jueves, 6 de enero de 2011

PERFIL DE CANDIDATO


EL PERFIL DE CADA CANDIDATO.



¡No le estoy hablando del perfil fotográfico, porque en éste caso jamás habrá con qué darle al recientemente fallecido Néstor. Si prefiere, llámele perfil sicológico, sicofísico, síquico a secas. Ocurre que dentro de la extensa gama que caracteriza a los funcionarios , por sobre todo comprometidos con la administración pública (sus dineros, los míos y los de todos los argentinos), circunstancia que de ningún modo en una gestión presidencialista como la nuestra es ajena al Primer Mandatario , nunca estaría de más, el procurar hurgar un poco en la características de mención del candidato, teniendo en cuenta la amplia gama de posibilidades que le asisten y a las que libremente puede echar mano durante el tiempo que dure su gestión.

Así por ejemplo, tenemos al funcionario abnegado, cuyo único y sustancial objetivo es el servir a la patria, bregando por el bienestar y la prosperidad de sus mandantes. También está aquel o aquella, animado por los mismos loables objetivos pero que no descarta sacar suculenta tajada para beneficio particular, habida cuenta del sacrificio asumido – circunstancia que tratándose de éste país, y en tanto consiga sus objetivos, siquiera debería actuar como descalificador -. En tercer lugar, colocaría al díscolo; ese que de golpe y porrazo y hasta sin proponérselo, se encontró con todo un “aparato por detrás” que bien puede proyectarle a semejante cargo, destinado al fracaso inmediato. A quien denomino díscolo con todo respecto, algunos prefieren llamarle “pelotudo” con todo irrespeto. En cuarto término, ubicaría a aquél cuya pretensión es acceder al poder para sentirse poderoso, dueño de su presente, el mío, el nuestro y el de nuestras sucesivas generaciones y habitualmente habituado al choreo en gran escala, ese que no reconoce límites ni códigos. En realidad, se trata del tipo o tipa que Gobierna para chorear y nos empaqueta con alguna que otra “obrita” que encara, lo que no implica el decir que “concluya”, como para colocar algún ingrediente que justifique su injustificable gestión. A esto que pasa por sobre todo por lo moral, deberá agregarle Ud., un ingrediente fundamental que tiene que ver con lo estructural. Una cosa es un tipo o tipa que se sienta capaz de concentrar en su persona todos los ministerios y ser rodee de títeres dispuestos solo a poner la geta repitiendo como loros calificados el repertorio ensayado de memoria, y otro aquel o aquella, capaz de rodearse de lo mejor en cada una de las carteras correspondientes. En lo personal, entiendo que justamente en este punto, se sustenta la condición de un verdadero conductor, cuya trascendencia puede llegar a convertirle en un verdadero Estadista.

Y entonces Ud., para votar bien o cuando menos hacerlo en esa convicción, debería en principio incluir a todos los candidatos dentro de la variada gama de posibilidades y empezar a actuar por “descarte”. Esto por supuesto, sin pretender influir sobre la decisión ya tomada por parte de quienes tienen asegurada un rédito personal, votando por tal o cual candidato. “La culpa no la tiene el chancho sino quien le dá de comer”. Frase hecha.

Eso sí; si pretende hacer un análisis profundo que le garantice cuando menos esa tranquilidad de espíritu tan necesaria, tómese el tiempo necesario. Los candidatos son muchos y todavía la mayoría no se han pronunciado, así solo sirvan para llenar el cuarto oscuro de estériles boletas. Tampoco es para tomarlo tan a la tremenda. ¿Quién le podrá quitar en más, al tipo o a la tipa, presentarse como candidato a presidente/a para las elecciones del 2011 en la República Argentina?. ¡Es más; hasta podrá realizarle un contenido cruce de mangas a ese vecino que se encargó de hacer circular la noticia que se trataba de un soberbio pelotudo.

De todas maneras, me permito reiterarme y reiterarle; no se trata solo de votar al mejor estilo Poncio Pilatos. Tras el voto y en tanto cumpla con lo prometido, se le debe apoyar incondicionalmente. Caso contrario haremos de elegido, carne de cañón, o si prefiere, carne de la inmundicia que nos ha precipitado al lugar que hoy ocupamos.

De ninguna manera me siento ni me sentiré en capacidad de influir sobre la que será su decisión. Sí en cambio me permito sugerirle que si se toma la molestia de concurrir al lugar de escrutinio donde se encuentra empadronado, no sea para votar en blanco. En ese caso, mejor quédese panchamente en su casa, ¿o acaso conoce a alguien que haya tenido problemas por no haber cumplido con semejante obligación?. En lo personal debo decirle que me enorgullece y emociona, el hecho de ver a esos viejitos que ya están exentos de “esa obligación”, concurren a depositar su voto, en un acto de verdadero compromiso con la patria. ¡Eso sí; tampoco pretenda que sean ellos, los encargados de salir a la calle, en tanto el candidato ya convertido Primer Mandatario, lo reclame o lo necesite. En definitiva y si la quiere en bandeja, mejor ese día, váyase a una paquetísima confitería y tómese un tecito con masas. ¡Le aseguro que no faltará quien le diga que Ud. es un verdadero “Vovi”, así no pase mucho tiempo en que la mierda los tape a ambos”.

Ricardo Jorge Pareja

parejaricardo@hotmail.com

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