Todo está como era entonces... o casi todo
El fútbol vuelve a acaparar el interés argentino y el Argentina-Brasil de mañana o el programa del señor Tinelli, una verdadera escuela de voyeuristas precoces, pueden hacer olvidar muchas cosas. ¿¡Quién dijo que la televisión no educa!? El campo ha vuelto a la protesta y la cosa viene para largo. Es cierto que para las semanas venideras el Servicio Meteorológico predice buen tiempo pero siendo un organismo tan del Estado como el INDEC y la constructora Madres de Plaza de Mayo, pocos pueden creer en él. Contrariamente, fuentes privadas que la Casa Rosada desestima, anticipan en el sector rural un frente tormentoso, con vientos huracanados y posible granizo del tamaño de huevos de ñandú.
Todo hace suponer que se encuentra próximo el momento en que se vean “Cuántas botas son tres pares”. Hasta el momento la disputa favoreció al Gobierno porque pudo postergar soluciones que debe al sector desde hace años y ocuparse, mientras tanto, de otros temas que considera primordiales: como la estatización de Aerolíneas. El ímpetu que invade a la Casa Rosada y pseudos opositores en el salvataje de una empresa privada extranjera no es ni por asomo directamente proporcional al interés que demuestran por productores nacionales, en este caso del rubro agropecuario, al que prohíben, incluso, exportar sus productos, en una clara maniobra que hemos señalado oportunamente como violatoria del derecho de comercio, anticonstitucional, antinacional y que en forma palpable beneficia a terceros países en detrimento de Argentina.
Pero también es cierto que quizás los agropecuarios no estén en condiciones de volver a repetir los cortes y las manifestaciones en la proporción que lo hicieron meses atrás. Deberían, creemos, explicar más concienzudamente sus propuestas a la población, como la que aseguraron les permitiría una mayor exportación de carne –que implicaría un aumento sustancial en la entrada de divisas y pago de impuestos– la que iría acompañada de una importante rebaja en los precios de los cortes populares. Por lo demás, hoy resuta inadecuado que el troskismo de la dirigencia Agraria continúe liderando la protesta de las entidades. Si bien pudo ser tolerable en una primera instancia de la rebelión que el puño cerrado primara sobre la razón, coincidimos con Ariel Corbat en que la izquierda es revolución y la derecha, evolución. Y se avecinan -se está- en tiempos de lo segundo.
El “Mi voto no es positivo” de hace solo treinta días provocó una convulsión política y económica que rápidamente fue acallada por otros hechos, por ejemplo, el asesinato de varios empresarios que por la manera en que fueron ultimados y sus cuerpos descubiertos, hacen dudar a los entendidos acerca de si las víctimas tenían algún nexo con narcotraficantes, o si bien los crímenes podrían haber sido realizados por algunos de los escuadrones de la muerte que parecerían estar surgiendo en el territorio nacional. En cualquier caso, el tema de la droga en Argentina está excediendo con creces cualquier posibilidad de análisis periodístico, máxime cuando el Gobierno se encuentra empeñado en liberar su consumo aunque utilice para ello argucias semánticas como es la imposibilidad y conveniencia de que el adicto no sea criminalizado.
La ANSES acaba de anunciar que reconocerá el derecho a la pensión por viudez a las parejas homosexuales. Una vez más y coherente con su ideología, el Gobierno busca el apoyo de las llamadas “minorías” y grupos de riesgo (delincuentes, inmigrantes, feministas, jóvenes, portadores de SIDA, grupos subsidiados de derechos humanos, ancianos, pobladores de villas miserias, usurpadores). Ante tanta onda negativa que asegura la Casa Rosada lanzan los medios de comunicación en su afán de tergiversar la realidad, se destaca en el análisis global una cuestión que parece haber pasado desapercibida pero que tiene significativa importancia. Es la primera vez en los doscientos años de joven historia que lleva Argentina que un Presidente en ejercicio no responsabiliza de los males de su gestión a quien lo antecedió en el cargo. Tampoco dice tenerlos. No es poca cosa.
SALINAS BOHIL
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario