sábado, 3 de abril de 2010

REFLEXIONES


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Reflexiones en torno a la Cruz


Cuando el sufrimiento nos oprime, se desata en nosotros una terrible crisis interior, que puede llevarnos a la desesperanza. Cuanto más grande resulta la injusticia, mayor es el dolor que provoca.

Por Cecilia Pando



La Semana Santa constituye una oportunidad inmejorable para reflexionar sobre el sentido más profundo de nuestras vidas. También pone de manifiesto las contradicciones que carcomen nuestra existencia por el significado del dolor y las injusticias. En nuestra búsqueda de la felicidad nos encontramos con los clavos de la cruz. En nuestro anhelo de rosas nos sentimos desgarrados por las espinas. Es la esencia de la vida. La Cruz que precede y acompaña la Gloria.

Cuando el sufrimiento nos oprime, se desata en nosotros una terrible crisis interior, que puede llevarnos a la desesperanza. Cuanto más grande resulta la injusticia, mayor es el dolor que provoca. La enfermedad de un niño nos conmueve más que el mismo problema en un anciano.

El gran merito del cristianismo esta en haber encontrado una clave para comprender el sufrimiento. Y por habernos presentado a una persona que con su propia vida nos enseno a hacer del dolor una causa de triunfo, gloria y felicidad. Porque fue Nuestro Señor Jesucristo quien transformo el paradigma del dolor humano, poniéndolo al servicio de nuestra salvación.

Cuando más grande sea la injusticia que sufrimos y cuanto más sea desgarrado nuestro corazón, mayor resulta la posibilidad de ofrecer nuestro dolor para aliviar el sufrimiento siempre presente de Jesús en la cruz; y por aliviar el padecimiento de nuestros seres queridos, tanto el de aquellos que todavía caminan por el mundo, como el de quienes, en el purgatorio, están preparando su alma para el ingreso triunfal en la casa del Padre.

Por eso, mis queridos presos políticos, aprovechen esta semana para reflexionar en torno al dolor... y hagan de su sufrimiento un acto de amor, ofreciéndolo por aquellos que más lo necesitan. Nuestro Padre eterno sabe de nuestras penurias y tribulaciones... y él quiere transformar sus injustos padecimientos, en un bálsamo que aliviane sus heridas en la Cruz. No pierdan esta maravillosa oportunidad que nos ofrece Cristo.

AFYAPPA

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