sábado, 24 de abril de 2010

CONEXIÓN VENEZUELA


Río Negro - 24-Abr-10 - Opinión

http://www.rionegro.com.ar/diario/opinion/editorial.aspx?idcat=9542&tipo=8

EDITORIAL
La conexión venezolana

Los vínculos entre miembros del gobierno de los Kirchner y el del presidente venezolano Hugo Chávez motivaron sospechas mucho antes de que, el 4 de agosto de 2007, el empresario Guido Antonini Wilson dejara en Aeroparque una valija repleta de dólares "para la campaña electoral de Cristina". Acaba de suministrar algunos detalles sobre la relación nada normal de nuestro país con la "república bolivariana" el ex embajador en Caracas, Eduardo Sadous, que declaró ante la Justicia que los empresarios argentinos deseosos de hacer negocios en Venezuela tenían que pagar "el 15 ó 20% de retorno", ya que el Ministerio de Planificación regenteado por Julio de Vido les "cobraba peaje". La jefa de la Coalición Cívica, Elisa Carrió, fue más explícita: "Las coimas eran del 25%, el 15% para Venezuela y el 10% para la Argentina". Para rematar, aseguró que "el dinero iba directamente a Kirchner".

Pues bien: a menos que estén delirando Sadous, Carrió y muchos otros que se han interesado en el asunto, estamos ante uno de los casos de corrupción más escandalosos de la historia de nuestro país, lo que es mucho decir, pero así y todo sólo se habrá tratado de la punta visible de un iceberg que es decididamente mayor, ya a esta altura nadie podría suponer que la práctica oficial de pedir "peaje" a los empresarios se limite a quienes quieren operar en Venezuela. Aun cuando algunas de las muchas denuncias que se han formulado hayan sido arbitrarias, es legítimo sospechar que funcionarios jerárquicos del gobierno kirchnerista han armado un sistema de recaudación que les ha permitido trasladar cantidades ingentes de dinero del sector privado a sus propios bolsillos, acaso so pretexto de que fuera cuestión de aportes "a la corona".

Es lo que creen los legisladores y abogados de la Coalición Cívica que denunciaron penalmente a Néstor Kirchner por presunta "asociación ilícita", denuncia que involucró a De Vido y al ex titular de Occovi, Claudio Uberti, un hombre clave en los negocios con Venezuela, además de ciertos empresarios santacruceños que en los últimos años se han convertido en multimillonarios. Más tarde, el ex secretario de Transporte Ricardo Jaime sería incorporado a la causa.

Conforme a Transparencia Internacional, la Argentina y Venezuela están entre los países más corruptos de América Latina, de suerte que no sería del todo sorprendente que la relación bilateral fuera aprovechada por integrantes de los entornos respectivos de los Kirchner y Chávez para conseguir muchísimo dinero.

Puesto que ambos países están gobernados por personajes amigos de los arreglos improvisados en que factores supuestamente políticos, cuando no ideológicos, pesan más que los económicos, han abundado las oportunidades para soslayar las reglas que son habituales en el comercio internacional. Asimismo, desde hace años es notorio que quienes manejan la relación con Venezuela no hayan sido los diplomáticos de la Cancillería sino gente cercana al Ministerio de Planificación, razón por la que la presencia en Caracas de un diplomático de carrera como Sadous habrá molestado sobremanera a De Vido, Uberti y otros.

Cuando se supone que el "ciclo" de un caudillo político está aproximándose a su fin propenden a multiplicarse las denuncias de corrupción en su contra. Fue de prever pues que andando el tiempo Néstor Kirchner, su esposa y sus colaboradores se vieran acusados de aprovechar sus años en el poder para enriquecerse. En cambio, no lo era que las denuncias resultaran ser tan graves como las que se han formulado ni que la evidencia, si bien hasta ahora ha sido en buena medida circunstancial, fuera tan contundente. Además de permitir que su patrimonio privado aumentara a una velocidad insólita, los dos parecen figurar como los jefes de una especie de máquina recaudadora que, mediante el "peaje" y el reparto de favores de todo tipo, les ha servido para crear lo que llamarían "una burguesía nacional", o sea, una camarilla de empresarios cortesanos aglutinados por un pacto de silencio porque pocos querrían confesar haber prosperado merced sólo a sus vínculos con los Kirchner, que, siempre y cuando logre conservarse, podría desempeñar un papel muy significante en la vida económica y política del país cuando el gobierno ya esté en otras manos.

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