Autor: Carlos Berro Madero
Se está perfilando como muy probable que estemos en presencia de una versión moderna de este famoso dúo de carne y madera que tanto divirtió a los argentinos durante muchos años.
La difusión del futuro gabinete que les arrancó a tirones alguna infidencia de su propio entorno, indica que Néstor parece ser un ventrílocuo consumado.
El cambio es solamente de voz y de apariencia.
Quien parece que hablará ahora es Chirolita, perdón Cristina, cuyos arrebatos han quedado reducidos a “pura parada”. Cuando se trata de chocar y mandar a alguien a la banquina, el que empuña el volante parece ser en realidad Chassman-Néstor.
Lo único nuevo, el joven Loustau. Un “productivista” según anuncian.
¿Qué es este neologismo?
¿Ministro de Economía? ¿Para qué? Si Chassman sabe más que nadie. Veamos si no:
1) preparó un default que nos dejó con mayor deuda acumulada que la que teníamos;
2) le mostró el puño al Club de París y ahora no nos prestan ni para comprar caramelos;
3) armó la estrategia de dólar alto con reservas compradas compulsivamente, y desató la inflación que comienza a acosarnos;
4) organizó la obra pública que nos viene costando entre coimas y sobreprecios más de un 150% de su valor de mercado;
5) recibió los préstamos y el fueloil de Venezuela para arreglar sus propios desaguisados y pagó intereses varias veces superiores a los internacionales;
6) negoció con los chinos las inversiones por 20.000 millones que nunca vinieron;
7) les reconoció a los del celeste imperio el status de economía de mercado y abrió las puertas a las importaciones masivas de camisetas y banquitos de madera;
8) negoció aumentos de salarios con cara de “me los como crudos” tolerando un tope del 16% y tuvo que pactar finalmente por el 30% (o más) en la mayoría de los casos;
9) para calmarlo a Moyano, un camionero gana hoy más que un médico;
10) se llevó 500 millones de dólares de Santa Cruz y nadie sabe hoy dónde están, en un movimiento de “pase” de una pericia equivalente a la del recordado mago Fu Man Chu;
11) firmó acuerdos por el gas boliviano, pagándole al “amigo” Evo cuatro veces más que lo que se les reconoce a las provincias argentinas gasíferas (u$s 5 y u$s 1,50 el BTU respectivamente);
12) regaló millones de pesos a municipios y gobiernos provinciales adictos para tenerlos sometidos a sus antojos;
13) dispuso retenciones y derechos de exportación sin dar explicaciones sobre las razones técnicas que le asistían;
14) suspendió exportaciones de carne y derivados perjudicando mercados que se habían logrado con enorme esfuerzo empresario;
15) mantuvo congeladas tarifas de servicios que cuando se acomoden de un golpe nos harán temblar la mandíbula;
16) volvió totalmente “creativo” al INDEC para acomodarlo a su programa económico “vayamos hacia adelante y después vemos”, como dice agudamente Roberto Cachanovsky.
Y no seguimos con la lista por temor de aburrir. La única verdad es la realidad. Y es conocida por todos.
Ahora Chassman parece que hablará a través de Chirolita-Cristina.
Los crédulos suponen que debajo del índice y el gesto adusto de Chirolita existe una mente inteligente y preparada. Nosotros creemos que es pura espuma y mal genio. Cada vez que le tocó hablar “en serio” sobre algo, sólo recurrió a lugares comunes, ejercitando una auto defensa compulsiva frente a las preguntas comprometidas de los pocos interlocutores que toleró a su frente (qué hubiera sido si se hubiese sometido abiertamente a “toda” la prensa).
Sin olvidar al Hegel enmascarado que no se parece ni remotamente al que todos hemos leído.
Por otra parte, los dúos son así: sin Chassman, no hay Chirolita.
Lo que ocurre es que Latinoamérica está poblada de payadores.
Los hay de todo tipo. Salvo poquísimas excepciones, quizá Chile y Brasil, el resto toca instrumentos con partituras improvisadas y muchas veces desafinadas, como la simpática canción con la que Andrea Boccelli recuerda a su novia fugitiva.
Allí lo vemos a don Fidel con sus largas barbas de cadáver de carnaval metiendo en lóbregas mazmorras a sus opositores. Y a Daniel Ortega, que dicen que de su apego al vino, ha sacado esa peculiar forma gangosa de expresarse.
Y qué podemos decir de Chávez que ya no se detiene ni ante la investidura de un Rey, mientras anda por todas partes con su constitución bolivariana de bolsillo, que más parece un libro de plegarias marianas.
En fin, señores, resultará muy difícil salir de este embrollo.
Lástima grande que el auténtico Chassman partió de este mundo. Porque si no, hubiéramos podido pedirle que le soplara la partitura adecuada a don Néstor.
Por lo menos para que Chirolita no tuviera problemas con el volumen de su gorjeo estomacal.
¿Nosotros? Pues tendremos que seguir buscando alternativas.
Todavía hay un futuro posible y el 2009 y 2011 no están tan lejos.
“No hay mal que dure cien años, ni cuerpo que lo resista.”
FTE: NEWPOLITIC.COM
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