Lo que todos sabían y pocos decíamos
A pocas horas de consumada la pírrica victoria oficial, sus voceros oficiosos autorizaron a los medios de comunicación social a comenzar la preparación del ajuste tarifario. Los sectores medios, que repudiaron a la heredera consorte con su voto, casualmente serán los más castigados por el blanqueo tarifario que todos deberemos afrontar.
Pocos medios independientes denunciaban lo sabido: antes o después del inicio reeleccionario encarnado en Cristina Fernández la mayor parte de la ciudadanía padecerá el comienzo de algo que nadie sabe cómo terminará: tarifas vs. Poder adquisitivo; puja distributiva del ingreso y conflictividad social.
Esto demuestra el fracaso del modelo distorsivo de la economía; es cierto que el atraso tarifario desde 2002 –especialmente en materia energética- y la falta de concreción de políticas gradualistas que morigeraran el ajuste que viene, fue causas sustantiva en la falta de inversión de las empresas del área. La caída de la inversión y la negación de las previsiones que todo gobierno debe fijar como política de Estado demostraron la falacia del crecimiento que resulta insostenible sin inversión genuina.
Los 4.000 millones de dólares dilapidados anualmente en subsidios a las empresas socializan los desajustes y son quienes menos tienen los que deben pagar a los beneficiarios de los grandes centros urbanos. ¿Los Kirchner no supieron durante 53 meses que un jujeño no debía subsidiar el boleto colectivo de los porteños? ¿Vale lo mismo el gasto mensual de las tarifas de Barrio Norte que la garrafa “social” del segundo y tercer cordón bonaerense?
Evidentemente no y ello implica la falacia del populismo que siempre conlleva a desajustes sociales y quienes más creen en ellos –y los votan estrepitosamente- siempre serán los más desfavorecidos. Total ¿qué importa? Si para el comicio los adormecen con prebendas y promesas a incumplir…
En la Argentina de la mentira, algún día nacerá la verdad.
Sólo se respetará la voluntad popular con el cumplimiento efectivo de la Ley 1420 (de educación común), legado sarmientino de prosperidad y crecimiento.
Sólo la educación nos hará libres.
Humberto Bonanata
Buenos Aires, Noviembre 04 de 2007
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