EL CAMPO Y EL ESTADO
La sociedad es la agrupación de hombres eternamente insatisfechos que generan recurrentes desequilibrios e inestabilidad social. En el siglo XXI, perdura la cultura que el Estado debe evitar los desequilibrios sociales, que es una ficción, como pretender correr para alejarse de la propia sombra.
Productores, proveedores y operadores del sector agroindustrial han demostrado en nuestro país - a pesar del desorden político, institucional, los activistas violentos, la inseguridad jurídica y las dudas sobre la ideología del gobierno - su dominio de las tecnologías de punta, su capacidad de producir bienes y riqueza, de derramarlos en todo el ámbito nacional y de invertir para aumentar la productividad. Todo con un Estado prácticamente ausente.
Llama la atención que los agropecuarios estén esperando que el Gobierno decida la llamada Política Agropecuaria de Estado, cuando
está demostrado que no la necesitan. Desconocen que el Estado argentino está enfermo, y es ineficiente. Gran parte de los funcionarios son políticos, no tienen pensamiento afín con el sector y son proclives a abusar del poder. La lucha institucional debe ser contra el abuso y las obstrucciones del Estado.
Lo que debe exigirse al Estado es el respeto de la ley, de la creatividad del hombre, de su dignidad y de sus derechos individuales. Con ese contexto, la sociedad resuelve, lenta pero sin pausa, los requerimientos sociales.
13/08/08
Dr. Marcelo Castro Corbat
segundarepublica@ fibertel. com.ar
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