.
Lo mismo hizo con el PJ de la Capital, habitualmente perdidoso es cierto, pero que castigó al delfín Cabandié cortando en perjuicio de éste, en un 50% de los casos, las boletas que llevaban como buque insignia al Senador Filmus. Esta agrupación juvenil de tan tergiversado nombre demostró así que es numéricamente impotente para ayudar a la señora de Kirchner en sus momentos más comprometidos.
A pesar de la habitual flema de don Danielito Scioli a la hora de tragar sapos, el PJ de la Provincia de Buenos Aires y sus más importantes representantes –los “barones” del Conurbano-, que ya soportó con estoicismo y preocupación el castigo recibido en 2009 por capricho de don Néstor (q.e.p.d.), viendo como sus propios cargos entraban en zona de turbulencias por la pérdida de esenciales asientos en sus consejos deliberantes, acompañarán otra vez al kirchnerismo hasta la puerta del cementerio, pero no se enterrarán con él. La mejor expresión de esa certeza la dio el Senador Verna, al renunciar a la candidatura a Gobernador de La Pampa.
Por su parte, la CGT y la escasez de conquistas –salvo las estrictamente personales y familiares- que don Hugo “Camión” pudo aportarle con su política, está haciendo que los viejos rencores hayan comenzado a aflorar. En el camino, han quedado las candidaturas de don Plaini y de don Piumato, y la central gremial sólo puede exhibir a Amor, en la Capital (en realidad, hombre de don Amado), y a don Moyanito, en la Provincia de Buenos Aires. ¡Magro saldo para tanta sumisión y complicidad! Los “gordos”, que ya venían con la paciencia agotada de soportar la presión del camionero para robarles afiliados, se lo harán pagar en julio próximo, cuando se reúna el Confederal, pero antes dudo que hagan demasiados esfuerzos en pos de un “cristinismo” en declinación.
Nuestra egregia primera mandataria acaba de recibir una muestra, fuerte por cierto, de lo que le espera. Los veinte puntos porcentuales que Macri obtuvo de ventaja sobre Filmus no hicieron más que trasparentar cuántos ciudadanos argentinos están hartos de la corrupción, de la impericia y de la prepotencia de los Kirchner. Además, puso en tela de juicio –por decir poco- los análisis de las encuestadoras pagas por el Gobierno, esas que inventaron el ahora insostenible “¡ya ganó!”.
Dentro de diez días, el 24 de julio, la elección de Santa Fe seguramente pondrá a don Agustín Rossi, abandonado y solitario representante del FpV en la Provincia, en el tercer lugar, después de Bonfati, socialista, y de Del Sel, del PRO, cualquiera sea el orden en que éstos terminen. También allí la “piantavotos” presencia de La Cámpora dejará sus envenenados frutos.
Luego, el 31, llegará la nueva catástrofe porteña de Filmus, otro dejado a la mano de Dios por doña Cristina, pero que será obligado por ésta a incinerarse en el altar de este suicidio irracional del Gobierno. También en la Ciudad Autónoma hay muchos heridos que, a la hora de la verdad, buscarán nuevos palenques para rascarse.
Sólo siete días después, en Córdoba, donde el kirchnerismo no ha podido siquiera presentar un candidato propio a Gobernador, ni arreglar con el PJ local de De la Sota-Schiaretti por su cerril tentativa de imponer candidatos extraños, tampoco podrá ser exhibido como un triunfo de la Casa Rosada. La payasada de don Randazzo en Tierra del Fuego, cuando embarcó en el avión para levantar el brazo de la señora Bertone y aterrizó intentando hacer aparecer como propia la victoria de la actual Gobernadora, no resultará posible en esa Provincia, donde los candidatos de don Néstor (q.e.p.d.) salieron cuartos en la última elección.
La independencia demostrada por Urtubey, en Salta, que ha demandado, en este momento tan especial, al Gobierno federal por el cuentagotas con que recibe la energía que la misma Provincia produce, y la baja performance que hará el kirchnerismo en Mendoza, tampoco son buenas señales para la continuidad del sueño “cristinista”. Aún en las provincias chicas donde ya ha habido elecciones, y en las que el oficialismo central las ha ganado, los votos obtenidos esta vez fueron menos que en las anteriores, salvo en Misiones.
Con esa suma de catástrofes consecutivas, doña Cristina llegará a la fecha crucial del 14 de agosto que, indudablemente, funcionará como primer turno electoral.
Con total prescindencia de la voluntad –de la que en ningún momento dudo- de Raúl Alfonsín y de Eduardo Duhalde de acordar un gobierno de colaboración y, el 15 de agosto, hasta de un renunciamiento heroico a favor de quien haya resultado primero en esas primarias, la ciudadanía en general ejercerá un “voto útil” en ese sentido el 23 de octubre, y aún dispondrá de la segunda vuelta electoral para ratificarlo.
Desde el punto de vista económico, los gruesos nubarrones que se ciernen sobre Europa, en general, y sobre Grecia, Italia, España y Portugal, en concreto, sumados a los que, a su vez, están empañando la débil recuperación de los Estados Unidos, no auguran nada bueno para el futuro mundial, y podrían traer aparejado un marcado descenso en las cotizaciones de todos nuestros productos exportables; ese fenómeno, de producirse, no sólo afectaría a la Argentina sino a todos los países emergentes, básicamente exportadores, pero nos golpeará más fuerte que a éstos, ya que el kirchnerismo dejará una economía recalentada, débil y sin reaseguros anticíclicos.
Aún sin una crisis externa, el saqueo a la Anses y al Banco Central llevan años dando muestras de que el “modelo” se ha agotado, si es que alguna vez existió como tal, y que ha llegado la hora –para cualquier gobierno razonable y serio- de pagar la cuenta del despilfarro y el latrocinio. Si un heredero del “palo” de doña Cristina, contra toda mi certeza y mis pronósticos, lograra conservar el poder por un nuevo período, sólo tendría a disposición para estirarlo en el tiempo la herramienta de profundizar el populismo y estatizar el comercio de granos, al estilo de un nuevo IAPI.
De todos modos, la inflación está llegando a niveles insoportables, la pobreza y la indigencia del 40% de la población se han convertido en endémicas, los precios de la energía importada han convertido a los subsidios en inviables a mediano plazo (el martes fue anunciada una ampliación de $ 6.000 millones, que sólo alcanzará para un trimestre), la oferta de bienes no aumentará por la falta de inversiones, el país no podrá recurrir al crédito externo para financiar sus déficits, etc., etc., etc.
Cuando sostengo que todas esas razones harán que doña Cristina, que no se presentará para perder las elecciones ni querrá pagar los platos que ella y su marido han roto en tal medida, desistirá finalmente de su candidatura presidencial, ya que no la tengo por tonta, en general se me responde que, a la Presidente, su entorno le hace llegar cada día “el diario de Yrigoyen”. Con franqueza, lo dudo; don Hipólito carecía de televisión y de Internet, pero la viuda de Kirchner dispone de esas gigantescas posibilidades de enterarse, más allá de la obvia presión de sus cómplices para que no abandone el barco.
Si eso fuera así, doña Cristina estaría creyendo los resultados que ofrecen –al mejor postor- las mismas encuestadoras que erraron tan fiero en Tierra del Fuego, en la interna del PJ de Santa Fe y en la primera vuelta de la C.A.B.A. Es decir, “compraría” el mismo “pescado podrido” que nos vende su aparato día a día.
Desde otro ángulo, la deserción de los verdaderos militantes de los derechos humanos, asqueados por los robos de doña Hebe y los parricidas y por el uso que ha hecho doña Cristina del tema en la pelea contra Clarín –que ha sometido a diez años de indecencias y persecuciones a los jóvenes Noble Herrera y, recordemos, llegó a acusar de secuestradora a la señora Sara Ernestina Herrera de Noble- también pegará duro en la caparazón del kirchnerismo, aquí y en el exterior.
Porque, más temprano que tarde, la ciudadanía entera tomará conciencia plena sobre cómo influye la inédita corrupción de este Gobierno en su propia vida cotidiana. Se dará cuenta que, como consecuencia directa del robo y del saqueo al que la familia imperial ha sometido al país, sus hijos mueren de desnutrición en Salta y en Misiones, las escuelas y los hospitales se caen a pedazos, no tienen viviendas dignas ni trabajo formal, viajan como ganado, penan por gas, nafta y gasoil y carecen de rutas, cloacas y agua potable; y todo eso para que doña Cristina y sus cómplices tengan más aviones, yates, hoteles, casinos, empresas, autos y motos.
El domingo pasado, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, el pueblo argentino –ese que hoy carece de laureles y que no es saludado con dignidad por los libres del mundo- comenzó a decir ¡basta!
Para concluir, simplemente un párrafo a los opositores. Los habitantes de este triste país los estamos mirando: esperamos de ustedes una grandeza sin la cual será imposible que la República recupere el futuro.
El estado en que los Kirchner dejarán a la nación y a sus instituciones, requerirá del concurso de todos los hombres dignos de ese nombre. Quien resulte elegido el 23 de octubre deberá constituir un gabinete con los mejores, sean éstos del partido que fueran, para evitar caer en una más de las recurrentes crisis argentinas. A eso debemos apuntar todos los ciudadanos de a pie: a exigir a nuestros representantes que lo hagan, que terminen con las mezquindades del pasado y con los personalismos estúpidos.
El momento internacional, con un dólar débil y precios sostenidos de nuestras exportaciones, y con la salvedad de una caída generalizada en la eurozona o un mini-default norteamericano, hará que las medidas correctas, seriamente aplicadas y con una garantizada seguridad jurídica (que implicará, también, poner en el banquillo a varios jueces de todos los niveles), nos evite un conocido “infierno”, como le gustaba decir al difunto.
Si lo hacemos, Dios volverá ser argentino.
Bs.As., 14 Jun 11
Enrique Guillermo Avogadro
Abogado
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