jueves, 1 de noviembre de 2007

CARTÓN LLENO

La Señora Presidente electa de la Argentina convocó a todos al cambio que empieza.
Todo previsible, hasta lo imprevisible que también empieza.
Sea como sea, el cambio debe empezar.

Por Juan Carlos Sánchez

“A mayor nivel de pobreza, menor nivel de cambio político.”
Rosendo Fraga

El país sigue siendo una timba ilegal de barrio. Se apuestan las últimas monedas de la dádiva o del sueldo que no alcanza para sobrevivir al menos hasta el fin de semana que viene. Nadie sabe cuanto costará la papa y el tomate y aunque los analistas políticos digan que es un tema menor, no lo es para quien carece del dinero necesario para comprarla. Es cierto que el problema de fondo es otro en la Argentina pero en definitiva… ¿a quién le importa algo más allá de la olla vacía o llena de mañana?

Para quien no tiene un muerto por la violencia en la familia, que otros lo tengan no le preocupa. Quien se aseguró unos días de tranquilidad de monedero se desentiende del futuro de todos y de su propio futuro. La pacificación nacional se regala semana tras semana, paz de cementerios que aterra. La dieta del argentino medio y bajo, cambiada según el vaivén de los precios de los alimentos y los acuerdos entre el gobierno y los formadores de precios, es el argumento de fondo de las políticas de gobierno. Hoy papa, mañana cebolla y pasado mañana zapallito o lo que sea.
¡Ciudadano: Consuma arroz sin crema ni queso rallado o guiso de lentejas y espere a que baje algún producto para incorporarlo a esa dieta monótona que lo alimenta mal! ¡Sea argentino, inventor de maravillas culinarias!
Después de todo fuimos capaces de inventar la birome, el dulce de leche, la alpargata, tenemos las minas más lindas del mundo y Gardel cada día canta mejor.

No hay premio en el bingo nacional, el asunto es así: la apuesta la pagan y la cobran los ganadores y el que juega sin esperanza de premio es el apostador. Raro. Nuevo invento argentino. Una timba donde ponés una papeleta con un nombre en una urna de cartón y te pagan por apostar al número que lleva ese nombre. Pero no hay premio, a gatas una migaja.
El premio mayor no es para los apostadores sino para el dueño de ese nombre puesto en la urna y que es banca. En verdad, siempre es así. La mejor forma de perder dinero es apostarlo, la mejor forma de perder el futuro es apostarlo.

Hay momentos en que el país da rabia. Otras veces decepciona. Otras frustra. No es este el caso, lo que queda luego de la elección del Domingo 28 de Octubre de 2007 es una apasionada resignación. Los opositores saben que en la timba como en la política se gana y se pierde y si son apasionados siguen jugando resignadamente.
También con pasión por sobrevivir millones de argentinos, alrededor del cuarenta por ciento, votaron que todo siga tal cual. Lo dijo Rosendo Fraga que algo de los comportamientos de los grandes colectivos sociales sabe: “A mayor nivel de pobreza, menor nivel de cambio político.” La experiencia nos dice que ante las carencias muy pocos son capaces de moverse. Se ahorra energía para no necesitar demasiada comida, se economiza combustible o suela de zapatillas y lo habitual es achucharse en casa rumiando la decepción por lo que toca vivir. Es peligroso esto porque acumula bronca y resentimiento que en cualquier momento puede desbordarse. Pero para esta elección no caben dudas de que más allá del fraude hay miedo al cambio.
La Presidente electa promete el cambio, el común de la gente sabe que no habrá nada de eso, que todo seguirá igual porque la sucesión se dio en el seno privado del cubículo matrimonial.


La palabra fraude, puesta de exprofeso en las líneas anteriores, requiere una explicación.
Fraude (del l. fraus, fraudis, engaño) que no necesariamente se da en el escrutinio sino que es un acto continuado y preelectoral (también). Hay fraude en la propaganda política, en la demonización del adversario o de lo que representa o de la institución a la que pertenece, en los índices de la economía, en las promesas de obras o subsidios, en la manipulación de la información pública comprando medios y periodistas, en la deformación histórica, en la adquisición de líderes sociales o políticos que a su vez mentirán a sus seguidores y la lista es interminable.
También es una forma de fraude el caos intencional -sería terrible para la democracia que una expresión de éste haya costado la vida de tres policías en La Plata- que instala el miedo, o el de la inoperancia en la apertura de las mesas de votación que desalientan a muchos a emitir el sufragio.
Es también fraude -y esto no quiere decir que haya ocurrido así pero lo parece- que el personal del Registro Civil realice un paro en los días eleccionario y pre eleccionarios impidiendo que infinidad de ciudadanos cuenten con su documento de identidad que le permitan concurrir a las urnas.
Este panorama que no debe ser olvidado por los argentinos por si las moscas, en una República seria o en serio, impediría que la Presidente electa asuma el cargo. En la Roma anterior a los Césares -y de allí nos viene nuestro concepto de res publica- la mujer de César no solamente debía ser buena sino también parecerlo. Claro que en nuestra República el sentido de la dignitas no se parece a la romana y por eso estamos como estamos.
Y que La Heredera sepa disculpar la frase que sigue, pero esta elección está más sucia que una bolsa de papas de Balcarce.

Para el sesenta por ciento de la ciudadanía que votó en blanco o a la oposición o no quiso o no pudo votar, Cristina Fernández de Kirchner no fue la mejor opción. Por más que pueda gobernar con un parlamento adicto lo que la libera de muchos controles, la realidad numérica no le es favorable máxime teniendo en cuenta que el porcentaje de votos obtenidos no contempla las abstenciones ni el voto en blanco y que hace muy poco tiempo, días quizá, la Presidente electa y su esposo contaban con la adhesión de mucho más de la mitad de la población, eso si tenemos por válidas las encuestas publicadas y si estas no son parte del fraude.
Y lo que más debe preocupar a CFK es que los sectores reacios a votarlas fueron los más ilustrados, los mejores informados al menos, la clase media que a la larga termina imponiendo su pensamiento sobre las clases bajas.
El peronismo, pese a los éxitos de su gestión y al carisma abrumador de su fundador, sufrió en propia piel este fenómeno de traslación de ideas.
Perón lo planteó como política de gobierno y se llamó adoctrinamiento.
Las clases pensantes se disgregan -producto de la multiplicidad y complejidad de las ideas que elaboran o analizan- en fuerzas electoralmente dispersas pero siempre terminan generando poder o formando parte activa de él. Es irremediable, el homo sapiens piensa.

Ese sesenta por ciento que no votó a Cristina jamás la votará. El cuarenta que la votó posiblemente cambie de idea en los próximos meses y los resultados se vean dentro de dos años. La crisis que viene es inevitable y golpeará sobre las espaldas peor alimentadas. Si la economía se sigue manejando de la forma que hasta ahora se hizo, estallará. Esto implica un cambio y este, incremento en las tarifas, en los precios y en los salarios, que subirán por la escalera intentando alcanzar a los primeros que subirán por el ascensor.
Si quien conduzca la economía es el anunciado, el dólar subirá y los inversores festejarán alborozados. Son la minoría de la población; la brecha entre pobres y ricos será ampliada y la exclusión aumentará. De continuar con las relaciones carnales con Chávez y el casi finado Fidel Castro, Buenos Aires terminará siendo tan imposible como Caracas pese al galardón de Capital Internacional del Orgullo Gay que soporta.

Si el cambio que recién comienza es dar marcha atrás a las políticas de Néstor Carlos Kirchner habrá divorcio. Nadie cree que lo que viene no es mera continuidad, un acuerdo de lecho, sinceramiento de mando o especulación electoral. Los poderosos informados que la votaron están seguros de que es más de lo mismo, si no, no la habrían votado. El resto tiene miedo al cambio y porque intuye que el cambio es fraude, la votó.


La oposición

La oposición perdió el Domingo -y en esto le doy la razón al colega y amigo Jorge Asís- al no ser capaz de estructurar una fuerza posible.
Asís me dijo privadamente -también lo hizo en público- que CFK ganaba en primera vuelta cinco días antes del Domingo. Nada había por hacer. Pero convocó a trabajar desde el Lunes siguiente para estructurar una fuerza política capaz de contener la crisis venidera.

Elisa Carrió saborea las mieles de ser la fuerza opositora más importante, miel con el sabor amargo de la derrota.
Ella sabe -por eso anuncia que no se presentará como candidata a Presidente en 2011- que el precio que pagará es la dilución de su fuerza política porque aunque ella misma no suscriba un nuevo Pacto de Olivos, su gente sí lo hará. Pregunten por la Ocaña, por ejemplo. El socialismo de Santa Fe liderado por el Gobernador electo Hermes Binner ya es socialismo K. Por algo se empieza.
Lo más gravoso para ella es que la elección ya fue y ella no es más la alternativa para impedir la continuidad de los Kirchner. Muchos votos fueron a su lista solamente por eso. Lo que viene será otra historia.
Si Carrió no hubiese sido tan diestra en contradecirse a sí misma (por ejemplo, llamándose católica ferviente y permitiendo que su gente apoye cuanta ley contraria a esa doctrina confesional se presente a debate en el Congreso o las legislaturas provinciales) quizá sería la presidente electa. Como mujer con cintura política mantendrá una estructura de subsistencia.

Alberto Rodríguez Saá fue el más afortunado en las declaraciones pos eleccionarias.
Poniendo blanco sobre negro dijo que lo logrado en menos de sesenta días de campaña era todo un éxito pero que mayor aún fue traer al escenario político la liturgia y las ideas olvidadas del peronismo. Tiene por delante cuatro años, la crisis que viene, que la mentira tiene patas cortas, que el Diablo pone la olla pero no la tapa y el atavismo impúdico de una comunidad nacional memoriosa de los asaditos de los domingos como símbolo de la grandeza de la Patria y la felicidad del pueblo. Cuatro años para ser gobierno. Que nadie aventure que el viejo peronismo ha muerto. Imposible, está en las venas, solamente hay que despertarlo. Largó tarde, con tiempo todo es posible.

Lo lamentable fue el esfuerzo desperdiciado de Jorge Sobisch, un hombre realmente valioso y bien acompañado.
Claro está que le tiraron un muerto, Fuentealba, difícil de levantar. Pero hubo errores profundos en la campaña. En alguna oportunidad quien esto escribe le dijo a alguno de sus asesores que “si desean convocar al peronismo dejen el catering de lujo para otra oportunidad. A los muchachos se los atrae con chori, tetra y birra y la pizza y el champú aparecen una vez ganada la elección”. Tecnicismos publicitarios aparte, quienes diagramaron su campaña desconocen a quienes debían seducir. Si hubiese cerrado en Potrero de los Funes a todos les hubiese ido mejor.

Rodríguez Saá y Sobisch puede que sigan en carrera; poder pueden, que quieran es otra cosa pero si demoran pierden. Asís tiene razón, el trabajo comenzó ayer.

Explicaciones mediante que no terminan de convencer a nadie, la oposición peronista o de raíz peronista no acabó su construcción. De Potrero de los Funes estuvo ausente el ex Presidente Eduardo Duhalde. Cuando quien esto escribe le preguntó a Alberto Rodríguez Saá en conferencia de prensa la razón de la ausencia respondió que el bonaerense primero se mostró interesado, luego le aconsejó preservarse y finalmente eludió todo compromiso salvo el apoyo espiritual. El puntano definió con elegancia esta actitud en forma poco grata para con el antes nombrado.
Duhalde sigue preso de su interna íntima que soporta dos apellidos: Menem y Rodríguez Saá, no puede escapar, no es totalmente libre. Es el único responsable de que Néstor Carlos Kirchner transfiera el poder el 10 de Diciembre a su esposa. Fue traicionado, vituperado y enviado a cuarteles de invierno por su gestado y sin embargo no puede librarse de los viejos odios.


Lo que no se le permitirá a CFK

Primero, que culpe a su antecesor de los males de la Argentina. De hacerlo sería para risa y otra causal de divorcio.
La Presidente electa no cuenta con el argumento usado hasta el hartazgo por su esposo de que todo tiempo pasado fue peor y habrá de hacerse responsable de pasado, presente y futuro. Pero esto hace a la intimidad de la poderosa dupla gobernante. Fuera de ella hay otras cuestiones no menores que tendrá que tener en cuenta. Una de ellas y la principal, antropológica y moralmente es la vida humana.

En una transcripción de una larga charla del Obispo Antonio Baseotto con el Dr. Mariano Grondona que ofrecerá en sus próximas ediciones www.diario7.com.ar el ex titular castrense reconoce que el tema de la defensa de la vida humana desde su concepción hasta la muerte natural ha sido instalado en la sociedad. CFK se dice antiabortista y tendrá que probarlo.

Súmese a esto que han muerto tres policías en La Plata y que la investigación se aproxima al culebrón venezolano de los casos Jerez y López salvado el dramatismo del caso. La sociedad no soportará mucho y los uniformados menos que se bastardee el episodio. La inseguridad es fruto de la instalación del caos en la República y CFK tendrá que ponerle coto o soportar las consecuencias.

Y la mentira (el fraude), de no ser erradicada profundizará la crisis y enervará los espíritus. Si el INDEC hubiese realizado el escrutinio habría segunda vuelta, las Presidente electa apenas hubiese alcanzado un magro veinte por ciento.
Mentira que corrompe el cuerpo social acostumbrándolo a no creer. Cuando desconceptúe a la República esta estará terminada y la Nación en serio peligro.
Mentira que trasladada a la historia trastornada que hace que los unos sean condenados y los otros gocen de impunidad, encrespa, lastima, divide y impide el desarrollo de la comunidad para lo cual es imprescindible la unidad nacional.


A modo de conclusión

Néstor Carlos Kirchner construyó un poder peligrosamente oscilando al borde del abismo. No tenía alternativas, su magro porcentaje electoral lo condujo por la senda de Maquiavelo o de Lucio Cornelio Sila (*). El miedo produjo el milagro y los peores vicios de la democracia se apersonaron del escenario.

No le fue mal. Es increíble y lamentable pero real.
Si a CFK le va bien nos irá bien a todos, se dice. No es tan así.
A Néstor Carlos Kirchner le fue bien, le va bien, pero a todos no les va bien. Pregúntenles a los chicos que mueren de enfermedades asociadas a la pobreza, a los que son masacrados en los quirófanos de los hospitales públicos, a los ancianos desesperanzados, a los trabajadores explotados o sin trabajo, a las amas de casa, a las víctimas de la inseguridad o a sus familiares. Esta es otra lista también interminable. Sin embargo CFK ganó en primera vuelta.
Hace cuatro años y medio en cenáculos imperiales (en EEUU) repetido en nativos se dijo que los argentinos elegimos Presidente por un año. No fue así. Ahora se dice que en poco tiempo la Presidente recibirá el primer jaque y estará acorralada y que el mate estará cercano. Es de ciencia aflicción, no de ficción, adivinación, nada más. Quienes no creen en las brujas dicen que haberlas, las hay…

El sostenimiento de las instituciones republicanas no depende de la Presidente electa sino de la oposición, que suma la mitad más el diez por ciento de los ciudadanos. Ella, por más que cuente con las estructuras de poder consolidadas, no es fuerte, simplemente es mayestática y los reyes fueron los primeros en poner la cabeza en el tajo.
La oposición tendrá que aprende de esta lección electoral: Unidad de concepción para la unidad de acción. Planificación, organización y presentación clara de las propuestas. Contrario, la visión no desmentida del Cardenal Jorge Bergoglio (**) se cumplirá.

Sea como sea, el cambio debe empezar.


(*) En una próxima nota lista para ser publicada el autor aclara esta referencia al ex dictador romano y al miedo.
(**) Ver nota del mismo autor en este diario titulada “2008”


www.politicaydesarrollo.com.ar

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