sábado, 24 de abril de 2010

LA PUTATIVA ES JUEZA


Castellanos - 24-Abr-10 - Opinión

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EDITORIAL
Comenzaron a medirnos la soga

El "juicio ético y político a los periodistas cómplices con la dictadura" convocado por la asociación madres de Plaza de Mayo, no es sino una maniobra coercitiva - no sólo contra el grupo Clarín - sino contra todo el espectro periodístico que realiza periodismo de opinión en el país y no está comprado por la caja del oficialismo o de sus secuaces.

En un país donde las palabras se han desvirtuado para poder subvertir los conceptos, Hebe de Bonafini supone que cualquier particular - o al menos ella - puede realizar un juicio a ciudadanos que no piensan como ella considera que es políticamente correcto, o no comparten el pensamiento oficial. Como si "juzgar" fuera una actividad de libre ejercicio para todos los ciudadanos.

Este "juicio" implica muchas cosas y las quiere pasar a la sociedad a modo de mensaje. De mensaje mafioso, por supuesto. Está basado en el cuentapropismo judicial de los terroristas que mucho tiempo atrás "juzgaran" - previa condena y ejecución - a Vandor, Aramburu, Rucci, Viola, Larrabure y muchos más.

Por ineficaces y poco creíbles los esfuerzos del jefe de ministros y del ministro del interior, intentando despegar al gobierno de los afiches que escrachan a los periodistas, lo único que han hecho es confirmar esa relación. Más aún cuando el primero opinó que quienes convocaron a "enjuiciar" públicamente a profesionales de prensa el jueves próximo "tienen todo el derecho del mundo". Randazzo, por su parte, aseguró que "el Gobierno no está en contra del periodismo", y consideró "lamentable que se quiera involucrar al Gobierno con la aparición de afiches anónimos contra algunos periodistas".

A medida que nos acercamos al bicentenario de la Revolución de Mayo las situaciones con quienes el gobierno no tiene buena relación, se van tensando. Sus usinas de rumores, sus activistas, sus obsecuentes, descubren día a día una nueva piedra para tirarle a quienes no les cantan loas. El escándalo es una pantalla cotidiana con la que se tapan otros hechos que podrían ser motivo de crítica.

El periodismo es el que más se centra en la mira oficial y en la de sus seguidores. Casualmente, en el "juicio" del próximo jueves, los periodistas a ser juzgados - alguno pos mortem - son quienes nunca tuvieron la simpatía del actual gobierno, los que han cometido el más grave delito para una autocracia: el delito de opinión.

Previamente condenados, se supone, se espera, que la sentencia no sea de cumplimiento efectivo, al menos porque en la Argentina no rige la pena de muerte, aunque esto vaya contra los mejores deseos de los organizadores.

Al mejor estilo chavista, el periodismo se transforma en el pato de la boda. Es difícil que, de manera inmediata, algún condenado sufra más que este escarnio público; pero lo más importante de ese acto de violencia no es eso, sino el mensaje que nos envían a quienes conformamos los medios en todo el país.

En su patíbulo de vodevil quieren hacer como que nos prueban la soga. Si no pueden comprarnos, al menos quieren callarnos. No lo van a conseguir.

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