martes, 13 de abril de 2010

CHIROLA Y ZANAHORIA


LA TRANSVERSALIDAD PERONISTA EN MARCHA

El eje Scioli-De Narváez intentaría sacarse de encima a Kirchner y Duhalde


Por Carlos Tórtora

En una aparente contradicción, mientras el periodismo informa que Francisco De Narváez decidió abandonar la carrera presidencial y resignarse a disputar la gobernación bonaerense, en el bunker de Las Cañitas se sigue trabajando febrilmente en el armado de una estructura nacional. Tanto el Partido Federal como el flamante Partido Celeste y Blanco -creado expresamente por el empresario- continúan su despliegue para abarcar los 24 distritos del país.

La pregunta viene sola: ¿Para qué quiere De Narváez una compleja estructura nacional si ya la Corte Suprema le anticipó que no avalara su habilitación como candidato? Y, además, ¿por qué su mano derecha, Gustavo Ferrari, se apuró a aclarar que no habrá acuerdo para respaldar a Eduardo Duhalde como presidenciable porque “es el pasado”? En primer lugar, De Narváez le estaría pasando una factura personal al ex presidente, porque estaría convencido de que éste, a través de Juan Carlos Maqueda, aportó lo suyo para que los ministros de la Corte se inclinaran mayoritariamente en contra de su candidatura. El segundo motivo es más técnico. Según los números de las dos encuestadoras que reportan al cuartel de Las Cañitas, el porcentaje de rechazo a Duhalde sería similar al que hizo inviable la aventura de Carlos Menem en la segunda vuelta del 2003, obligándolo a abandonar la carrera después de ganar la primera vuelta. “Si Francisco se suma a Duhalde, los números le bajan y se compra todos los problemas del duhaldismo”, graficó sin miramientos un asesor de aquél.

Mas entrelíneas, se escuchan comentarios acerca de que De Narváez especula con un supuesto desgaste progresivo de la candidatura de Duhalde que, a su juicio, se lanzó demasiado temprano y ahora debe afrontar un año y cuatro meses hasta las internas abiertas, si es que no se modifica la ley de Reforma Política y se adelantan las elecciones.

La conexión La Plata

La actual interna abierta con Duhalde sería sólo un capítulo del plan de De Narváez. El otro costado pasa por su creciente relación con Daniel Scioli a través de su hermano Pepe, ya con escritorio en Las Cañitas. Ambos compartirían un diagnóstico común: ni Kirchner ni Duhalde podrían ganar la segunda vuelta: ¿entonces qué sentido tiene apoyarlos? Pero tal vez sí -según este criterio- podría hacerlo Scioli con el apoyo de la estructura nacional que está armando De Narváez. Éste recibiría como pago el apoyo del sciolismo para ser el candidato a gobernador de la unidad del peronismo. El plan, audaz, incluiría a los gobernadores kirchneristas rescatables, como Juan Manuel Urtubey y José Luis Gioja, que recibieron recientemente en sus capitales al diputado bonaerense. Tal vez enterado de estos movimientos, es que Felipe Solá se sumó al desgaste de la candidatura de Duhalde, proclamando la suya propia con el apoyo del partido País, como una forma de sentarse en una futura mesa de negociaciones. El vuelo en picada que parece haber emprendido Mauricio Macri, ahora rehén de la justicia federal y de su propio Ministro de Seguridad, un ex juez federal, favorece los sueños de De Narváez-Scioli. Martín Redrado conversó con Duhalde sobre una eventual candidatura suya a Jefe de Gobierno, pero días atrás habló del mismo tema con De Narváez. También aporta la suyo el grave accidente cerebro vascular sufrido por el Vicegobernador de Buenos Aires, Alberto Balestrini. A través de su control sobre el distrito más importante, Balestrini, como presidente del PJ provincial, le recortaba seriamente el espacio a Scioli. Ahora, le toca a Hugo Moyano reemplazarlo. Pero el camionero está lejos de representar a la dirigencia del PJ bonaerense, que es sumamente reacia a los avances sindicales en política.

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