Cartas al Tío Plinio
15 Aug 08 – 13:58
Bipartidismo
La ADEVIK, "Asociación de Víctimas de Kirchner". Una ONG que prepara alternativas imaginarias. Tío Plinio querido,
El presidente honorario de la ADEVIK, la Asociación de Víctimas de Kirchner, Eduardo Duhalde, se dedica, pacientemente, a construir los pilares de la próxima equivocación. Puede ser la equivocación definitiva. Superadora de las equivocaciones anteriores. Las que aún no se comenzaron, siquiera, a pagar.
Agrupa la ADEVIK, tío Plinio querido, algunas víctimas recientes.
Gobernadores que, hasta el desastre de Cancha Rayada, de la Resolución Administrativa, solían reverenciar a Kirchner. El victimario de referencia, en la subsede gubernamental de Puerto Madero. Desde donde Kirchner preparaba el fundamento sustancial de su sepultura política. A través del diseño de la trampa corporativa del Partido Justicialista. Institución que, durante su mandato, había exitosamente denigrado. Y contra la cual, en lo personal, había crecido.
De la Sota, Busti, Solá. Son algunas de las víctimas más frescas. Colaboracionistas frustrados del kirchnerismo, que logran repararse, de la sutileza de sus lastimaduras, en la promisoria protección de la ADEVIK.
En menor medida, asoma también el reticente Reutemann. Que mantiene un pie en Duhalde. El otro pie, tío Plinio querido, sigue en Kirchner.
También, la ADEVIK agrupa a las víctimas más veteranas, inicialmente fundacionales del castigo cruel de Kirchner.
Como Puerta, al que violentamente Kirchner castigó.
O a los alegres Barros Schelotto, Adolfo y Alberto, del Estado Libre Asociado. Los únicos próceres que, aunque también sean víctimas, aún controlan la hegemonía en su infranqueable territorio.
Kirchner no pudo, contranaturalmente, a los Barros Schelotto, concertarlos.
Se lo espera en la ADEVIK, pero sin mayor esperanza, a Das Neves.
Otro gobernador en ejercicio, como Alberto Barros Schelotto. A Das Neves, el estadista del abdomen operístico, le va a costar, a esta altura, presentarse, aunque sea innecesario, como víctima de Kirchner.
Igual que a Scioli, otro rehén, espectacularmente drenado. Más que en ejercicio, Scioli se encuentra en desperdicio.
Y resulta auspicioso que Romero, hasta hoy, tío Plinio querido, que se sepa, ni se acerque por la victimización colectiva de la ADEVIK.
La penúltima invención artificial de Duhalde, desde la ADEVIK, consiste en asociarse al destino del imantado vicepresidente Cobos.
Trátase del “Cobos que Kirchner se merece”. El radical que encarna el oportuno neomodernismo de estación.
El último producto es alentado por los insondables empresarios productivistas. Equilibristas de la pesificación asimétrica. Mercaderes bastante agotados por el maltrato del victimario.
Trafican, aparte, con la condescendencia solidaria de Clarín. Con las agrandadas fuerzas del campo. Y con el padrinazgo espiritual de El Cardenal.
Si los Kirchner se estrellan antes del 2011, como es altamente inevitable, la opción colectiva consiste en apoyar a Cobos. Con el paraguas amplio del consenso institucional. Y con la firme decisión de apartar a los funcionales más indeseables (tema de una próxima cartita). Espérela.
Acotaciones
En los momentos de máxima lucidez, Duhalde descalifica, en la práctica, y acertadamente, tío Plinio querido, las ambiciones de los ex gobernadores peronistas que suelen agruparse detrás de su impostura.
Conciente de sus limitaciones, en una muestra de inteligencia evaluativa, Duhalde no puede respetar a los seguidores que lo aceptan, si no como líder, como El Gran Armador.
El Piloto de Tormentas, desde el sitial moral de ADEVIK, pugna por la reconstrucción del bipartidismo. Para algarabía de los parsimoniosos pensadores de domingo.
Es conveniente entonces que se reconstruya, en principio, la Unión Cívica Radical. Para que también recupere, más adelante, algún viso de credibilidad el peronismo, que se encuentra irreparablemente lacerado. Después del fracaso estrepitoso del último producto peronista. Otro conejo de la galera de Duhalde. Kirchner.
Sin adherir a perversidades interpretativas. Se asiste a las acotaciones del futuro. Escasamente venturoso para las lícitas ambiciones personales de las víctimas citadas.
Incentivados por la frágil orfandad, ellos aún deben hacerle caso a Duhalde, la víctima emblemáticamente principal. Ponen entonces rostros adustos de estadistas que toman, con seriedad, las magistrales emanaciones del armador.
Onda voluntaria
Vuelve entonces, tío Plinio querido, la onda voluntaria del bipartidismo.
En el imaginario del ADEVIK, deben clausurarse las alucinaciones presidenciales de la señora Carrió. Salvo que retorne, con gesto vibrantemente aristocrático, y acompañada de la señora Stolbizer, al reagrupado tronco radical. Todos ilusoriamente juntos, detrás del imán de Cobos.
Tampoco, según la óptica del bipartidismo que se gesta, tiene mayor sentido que Macri, o Binner, se desmarquen. Están condenados a la jerarquía, a lo sumo, provincial.
Salvo que la instancia bipartidista, que sesudamente se planifica desde la ADEVIK, lo haga desembarcar a Macri, tardíamente, en las costas -de marea baja- del peronismo.
Por otra parte, Duhalde no lo contiene a Macri entre los protagonistas principales de sus oraciones.
Quien hace mayores méritos para ser el protagonista es, según nuestras fuentes, Felipe Solá.
Pero Duhalde, como se quemó con Solá, cuando ve que se le acerca un Felipe, dispara.
Cada víctima de ADEVIK, en el imaginario duhaldista, tiene que disputar la vigencia en sus territorios. Y esto es aceptablemente razonable. Deben recuperar los dominios. Busti, debe hacerse fuerte invariablemente en Entre Ríos. De la Sota debe volver a la acotación de Córdoba, y sacarle la provincia de la boca a Juez, que amenaza con comérsela. Puerta tiene que clausurar en Misiones su coherente ciclo consagratorio de consecutivas derrotas. Provincias que les quedan, justas, de sisa. Sin aspirar, por ahora, a nada más.
Y los imprevisibles Barros Schelotto, que se reconciliaron con Duhalde y con De la Sota, deben conformarse con la estancia asegurada del Estado Libre Asociado de San Luis. Pero ¿quién los para?
Marcas de Ruckauf
A partir de su magnífico crecimiento, Cobos superó las marcas olímpicas establecidas por Ruckauf. El predecesor justamente olvidado. Antecedente del otro predecesor que debería desmarcarse a tiempo. Que se le acaba.
Scioli, conductor de la Línea Aire y Sol. Artífice de la ideología del vitalismo.
Para escaparse hacia el imán irresistible de los Kirchner, en una sociedad que admira la eficacia para el deslizamiento en garrocha, Cobos supo tomar distancia, primero, de los radicales irrelevantes. Los que se sumergían con fervor en la faena fagocitada del despedazamiento.
Ahora Cobos saltó en garrocha desde el kirchnerismo. Y el imán le pertenece. Lo tiene Cobos, y la sociedad fervorosamente lo aplaude.
Cobos intenta, estimulado por la consolidación del proyecto bipartidista de Duhalde, la unificación de los pedazos sueltos de la Unión Cívica Radical.
Ensaya Cobos diversas astucias afortunadas, con el propósito, ampliamente logrado, de alejarse, cada vez más, de Kirchner.
Quien pasa, de la categoría de imán, a la categoría de mufa.
En cualquier momento, tío Plinio querido, al citarlo a Kirchner, los oportunistas que se le reportaron van a tocar madera.
Como tocó madera Kirchner, acuérdese. Cuando la representación de la mala suerte le pertenecía a Menem.
Al saberse imantado por la magnitud del desaire, hacia los aniquilados Kirchner, Cobos atrae a los radicales. Aquellos que oportunamente había desairado. Para irse con los Kirchner. Pero ahora Cobos favorece, sobre todo, a las amontonadas víctimas peronistas, que acumularon talonarios de facturas.
Para pasarle facturas a un Kirchner que se encuentra, justamente, en las vísperas de la cesación de pagos.
Facturas que posibilitan, honorablemente, la legitimidad de la ADEVIK. El Organismo no gubernamental que tiene, en estado de trámite, la personería jurídica.
Dígale a tía Edelma que mantenga, a pesar de todo, algo equiparable al entusiasmo. Que esté atenta, con la turmalina negra, siempre en la izquierda. Porque pronto tendrá novedades del Partido Digital.
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