Kordobazo
La violenta jornada del 30 de julio en Córdoba tiene una similitud y varias diferencias con el famoso “Cordobazo” del 29 de mayo de 1969. La única similitud es la demencial violencia en las céntricas calles cordobesas, cuyo mobiliario urbano fue literalmente destruido por los manifestantes, amén de quemar árboles y robarse la bandera del mástil mayor, frente a la estatua ecuestre del Libertador.
Aquel Cordobazo del 69 surgió como un movimiento desde abajo hacia arriba, desde las fuerzas populares de gremios y organizaciones estudiantiles contra el gobierno central del General Juan Carlos Onganía, infiltrado por el incipiente terrorismo que se desataría luego en el país y que tuvo así su primer "ensayo general". El episodio del 30 de julio de 2008 fue un connato violento ordenado por el gobierno central contra la gestión del gobernador Schiaretti, vasallo insubordinado de las huestes kirchneristas, es decir que fue desde arriba hacia abajo.
El Cordobazo del 69 fue el fin de un proceso. El del 30 de julio fue un episodio aislado, una consecuencia de otros actos.
El Cordobazo del 69 tuvo figuras propias entre los gremios, siendo la principal Agustín Tosco. La jornada del 30 de julio no tuvo figuras relevantes, sino que sus protagonistas fueron, en su mayoría, personajes anónimos, encapuchados, mercenarios del gobierno central, entrenados en el tema del vandalismo urbano.
Una movilera de una cadena radial de peso en Córdoba le preguntó a uno de los violentos a que gremio pertenecía, y éste -con evidente tonada porteña- contestó que él era "del pueblo", y que sus ataques iban en contra del "intendente" Schiaretti, a quien dedicó irreproducibles insultos.
Es decir que desde Buenos Aires, el gobierno central (alguien mencionó a Kunkel y Parrilli) envió a una horda de revoltosos para infiltrarse en una manifestación más o menos legítima para protestar por una ley que recorta las jubilaciones que superan los 5 mil pesos. Es decir, gremialistas manifestando a favor de la "oligarquía" jubilatoria. No resulta fácil de entender.
A menos de 24 horas de los hechos estuvimos in situ para ver los desmanes que nos había adelantado la pantalla de TV. Una importante casa de cambio tenía sus amplias vidrieras destrozadas. Una gran librería también, lo mismo que una tradicional casa de comidas regionales. Un sinfín de pequeños negocios terminaron con sus vidrios deshechos y sus mercaderías saqueadas. Sin embargo, llama la atención un par de cosas: un banco, sospechosamente llamado "Patagonia", que conserva intacta su cristalería, al igual que un concesionario de motos con generosas vidrieras y ostentación de vehículos biciclos de alto precio que tampoco había sufrido ni un rasguño. Nuestra investigación nos condujo a un nombre, confirmada por un matutino nacional. Esa concesionaria de motos -que era un banquete servido a los vándalos- sería propiedad de un hijo del ministro De Vido.
Se puede concluir por ello que Cordobazo y Kordobazo son muy diferentes. El primero difícilmente se vuelva a producir, porque las circunstancias que lo ocasionaron no son repetibles (un gobierno militar). En cambio el segundo, la represalia de la gestión "democrática" de Cristina Kirchner contra el gobernador cordobés por no haber accedido a su capricho de castigar al campo argentino, muy probablemente tenga innumerables remezones en los próximos tres años, no sólo contra el gobernador cordobés sino contra todo aquel que ose desairar a la monarca reinante.
Raquel Eugenia Consigli
Horacio Martínez Paz
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