El otro Héctor Recalde, abogado ¿ de quién?
CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24). Cuando ingresó al diario La Opinión, Roberto García, hoy director del diario http://www.ambitoweb.com/Ambito Financiero, se especializól Gremiales. Si bien venía de estar en el semanario Primera Plana junto a Osiris Troiani, un reconocido experto en cuestiones geopolíticas y actualidad internacional, Jacobo Timerman puso a García, en algún momento, a cubrir una actividad muy importante por el desempeño de los sindicatos en aquellos años '70.
García no siempre escribió sobre Gremiales en La Opinión pero durante el tiempo que lo hizo, logró conocer a un abanico concurrido y, a veces, hasta extravagante de personajes, algunos de los cuales hoy se encuentra en la 1ra. línea del mal denominado 'movimiento obrero'.
Así, García perdió, en muchos casos, el respeto, y en otros el temor, hacia los sindicalistas y sus satélites, aún cuando algunos de sus amigos de hoy día, inexplicablemente conservan o el respeto o el temor. Por ejemplo, el abogado laboralista Enrique Strega, quien sigue creyendo que Héctor Recalde es un profesional de destacado y políticamente correcto.
Héctor Recalde no llegó al sindicalismo de la mano de Hugo Moyano, en verdad Recalde se encuentra vinculado a ese negocio desde mucho antes que trascendiera Moyano, y por eso cuando el marplatense camionero llegó a la conducción del gremio decidió seguir contando con los servicios del estudio jurídico de Recalde.
Precisamente en el diario http://www.ambitoweb.com/Ámbito Financiero, con la firma del alter-ego de García, Luis Calvo Anglada, hay una divertida anécdota acerca del Recalde más joven, cuando estaba junto a Armando Cavalieri, hoy adversario acérrimo de Moyano, desde que éste le comenzó a quitar afiliados en los supermercados. Aqui la anécdota:
"El eximio abogado laboralista y diputado nacional Héctor Recalde, autor de la denuncia -intento de pago de coimas por parte de un reconocido estudio jurídico de plaza- contra las empresas de tickets o vales de comida, conoce, quizás por su tradición en el mundo de los sindicatos (hoy, como se sabe, es el principal referente de Hugo Moyano), diversas historias sobre estas contribuciones especiales, pagos o dádivas ocurridas en el sector. Tanto que él mismo -y no de un modo grato- tuvo un rol protagónico en esos episodios non sanctos.
Pleno gobierno militar de Juan Carlos Onganía, avanzado 1971. Recalde colaboraba en un núcleo interno del gremio mercantil, junto al líder Manuel Buceta (sobre el cual el peronismo ni siquiera guarda respeto ni conocimiento merecidos por su influencia ideológica), su mujer entonces, Inés Dighian, y el famoso «Gitano», Armando Oriente Cavalieri (el mismo, claro, que hoy está al frente de las organizaciones sindicales de Comercio). Por aquella época, quien presidía el gremio era Armando March, un dirigente de reconocida ductilidad, tanto para engrandecer el movimiento obrero como su propia economía personal de gustos sofisticados (aunque, en el epílogo de su vida, terminó como un modesto vendedor de libros).
Entonces, los combativos Dighian, Recalde y Cavalieri -impulsados por Bucetaencabezaron una denuncia contra la empresa Pueyrredón Construcciones y sus relaciones sospechosas con March para levantar distintos edificios del sindicato (uno de ellos, en Donizetti y Rivadavia, se supone que a la postre -comprado luego por una gentileza de la Municipalidad, con otro gobierno militar-costó más que una docena de edificios juntos en la Capital). Esa denuncia de Recalde, entre otros, se amparó en las confesiones de unos subcontratistas de Mar del Plata, a quienes asesoraba el reconocido abogado Pablo Slavin, hermano de José, un actor de fama y carácter en el teatro y el cine argentinos.
No existían las cámaras indiscretas ni las grabaciones ocultas en esos tiempos, pero esa acción judicial de Recalde, Cavalieri y Dighian tuvo destino: March fue encarcelado en Devoto. Sin embargo, la historia no concluyó en ese episodio, tuvo otros matices, algunos desopilantes.
Ocurrió que los subcontratistas marplatenses, cuyo testimonio derivó en la prisión de March, luego continuaron haciendo nombres. Y, en esa invocación de otros complicados en affaires de la construcción, también involucraron a Recalde. Y, luego de que a él lo interrogaran, también quedó expuesto Cavalieri.
Epílogo: ambos también fueron a una celda, donde transcurrieron penando no menos de tres meses (casi graciosamente con la historia, entonces fueron defendidos por un abogado que luego fue ministro de Justicia del Proceso militar, no precisamente de izquierda, llamado Alberto Rodríguez Varela).
Y por esas paradojas de la historia, los subcontratistas también debieron sumarse más tarde al encierro, compartir con Recalde y Cavalieri el menú carcelario, el día y la noche entre rejas. Fue una decepción ese episodio para Dighian y Buceta, honestos dirigentes; pero, en cambio, constituyó una alegría para March: cuando vio ingresar al dúo Recalde-Cavalieri al penal, se trepó a los barrotes para gritar entusiasmado: "¡Ustedes también!". No fue lo único, claro, que les dijo. Fue el principio de otra jaula de las locas."
miércoles, 28 de noviembre de 2007
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