sábado, 24 de abril de 2010

ATROPELLO A PERIODISTAS


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Indignación por el atropello contra periodistas independientes en la Argentina


Hay que asumir la responsabilidad de luchar con todas las fuerzas para vencer los males del totalitarismo. Se impone elegir entre el periodista oficialista, sin escrúpulos morales, o el periodismo que trata de poner límites al poder gubernamental arbitrario.

Por Nélida Rebollo de Montes


La falsedad es una forma de esclavitud. La libertad es más fuerte que el miedo. No hay nada más repugnante que la sucesión de palabras procaces de los funcionarios.

Vivimos un tiempo de crímenes y de incitación a ellos; la violencia está en todas partes como la confusión planificada. Se difunden mentiras insoportables desde la política oficialista. Alguien ha calificado este momento que: “Estamos en tiempos del desprecio”.

El objetivo es trastornar al oponente. Los que acusan al adversario con la remanida frase de “poner palos en la rueda” han hecho de la trampa torturante un oficio. Representan además una mala plaga.

El poder ha montado una persecución ejecutada con propósitos desintegradores que niegan el derecho al propio juicio por no pensar como el poder político en el gobierno.

La conducta democrática apela a la reflexión y al libre juicio, a la inversa de lo que ocurre con el autoritarismo y el fundamentalismo autócrata que niega el respeto a los hombres libres, con espíritu abierto, comprensivo, capaz de ligarse a deberes y valores. Por el contrario, aspiran a reducirlos a una complicidad vergonzosa para que dejen de protestar y acepten silenciar el espanto.

El pedagogo norteamericano William Kilpatrick decía que: “Adoctrinar en una creencia, sin incluir las razones para pensar críticamente en ella, es formar partidarios con ojos vendados”. Esos dogmáticos son totalmente incapaces para llevar a la práctica el proceso democrático en una civilización cambiante. Por ese camino se llega al fanatismo como el que vemos en ciertos grupos que se proponen negar a palos, con desmanes y escraches, la libertad de los demás.

Los tiranos sólo aspiran a imponer juicios, puntos de vista plagados de prejuicios para el sometimiento a una esclavización mental con aprovechamiento partidista del individuo. En un ámbito como el actual, la democracia se debilita como pretenden los que trabajan para rebajarla, mientras los serviles apoyan el despotismo que gobierna con el látigo en la mano.

En estos tiempos o en estos días se está dando una perversa persecución contra periodistas independientes que cuentan lo que pasa en el país; y, como no mienten, molesta la verdad. Para acallarlos se han lanzado a la calle, mercenarios dispuestos a marcarlos o señalarlos como los grandes enemigos de la “Patria” ¿Cuál patria?

La terrible y atroz decisión de alentar y promover la violencia contra los periodistas independientes que cumplen un servicio público en la sociedad y en defensa de la dignidad ha ocasionado por culpa del verticalismo exigido, una horrible desgracia en torno a la cual se multiplica la denigración contra las víctimas que desde su oficio periodístico deben decir y defender la verdad con coraje y sacrificio.

Si esto se consiente se está mostrando que se vivirá una tragedia cuyo desenlace alcanzará a todos, de esto no hay duda. Los grandes déspotas someten y hasta eliminan a los que compartieron con ellos el poder absoluto, tal el caso de Stalin que persiguió con saña hasta darle muerte a Trotsky y su familia. Hay demasiados ejemplos en la historia universal de esa tragedia. Por eso se debe reaccionar a tiempo ante esos signos miserables que han aflorado junto a otros con la amenaza de convertir la libertad en la miseria moral que ya padecen Venezuela con el más cínico y perverso de los presidentes latinoamericanos: Hugo Chávez, solo comparable con Fidel Castro y a los acólitos de Bolivia (Evo Morales), Ecuador (Rafael Correa), Nicaragua (Daniel Ortega) que están dispuestos a conducir a sus pueblos a la más cobarde servidumbre.

Si a esos nuevos tiranos totalitarios que han reaparecido, negando el mal, el absurdo y la perversidad demostrada no los detienen a tiempo, los augurios son apocalípticos. La justicia clara y firme tiene la palabra aplicándola como una prueba del Derecho.

En nombre de la indignación de los procedimientos totalitarios no es posible justificar sus tropelías. La responsabilidad de vencer debe hacerse en forma colectiva para no legitimar la esclavitud y el homicidio.

La agresividad se ha intensificado en nuestro país, la Argentina, con la burda y feroz retórica de algunas presidencias, entre ellas, la de Chávez en Venezuela y en otros países latinoamericanos donde este déspota penetra para contagiar el virus de la maldad contra el periodismo, alentando la violencia enardecida y frenética para acallar a periodistas independientes.

La difusión abusiva en los medios de comunicación de las doctrinas y tendencias asesinas de los Chávez, de los Castro y compañía debe reemplazarse por el deber de atestiguar a favor de quienes están sojuzgados.

Precísamente la banda de bravucones y bravuconas que dice defender al gobierno argentino ocupa lugares privilegiados en el poder y reciben abultadas sumas de dinero, entre ellos, Luis D’Elía y las dos principales cabezas de las autodenominadas Madres de Plaza de Mayo quienes han recomenzado los escraches y la difusión de panfletos, letreros y agravios verbales, incitando a la violencia contra los que proceden con convicciones democráticas y humanas.

Estela de Carloto y Hebe de Bonafini, progenitoras de subversivos y el grupúsculo de seguidoras niegan la guerra revolucionaria en la Argentina y la historia de crímenes silenciados cometidos por el terrorismo y de sus víctimas sin reparación como lo documenta Victoria Villarruel autora del libro “Los llaman… jóvenes idealistas” (en referencia a los jóvenes subversivos en la Argentina)

La sensatez exige moderación a los políticos que promueven complicadas maniobras jurídicas para ganar, a pesar de haber perdido y mantienen además una enconada pugna interna.

¿Cómo explicar la coexistencia de un oficialismo que finge ser políticamente correcto y cuando no pueden doblegar a la oposición, desencadenan hostilidades violentas y calumniosas campañas, tergiversando la verdad?

Nélida Rebollo de Montes, Profesora y periodista, distinguida con el Premio Benefactora de la Cultura. Ingresó en la Academia Provincial de la Historia con el trabajo titulado “Mujeres de mayo y prácticas electorales de 1816”. Con el voto unánime ingresó a la Sociedad Argentina de Escritores, institución que la distinguió con la “Pluma de Oro”, con la “Faja de Honor” y el “Gran Premio de Honor”. Autora del libro “Nuestro Tiempo y Nuestras Razones”, que incluye artículos de su profesión periodística, afrontando la difícil tarea del comentario instantáneo sobre los acontecimientos que se suceden diariamente. La gente valora en ellos el estudio relevante sobre el presente. El libro figura en las Universidades de Yale, de Columbia y en el catálogo online de la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos de Norteamérica. Su Ensayo “Rosalía de Castro. Antonio de la Torre : dos testimonios de la pasión poética” fue incluido en la Biblioteca de la Universidad de Santiago de Compostela de España, en la Biblioteca Pública de Nueva York y en la Universidad Stony Brook de Nueva York de Estados Unidos de Norteamérica. Fue galardonada, en 1986, con el premio internacional “Honoris Causa”, otorgado por la Acción Católica Argentina con sede en Los Ángeles, Estados Unidos de Norteamérica. En el mismo año, la Comisión Interamericana de Mujeres de la Organización de Estados Americanos (OEA) la premió en el año internacional de la Paz. Fue elegida, en 1990, “Ciudadana Ilustre” de la Municipalidad de la Capital de San Juan y condecorada, en 1994, por el Diario la Razón. El Centro de Artistas Plásticos de San Juan la consagró, en el mismo año, “Benefactora del Arte”. Tres veces premiada, en 1997, 2001 y 2005, por ADEPA (Asociación de Entidades Periodísticas de la Argentina) y, en 1990, con el “Santa Clara de Asís”.
La Dra. Rebecca Ann Bill de la Universidad de Stanford de California, Estados Unidos, contratada por FORES (Foro de Estudios sobre la Administración de Justicia de la República Argentina) consultó como fuente de de información un artículo periodístico de la Profesora Nélida Rebollo de Montes (argentina) titulado “La Suprema Corte de Justicia en la Presidencia de Mitre” y un libro del Dr. Harold J. Berman (estadounidense) de la Universidad de Cambridge y profesor emérito de la Universidad de Harvard. De ambos autores la Dra. Bill utilizó datos para su obra de investigación “Medición de la autonomía judicial. Juzgado Federal de primera instancia en lo penal de la República Argentina".

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