viernes, 17 de septiembre de 2010
LA NOCHE DE LOS LÁPICES
AYER, LA REBELIÓN ESTUDIANTIL SE EMBANDERÓ EN EL 34 ANIVERSARIO DEL EPISODIO.
Falsedades de la historia oficial de la noche de los lápices
informadorpublico
por Dr. Federico Carlos Scharn y Vidal
1 ANTECEDENTES
El 1 de Mayo de 1974, después de hablar el Presidente Perón, los montoneros, son echados a patadas por los verdaderos integrantes del peronismo y los de la JP, y se van de Plaza de Mayo en medio de un descomunal desorden.
Los montoneros, que ya habían roto lanzas con Perón y que habían asesinado a Rucci cantaban: “...fuimos unos b..., votamos una m..., una p... y un c...”, que enfureció a su destinatario. A su vez los llamo “imberbes, imbéciles” y estos se tuvieron que ir de la plaza en actitud de rebeldía. ¿Quién no recuerda estos episodios?
Los montoneros se hallaban divididos y algunos sectores de estudiantes peronistas se sentían traicionados por Perón.
Entre ellos:
La Juventud Guevarista, La juventud Socialista, La Federación Juvenil Comunista, la Juventud Franja Morada de la Coordinadora Radical y el Grupo de Estudiantes Socialistas Antiimperialistas que respondían a la Unión de Estudiantes Secundarios (U.E.S.) de la ciudad de La Plata (del libro La noche de los lápices).
A continuación, dos párrafos “muy importantes”.
Estos grupos de estudiantes secundarios desarrollaban una intensa actividad conspirativa y violenta que agitaba el ambiente en los colegios secundarios. El estudio no les interesaba y aprovechaban su condición de estudiantes y de menores de edad para moverse en un ámbito de gran impunidad.
La bandera y la lucha de la UES eran para conseguir el “boleto estudiantil popular”. Después de una serie de alternativas, el 16 de septiembre de 1975, el gobierno reglamenta gratis el BES (boleto estudiantil secundario) requerido por los estudiantes de ese nivel. Este hecho les quitaba las banderas del BES, quedando en evidencia la falsedad de la misma. A pesar de haber conseguido su objetivo la actividad revolucionaria de la UES aumento considerablemente.
Durante el año 1975 y el primer trimestre de 1976, la subversión, la violencia criminal y el ataque a las Instituciones habían alcanzado su pico más alto en la ensangrentada guerra revolucionaria que azotaba la Republica.
En ese lapso se cometieron atrocidades imperdonables por parte de los Montoneros terroristas y otras organizaciones: nada menos que 1.385 asesinatos arteros propio de cobardes, escondidos sin rostros.
Se atacaron 12 unidades del Ejército, centenares de comisarías, y asaltos a numerosos bancos y armerías de todo el país, asalto a canteras para obtener explosivos, secuestros millonarios.
Tres asesinatos cada dos días, si así como lo está leyendo y como suena muy frío, “ERAN TRES SERES HUMANOS QUE ASESINABAN CADA DOS DÍAS” y una bomba cada cinco horas. La subversión necesitaba imperiosamente dos cosas: dinero y armas.
La ciudad de La plata era un caos. La economía en camino de la hiperinflación (devaluación del 3% diario) y en octubre un elevado ajuste tarifario, que no afectaba la conquista estudiantil.
En síntesis:
La Unión de Estudiantes Secundarios, creada en épocas de Perón, se reconformó informalmente varios años después y pasó a formar parte de la organización terrorista “MONTONEROS”, con miles de atentados con explosivos, crímenes y violaciones, torturas, secuestros, etc. Todos los jóvenes que integraban la UES sabían que formaban parte de esa organización delictiva, dado que satisfacían con su accionar las directivas emanadas por la Conducción Nacional de Montoneros.
2.- DESARROLLO
Los estudiantes secundarios de la UES en La Plata estaban en la lucha revolucionaria. Entre los 14 y 16 años quedaron comprometidos.
Aprendieron a usar las armas de guerra, fabricar bombas caseras, organizarse en grupos celulares, efectuar pintadas nocturnas subversivas , realizar actos relámpagos, ejecutar tareas de inteligencias, transformarse en correos entre células, realizar reuniones relámpagos clandestinas, etc.
La subversión utilizó a estos estudiantes como “caballo de Troya” para todos estos actos bajo la bandera del “boleto estudiantil” y bajo ese pretexto se realizaban movilizaciones en distintos sectores de la ciudad con diversos grupos juveniles. Las reuniones eran relámpagos, sorpresivas y casi todas terminaban en la quema de un muñeco que representaba a López Rega.
El libro “La noche de los lápices” (M. Seoane y HR. Núñez) es muy ilustrativo sobre la personalidad, ideología y actividad de los estudiantes que luego serian mencionados como desaparecidos, creándose ese “slogan”, en un valioso documento que ratifica y prueba lo expresado.
La subversión se refugiaba en las facultades y en los colegios secundarios. En algunos actos, en el mes de agosto de 1976, en los colegios se produjeron algunas pintadas favorables al E.R.P., (Ejército Revolucionario del Pueblo, Organización Terrorista), desordenes y violencia. “Todo ello presagiaba una tormenta”.
Esta situación fue desarrollándose e incrementándose paulatinamente. “La lucha por el boleto estudiantil” se fue transformando en una lucha de carácter político-insurreccional, donde los “estudiantes secundarios” entraron a formar parte activa en el accionar de las organizaciones revolucionarias.
En extrema síntesis, los subversivos, especialmente los Montoneros, en los días previos y posteriores a lo que después se bautizó con el nombre conocido, mataron a 33 personas, hirieron a más de 150 y asesinaron a 8 personalidades...”
Diez años después, salta a la vista este episodio donde se destaca la desaparición de 6/7 estudiantes surgidos del relato del libro de Seoane y Núñez, que mucho tiempo después, diera lugar a la filmación de la película con el mismo nombre.
Esta situación fue desarrollándose paulatina y progresivamente dando lugar así, al empleo de las fuerzas legales, que obligo a realizar acciones militares y policiales para detener este accionar.
EL LIBRO
Según el libro, la justicia no pudo probar nada. El solo testimonio de Pablo Díaz pretendió probar lo que la justicia (Cámara Federal) no pudo. Aquí vale recordar lo que dijo Ernesto Sábato, en Bogotá, sobre los desaparecidos: “Se habían recibido más de 2000 denuncias pero la dificultad estriba en las muy escasas pruebas y que la mayoría eran sólo testimonios”.
El libro citado, fue terminado el 7 de junio de 1986, 9 años y 10 meses después de los presuntos hechos, y como se expresara en párrafos anteriores durante el gobierno de Alfonsín.
Lo allí narrado fue la base exacta que se tomo para producir la película del mismo título.
LA PELÍCULA
Cuando ya se había recompuesto la situación institucional en el país, en el periodo del Dr. Alfonsín, -década del 80- , se estructura, se filma y se difunde la película “La noche de los lápices” sobre el libro de M. Seoane y H. R. Núñez, utilizando para ello, la versión de Pablo Díaz, militante activo revolucionario del E.R.P., considerado en ese entonces el único sobreviviente de las acciones que llevaron adelante las Fuerzas Legales.
La película plantea el “accionar estudiantil” dentro de un contexto exclusivamente gremial, desatado por un grupo de estudiantes secundarios de la ciudad de La Plata, que por este simple y burdo requerimiento, se transforma en un episodio donde los jóvenes son secuestrados, maltratados y asesinados brutalmente, pasando a ser desaparecidos. Todos ellos excepto uno, Pablo Díaz, quien era uno de los presuntos desaparecidos, es el que se transforma, diez años después, en el relator de la película contando una historia que fue reconocida en la Argentina como la horrorosa “noche de los lápices”.
Obviamente, cualquiera que haya conocido el desarrollo real de este proceso y que haya visto la película, además de considerarla una burda mentira, ha reconocido tambien en el Dr. Alfonsín, uno de los pilares fundamentales de apoyo para su filmación, dando lugar así a sustentar la teoría de que los militares eran una máquina de matar, totalmente descontrolados, torturadores y asesinos.
Resulta necesario despejar la mente, ser desapasionado e imparcial en los juicios y los pensamientos para comprender como se podría ser capaz de proceder de esa manera, ante un grupo de estudiantes, que solo reclamaban una tarifa de transporte más económica y reducida a sus posibilidades, que al fin fue lograda.
La película mencionada no contesta ninguna pregunta, ni aclara los interrogantes que surgen de su contenido. Solo nuestra acciones de horror.
Como no podría ser de otra manera, con el correr del tiempo y cuando ya se “aquietaron las aguas”, nos encontramos con una serie de información que desnuda los trágicos y mentirosos comentarios.
LA “SORPRESA” - PAGINA 12
Después de haber pasado una década, un diario de ideas izquierdistas “glorifica la actividad de los terroristas del pasado”, a través de la publicación de un reportaje realizado a Emilce Moler.
¿Quién es esta mujer?, se preguntaron todos. Es otra de los sobrevivientes de esa “fatídica noche de los lápices”... y ella cuenta la otra historia: cuenta la verdad.
Según Página 12 -periódico al cual hice referencia-, en un artículo del 15 de septiembre de 1998, expresa:
“La noche de los lápices se transformo en el estandarte de la dictadura militar, contra los estudiantes”.
“Emilce Moler tiene 39 años, tres hijos y vive en Mar del Plata desde que los militares la obligaron a dejar La Plata. Allí fue capturada por ser una activa militante montonera. Sobrevivió para contarlo y no arrepentirse de su pasado.”
O sea que Pablo Díaz no fue el único sobreviviente.
A esta altura del escrito, ya tenemos dos desaparecidos-aparecidos, Parece que los medios de prensa de ese entonces, o lo ignoraron o no lo quisieron dar a conocer. ¿Te sorprende?
Emilce fue capturada en la madrugada del 17 de septiembre de 1976, tenía 17 años y militaba activamente en la Unión de Estudiantes Secundarios (UES). Ella y “Gustavo Calotti” que también vive -y ya son tres los aparecidos- y que está radicado en Francia, conjuntamente con otra joven radicada en La Plata -y van cuatro los aparecidos- son hasta ese momento, los sobrevivientes de esa llamada “la noche de los lápices”.
Decía Emilce Moler:
“Teníamos un proyecto político, en relación con los desaparecidos de los secundarios de La Plata. No fue exclusivamente la lucha por el boleto, eso era un objetivo superfluo que fue utilizado buscando reivindicar la militancia”.
¿Por qué su nombre no se asocia con la noche de los lápices?
“Pase algo más de un año y medio en Devoto hasta que me dieron la libertad vigilada y me dijeron que me vaya de La Plata, debía ser muy peligrosa. Con mi familia decidimos irnos a Mar del Plata.
La Noche de los Lápices se asocia con el boleto estudiantil, ¿pero Ud. habla de una lucha política más amplia?
“No creo que a mí me detuvieran por el boleto. La lucha fue en el año 75, además no secuestraron a miles de estudiantes que participaban en ella. Detuvieron a un grupo que participaba en una agrupación política. Todos los chicos que están desaparecidos pertenecían a la UES, es decir que había un proyecto político al fin”.
Es indudable que esta información desnuda todos los argumentos de Pablo Díaz, quien se creyó el único sobreviviente de aquellos estudiantes comprometidos.
Frente a esta situación, no cabe ninguna duda de las mentiras que pregona la película sobre los métodos empleados contra esos jóvenes estudiantes terroristas.
Con este comentario termina la información de Página 12.
MÁS INFORMACIÓN
Clarín:
Según Clarín, en la Escuela Superior de Comercio Carlos Pellegrini, el 18 de septiembre de 1999, se rindió homenaje a “sus 36 ex alumnos desaparecidos entre el 76/78 y se descubrió una placa por el aniversario de la noche de los lápices, donde de siete estudiantes secuestrados, había aparecido uno solo: Pablo Díaz. Cabe destacar que hasta ese momento no se había dado a conocer la aparición de los otros.
El discurso más emotivo fue el de José Luis Calvo, ex militante de la Unión de Estudiantes Secundarios del Pellegrini quien hablo de los que fueron sus compañeros.” ...Los familiares lo escuchaban sentados, en sillas colocadas en hileras, donde también estaban las Madres de Plaza de Mayo-Línea Fundadora y las Abuelas, conjuntamente con más de 1000 personas que desbordaban el patio del colegio”.
Posteriormente hablo H. De Bonafini, lanzando un controvertido discurso en contra del sistema democrático y de las Instituciones del Estado. Ante decenas de adolescentes, insto a los jóvenes...” a rebelarse contra la autoridad y echar por tierra los Poderes Legislativo y Judicial en todos los niveles” (La Nación 18 de septiembre 1999)
Pero como si esto no fuera suficiente, aparece un documento generando una nueva sorpresa para completar el cuadro general de los hechos...
En la Escuela Media N° 7 de Palermo, Ciudad de Bs.As., en un acto que se llevo a cabo en la “Sala B” de Centro Cultural General San Martin, bajo el lema “Los lápices escriben memoria y justicia”, dicha sala ha pasado a llamarse María Claudia Falcone en homenaje a la terrorista de la Juventud Guevarista inmortalizada en la película “La Noche de los Lápices”. Durante ese acto el Secretario de Educación de esta Ciudad destaco que, “no puede haber una política educativa sin la política de la memoria”.
Relacionado con esta “joven idealista”, es necesario destacar lo expresado por su hermano en el libro de Viviana Gorbatto “Montoneros, soldados de Menen”. ¿Soldados de Duhalde?
DICE:
- “Mi hermana no era una chica ingenua que peleaba por el boleto estudiantil. Ella era toda una militante convencida”
- “Ni mi hermana ni yo militábamos por moda. Nuestra casa fue una escuela de lucha”.
- “¿Tu hermana y vos eran montoneros convencidos?” “Sí. Nadie nos usó ni nadie nos pagó. No fuimos perejiles como dice la película de Héctor Olivera”.
-“En el departamento donde cayó mi hermana se guardaba el arsenal de la UES de La Plata”.
- "Mi hermana no cayó por el boleto secundario, sino por una patria justa libre y soberana”.
- “La gente que tenia la conducción de un colegio secundario no se chupaba el dedo. Tenía práctica política y militar”.
NOTA DE LA PÁGINA:
LA FALSA HISTORIA DE “LA NOCHE DE LOS LÁPICES”
Es indudable, después de todos estos antecedente que “los chicos capturados” no eran “chicos inocentes”, sino miembros encuadrados dentro de la organización terrorista, tan terroristas como la que voló la Amia y la Embajada de Israel, entre otros episodios.
No cabe dudas de que los que desaparecieron - que son muy pocos - y los que luego aparecieron son parte del horror que ensangrentó al país.
Los estudiantes secundarios de La Plata fueron solo una pieza de esa máquina que ataco a la Republica en sus Instituciones y a toda la sociedad en general.
Esta verdad permite extender el análisis sobre la casi totalidad de los presuntos desaparecidos del “NUNCA MAS”, considerándolos como terroristas, caídos en el combate, autoexiliados, muertos y ejecutados por sus propias organizaciones y suicidados por la ingestión de la “pastilla salvadora de cianuro”.
No cabe dudas de que la sociedad fue nuevamente engañada y lo sigue aun a través de la acción psicológica y la prédica destructiva contra las FF.AA., las de Seguridad y Policiales.
Vale aquí, como corolario de esta historia lo que expresa “Carta Política”, cuando dice: “La verdad es que la memoria de esos jóvenes terroristas, caídos por ideales equivocados, es más respetada por sus ex contrincantes, que han dicho la verdad, que por los ideólogos que condujeron a esa barbarie, ideólogos que ahora usan su recurso para agitar un odio estéril”.
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