lunes, 6 de septiembre de 2010

MARCAS Y MODELOS


¡MIRE QUE HAY MARCAS Y MODELOS, ¿EH?!



Lo estuvimos discutiendo durante no menos de dos años. El argumento de ella, (sic) “estoy harta de viajar apretada como sardina en lata, en esa línea de colectivos que me lleva y trae del trabajo”…el único argumento. Los míos, la locura y la violencia que se vive en la calle; los afanos; los piquetes; el gasto de patentes, seguro, garaje y combustible. De hecho, habrá Ud. advertido que la amigable discusión, giraba en torno a la conveniencia o no, de comprar un autito usado para uso exclusivo de ella. Yo prometí no volver a manejar, desde el día que ese amigo querido colocó su enorme pié calzado sobre el pedal de freno, evitando me llevara puesto un piquete.

¡Efectivamente!; como Ud. bien imaginó, finalmente se hizo la voluntad de ella. Lo único que atiné a pedirle a cambio, fue que no me comprometiera en la elección de marca y modelo. ¡Estaba dispuesto a cooperar hasta en un 50%, para afrontar el costo del bólido!, en más, me liberaba de todo gasto de mantenimiento y eventuales, con el compromiso a cambio, de no utilizarle “ni para ir hasta la esquina”.

Los suplementos de “Clasificados”, acompañaban las cuatro comidas principales de los fines de semana. De lunes a viernes, el comentario durante la cena, larga y tediosa.

¡Domingo 5 de Setiembre del 2010!; Nalbandian acababa de ser eliminado del Abierto de los Estados Unidos…me gusta el tennis, tanto como me disgusta el FULBO PARA TODOS. Magullando bronca, me refugié entre las sábanas frías de la cama. Cuando comenzaba a amigarme con la resignación, el sonido inconfundible del portero eléctrico me volvió a la realidad. ¡Quién carajo podría ser a semejante hora, un día domingo!, me preguntaba camino hacia la cocina, lugar donde se encuentra instalado el único “aparatito” que permite a uno, comunicarse con la inoportuna visita. ¡Era ella!; algo disgustado, le pregunté si había perdido la llave de la puerta de calle. Me replicó que bajara…finalmente había decidido la compra y necesitaba compartir su felicidad conmigo. Le hice saber que estaba “en bolas”, circunstancia que evidentemente desestimó, al punto de responder que “me aguardaba abajo”. Me puse lo primero que encontré a mano, rogando no encontrarme con la vecina más cajetilla y repugnante del edificio; gané el ascensor que me trasladó hasta la planta baja. Lo demás no lo tengo del todo claro…en el tiempo que llevamos juntos, jamás nos faltamos el respeto. Sin embargo, ella jura y perjura que la mandé a la reputísima madre que la parió, cuando me señaló a ese Ford K que había comprado.

Ricardo Jorge Pareja

parejaricardo@hotmail.com

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