lunes, 26 de abril de 2010
MODELO
¿MODELO DIFERENTE Y ALTERNATIVO?
Por Roberto Cachanosky (*)
En uno de sus tantos discursos, Cristina Fernández dijo el viernes pasado al inaugurar una planta láctea: "Estamos aquí planteando un modelo diferente, alternativo, que es símbolo de la Argentina que queremos, una Argentina en paz, con mucho trabajo y con mirada y proyección estratégica". Estas tres líneas del discurso son realmente de antología. Vayamos primero a la afirmación de una Argentina en paz. Cristina Fernández dice esto justo en el momento en que el oficialismo arremete contra el vicepresidente Julio Cobos, sus voceros oficiales piden la renuncia de un reputado miembro de la Corte Suprema de Justicia, Hebe de Bonafini, una persona con un profundo resentimiento y con fuerte inclinación por la violencia verbal, pretende juzgar en una plaza pública, al más puro estilo nazi fascista, a periodistas que no coinciden con el gobierno. La misma Cristina Fernández pocos días atrás llamó crupier a Cobos porque no hizo lo que ella quería. Se mantienen indiferentes ante la marcha que están preparando sus escasos seguidores para pedir la renuncia del vicepresidente y el listado sigue. Si esta es la paz en la que quiere vivir Cristina Fernández, ¡cómo será para ella vivir en conflicto!
También dijo Cristina Fernández que quiere un país con mucho trabajo y con mirada de proyección estratégica. Lo de mucho trabajo del tan mentado modelo es para el debate considerando que cada vez tienen que entregar más planes sociales para financiar a la legión de desocupados que tiene el país a pesar de la explosivo aumento de empleados públicos, es decir gente que ha sido contratada, que cobra un sueldo para no hacer nada o estorbar a los que producen. Esos no son puestos de trabajo, es desocupación disfrazada de puestos de trabajo. Si tanto trabajo hubiese en Argentina y las cosas marcharan tan bien como dice la presidente y tantas inversiones está atrayendo el famoso modelo, los planes sociales tendrían que ir disminuyendo dado que la gente podría mantenerse por su propio esfuerzo y los diferentes sectores piqueteros no estarían peleándose por obtener una mayor tajada de los planes trabajar que acaba de inventar el gobierno. Si los dirigentes piqueteros se pelean por esos planes es porque mucho trabajo no debe haber.
Respecto a lo de mirada y proyección estratégica es realmente de antología. Un gobierno que cada día decide para dónde ir, no puede decir en serio que tiene una mirada y proyección estratégica. Lo único previsible de este gobierno es su imprevisibilidad. ¿Cómo puede hablar de mirada y proyección estratégica si, por ejemplo, a los dos meses de haber sancionado una ley de presupuesto, ya estaba firmando un DNU para apropiarse de las reservas y usar la plata destinada al pago de la deuda para otros fines? No pueden hacer un presupuesto confiable a un año, ¿y hablan de mirada y proyección estratégica? Si no logran hacer lo más elemental de una economía que es tener una ley de presupuesto seria, con sus ingresos y egresos estimados como corresponde, francamente es antológico hablar de mirada y proyección estratégica. ¿Qué estrategia tiene un exportador con las acciones de Moreno o el mercado en general con un BCRA que ni sabe cuál es su meta de inflación para el próximo mes?
Por último, vayamos al primer párrafo del discurso que transcribo. Cristina Fernández sostuvo que: “estamos aquí planteando un modelo diferente, alternativo…” ¿Diferente a qué? ¿Alternativo a qué? Porque si habla de la historia argentina no tiene nada de diferente con lo que se hizo en el pasado. Distorsionar los precios relativos con controles directos o indirectos y subsidios ya lo hizo en el pasado Gelbard, el gobierno de Alfonsín, el asesor presidencial Aldo Ferrer cuando fue ministro de Economía del gobierno militar en 1972 o Perón en sus dos primeros gobiernos con las leyes de agio y especulación. Así que si de controlar precios se trata, la verdad es que no tiene nada deferente con otros fracasos del pasado.
Tampoco es muy diferente del pasado el descomunal aumento del gasto público. Eso ya lo hicieron varios gobiernos y todo terminó en un fenomenal lío fiscal. La única diferencia que podría marcar Cristina Fernández es que ella y su marido batieron récords en materia de irresponsabilidad fiscal.
Tampoco es diferente la política de comercio exterior. Eso de vivir con lo nuestro es historia conocida y la realidad es que de lo nuestro tenemos cada vez menos para vivir porque las inversiones brillan por su ausencia.
¿Qué tiene de diferente el llamado tipo de cambio competitivo si ya se usó la devaluación como mecanismo de protección en muchísimas oportunidades? Y en todas terminó ocurriendo lo mismo: la inflación se comió el tipo de cambio real y todo terminó en una nueva e ineficiente devaluación.
Finalmente, y para no aburrir al lector, ¿qué tiene de diferente el modelo de Banco Central que propone ahora el gobierno respecto al pasado? Es el mismo modelo de Banco Central que logró pasar de inflaciones altas de dos dígitos anuales, a tres dígitos para llegar a los cuatro dígitos de la hiperinflación. El nuevo modelo de Banco Central no es otra cosa que el viejo modelo de un Banco Central que pretende inventar el crédito de la nada mediante el simple trámite de emitir moneda. O el mismo modelo de Banco Central que destruyó cuatro signos monetarios.
Mucha gente dice que Cristina Fernández es muy buena oradora porque habla sin papeles y no lee sus discursos. Mi impresión es que no es buena oradora, sino que tiene facilidad de palabra. Puede hablar de corrido mucho tiempo y sin apoyarse en un solo apunte. Ahora, uno cosa es hablar de corrido en forma sostenida y otra muy diferente es decir algo consistente y creíble.
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