sábado, 9 de agosto de 2008

BUSSI

-Bussi en Unidad Coronaria. (Por Luz García Hamilton)
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Ayer comenzó el juicio oral y publico contra los Generales Luciano Benjamín Menéndez y Antonio Domingo Bussi. La sala del Tribunal Oral Federal estuvo repleta. Menéndez se mostró entero aunque su mirada denostaba tristeza. Bussi impresiono ya que hacían casi dos años que no aparecía en público.

Los hijos de Vargas Aignasse escucharon respetuosos y conmovidos. Hubo forcejeos e insultos que hacían estremecer recordando la violencia de otros tiempos. Bussi fue retirado en camilla con un cuadro de descompensación cardiaca. Dio la sensación de que no respiraba. Afuera militantes de izquierda festejaban violenta y ruidosamente. Perdón, ¿no son ellos los que se creen abanderados de los Derechos Humanos?

Fue una mañana diferente y cargada de sensaciones cruzadas. Antonio Domingo Bussi salió de su casa a las 7 de la mañana con mucha dificultad y bajó de la camioneta de Gendarmería en silla de ruedas cuando todavía era de noche y no había nadie alrededor. A Menéndez en tanto lo buscaron del Arsenal y también llego antes que el público y la gente. A los dos les pesan los años y si bien el General Menéndez se mostró entero y fuerte en todo momento, desde la última vez que estuvo en Tucumán, hace unos cuantos meses, parecería haber envejecido años.

La sala se fue llenando de a poco. Entre los primeros en llegar estuvieron Ricardo y José Luis Bussi, los hijos del General, ambos legisladores provinciales. Los Bussi junto a un puñado de afiliados y amigos se sentaron a un costado de la sala, junto al ex abogado de los dos militares imputados en la causa, el Doctor Conesa Mones Ruiz. Atrás de ellos se ubicaron dos sobrinos del General Menéndez y un nieto del Ingeniero José Maria Paz, asesinado por Montoneros. Nadie mas acompaño a Luciano Benjamín Menéndez en el primer día del juicio oral.

Entre el publico acreditado estaban la Diputada Stella Maris Córdoba, kirchnerista de la primera hora, la hermana de Falú, el ex legislador Chebaia, el ex legislador y abogado penalista Juan Robles, el Fiscal que investigo la causa, Emilio Ferrer, el Presidente del Colegio de Abogados, Dr. Bustamante, el abogado penalista Carlos Caramutti, el radical Mibelli, el concejal Avignone, la abogada Laura Figueroa y el titular de los Derechos Humanos de la Nación Eduardo Duhalde que llegó cuando el juicio había comenzado y no saludó al fiscal Ferrer lo que llamo la intención. Por supuesto los hijos del desaparecido Vargas Aignasse ocuparon la primera fila. Atrás del salón, en sillas que se debieron agregar, se sentaron un numeroso grupo de manifestantes con remeras blancas y leyendas alusivas, que llamaron la atención por su juventud y por ser en su mayoría mujeres.

Cuando la sala estuvo colmada y todos ubicados en sus asientos, ingresó el tribunal que en esta ocasión es presidido por Gabriel Casas y luego el fiscal y los abogados defensores. En ese momento ingresó Luciano Benjamín Menéndez, erguido y con la cabeza en alto, luciendo en su pecho la escarapela argentina con una franja negra. Fue en ese momento cuando ésta periodista observó que al Diputado Vargas Aignasse se le transfiguraba la cara mientras su señora lo contenía de la mano.

Inmediatamente después entró Antonio Domingo Bussi, caminando con la ayuda de un bastón y a paso muy lento llegó hasta su lugar, siendo notoria la sonda por la que le llegaba el oxigeno. A decir verdad, y con todo respeto, en la sala y en el palco de periodistas se hizo un silencio sepulcral, quizás hasta ese momento nadie creyó realmente que la salud del anciano general era tan precaria. La defensora oficial adjunta, a cargo de su defensa, le tendió una mano y se sentó tras lo cual comenzó la lectura de las acusaciones que llevo toda la mañana y que estuvo a cargo del secretario Mariano García Zavalía.

En la sala hubo silencio y atención, solo los militantes sentados atrás con carteles los levantaban de tanto en tanto y hacían gestos de repudio aunque habían sido advertidos de que no se tolerarían improperios de su parte.

Los hijos de Bussi parecían preocupados por la salud del padre, quien estaba como recostado en su silla respirando por la boca y cada tanto se acomodaba la sonda mientras tres gendarmes a sus espaldas controlaban el tubo de oxigeno.

No fue agradable para nadie escuchar las graves acusaciones y sin duda alguna varios de los presentes habrán tenido diferentes sensaciones y muchos recuerdos tristes habrán pasado por sus mentes.

Sin embargo es destacable la conducta que mantuvieron en todo momento, tanto los familiares de Vargas Aignasse como los hijos de Bussi, quienes no cruzaron miradas pero cada uno por la parte que le tocaba y que por cierto es fuerte para ambos lados, estuvieron callados, dolidos, impactados, conmocionados.

Pero las dos partes en respetuoso silencio, quizás sabiendo que para todos era duro, difícil y doloroso. Para Gerónimo y sus hermanos por el padre que no está y que ha sufrido tanto y para José Luis y Ricardo por el padre que estaba allí, tan indefenso y débil con sus 82 años. A fuerza de ser sincera y dejando cualquier subjetividad de lado, no hubiese querido ser ninguno de ellos porque no dudo, conociendo a todos ellos, que el sufrimiento los habrá atravesado.

Bussi interrumpió en un momento dado al secretario y le pidió que leyera otra vez, en ese momento fue llamado a silencio por el Juez y su defensora le pidió que se tranquilizara. Luego de ese momento se pasó a un cuarto intermedio de 15 minutos y media hora después supimos que el General Bussi se había descompensado.

Un médico muy joven de apellido Gálvez, que estaba allí por el SIPROSA fue quien con valentía y decisión se sentó en el banquillo, pidió la palabra y explico ante toda la concurrencia que Bussi tenia un fuerte dolor en el pecho y que no podía arriesgarse a dejarlo en la sala ni un minuto más.

Gálvez tras hacer un juramento de rigor, solicitaba autorización para trasladarlo de inmediato a un Sanatorio. Tras un cambio de palabras con el Fiscal Terraf que pedía precisiones, el Tribunal Oral federal autorizó el traslado y comunicó que el juicio se suspendía.

Y entonces el descontrol se apodero de la calle

Lo vivido a partir de ese momento fue lamentable, doloroso y preocupante. Dentro del salón los jóvenes manifestantes bajo la conducción de una decena de abuelas con pañuelos blancos estallaron con gritos y cánticos que a muchos hicieron estremecer. Ojala me equivoque pero todos ellos parecían adoctrinados mientras con sus manos izquierdas en alto y al mismo compás cantaban “volveremos, volveremos” y vociferaban contra Bussi y su familia.

Otra vez vale la pena aclarar, que de estos cánticos y ofensas NO participaban los familiares de Vargas Aignasse sino los militantes que fueron hasta allí quizás con algún propósito y que son ellos los que causan preocupación cuando se advierte que los mal llamados defensores de los Derechos humanos no respetan a quienes piensan diferente, ni a los ancianos, ni a los enfermos y que parecen enceguecidos de odio cuando lo que el país necesita es perdón y paz.

Mientras tanto afuera, una batahola se había desencadenado. Casi 300 personas presas de la ira gritaban y “festejaban” de manera violenta y cruel la descompensación del general Bussi que era retirado en camilla casi inconciente. La ambulancia esperaba afuera, en la calle y en ese estado los gendarmes y médicos debieron atravesar las vallas y sortear a decenas de camarógrafos que se abalanzaban sobre la patética imagen del viejo general que iba sin la menor reacción y que hizo temer lo peor.

Lamentable ese momento porque hay cosas como el respeto que los humanos no deberíamos perder. Los gritos y los insultos a Bussi retumbaban dentro y fuera del edificio y la ambulancia parecía sacudirse mientras fuera de si y descontrolados estos activistas con sed de revancha no la dejaban partir aunque la sirena ululaba con desesperación.

Tensión, forcejeos y golpes de estos manifestantes que lejos estaban de querer justicia ni de exigir respeto, porque para exigirlos hay que primero ser capaces de respetar o cuanto menos de tolerar al prójimo. Muy difícil resulta amar la paz si se vive de manera violenta, abrazar el perdón si se esta impregnado de rencor.

Bussi internado

La salud del General Bussi pende de un hilo. Ya una junta médica conformada por 6 profesionales que designó el Tribunal Oral había informado que NO ESTABA EN CONDICIONES DE CONCURRIR AL JUICIO. El Fiscal desoyó al cuerpo medico y solicitó un medico de Buenos Aires….tampoco se respetan los médicos tucumanos? Tan mal estamos?

Este llegó y autorizó a Bussi a concurrir diciendo que NO TENIA IMPEDIMENTOS. ¿Qué pasaba si Bussi se moría hoy en plena sala del Tribunal Oral? ¿Quién iba a ser el responsable?, ¿De que derechos humanos estamos hablando?, ¿Defendemos la vida?, ¿cuidamos a los enfermos?, ¿protegemos a los ancianos? ¿O queremos congraciarnos con la equivocada política de Derechos Humanos?

Bussi ha quedado internado en la Unidad Coronaria de un Sanatorio Privado. El juicio se suspendió hasta el viernes próximo. Dicen que Bussi esta angustiado y enfermo. Pero que a toda costa quiere volver a la sala de audiencias aunque ese sea el último acto de su vida.

A un familiar cercano le dijo que el fue un general de la Nación que cumplió ordenes y defendió a la Patria y que como tal va a dar la cara y va a contar su verdad para todos los tucumanos a los cuales amó.

Allá tiempo y hace años supo decir “que quería a Tucumán como a una novia” y cosechó mas de 200.000 votos. ¿Qué pasara si esos miles de tucumanos que convalidaron su gestión salen mañana a protestar? Esperamos que no lo hagan por cierto, porque confiamos en la Justicia y queremos que haya paz.

Es evidente que 32 años después las heridas quedan pero justamente por eso urge buscar el modo de reconciliar a los argentinos si no queremos lamentar hechos tristes y si queremos dejar atrás un pasado doloroso para unos y otros. Como sea que haya sucedido esa guerra, pensemos que todos ellos querían una Argentina mejor.

Lo sucedido hoy en la sala de audiencias del Tribunal Oral federal al conocerse la descompensación de Bussi fue lamentable, la reacción de los activistas de afuera mucho peor.

Que Dios ayude a todos los argentinos.

Luz García Hamilton

Fuente: Periodismo de Verdad

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