viernes, 30 de noviembre de 2007

SUPERPODERES

Superpoderes...

Fuente: Jorge Asis Digital



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Con los superpoderes cotidianos, mientras tanto, se agigantan las dimensiones de la bolsa oficialista.



Hay que aceptar que el Cesarismo Conyugal se adueñó del escenario. Se lo conquistó, por la manifiesta incapacidad de sus pares. Por las formidables concesiones de una sociedad declinante. Por los colaboracionistas que emergen, en la intimidad, como críticos culposos.



Entonces es perfectamente comprensible que se asista a las ceremonias rituales del doble monólogo.



La garantía de la impunidad les brinda, transitoriamente, patente de corsarios. Saben utilizarla para hacer, en el fondo, lo que les plazca. Atributos, arbitrariamente especiales, de la soledad del mando.
Pueden hacer, si se les canta, dibujitos animados con los índices del Indec. O desarmar el papelón, artificialmente conspirativo, del general Montero. O apresar, gratuitamente, al diputado Patti. Y liberarlo, si se les antoja, pasado mañana. Y hasta permitirle jurar.


La línea de sucesión está asegurada. En la bolsa, no olvidarlo, también respira Cobos. El emblema del Radicalismo Kash prácticamente no registra peso que merezca un esfuerzo. El senado real, en la bolsa, queda a cargo de Pampuro. Legitimado por la intrascendencia comprobada de la lealtad.



Diputados queda, en la bolsa, para Fellner. Representa, tibiamente y adentro, la ensoñación federal, a partir del estoicismo de la dependencia.


Por lo tanto, la añorada implosión sólo persiste, para el análisis, en el territorio voluntarioso de la conjetura. De manera que el Cesarismo Conyugal puede disfrutar del país rendido, a su disposición, para lo que se le antoje.
Hasta para banalizar la ética, tenazmente institucional, de las Madres. Y transformarlas en la liviandad mercantil de una constructora, poderosamente rentable.


Por último, para consolidar la gestación del exitoso simulacro, el Cesarismo Conyugal puede brindarse el lujo, casi despótico, de explotar, hasta el hartazgo del aburrimiento, las inagotables reminiscencias del terrorismo de estado.
Después de todo, los excesos de la represión suelen complementarse. Con los excesos de la reparación.

La nota completa: http://www.jorgeasisdigital.com/2007/11/28/en-la-bolsa/#more-124

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