jueves, 24 de abril de 2008

AGUA AL FUEGO

Se necesita mucha agua para apagar tanto fuego


Los incendios en los pastizales del Delta entrerriano y bonaerense dejan mucha tela para cortar, principalmente si se tiene en cuenta que la ocupante de la Casa Rosada es una especialista en género. De ahí para abajo, todos los funcionarios alineados y al parecer bastante alienados, batieron el parche como en las mejores concentraciones pagas de la Plaza de Mayo contra los integrantes del sector agropecuario a los que endilgaron –en medio de dilatadas negociaciones que mantiene el Gobierno con su dirigencia– responsabilidad en los incendios que abarcan setenta mil hectáreas. Y fue tan así que todo el peso de la Justicia recayó contra un peón de sesenta y dos años al que se le dictó prisión preventiva y un embargo por cincuenta mil pesos. ¡Qué rapidez!

Sin embargo, tamaña velocidad judicial se dio de bruces contra la parsimonia de los empleados estatales que debieron ordenar las medidas pertinentes para apagar los primeros focos de incendio que, atendidos “en su medida y armoniosamente”, hubiesen evitado la catástrofe. Una de las responsables o quizás la máxima responsable del área de Medio Ambiente nacional, pidió embargos millonarios contra el dueño del campo en donde asegura, se iniciaron los incendios. Es evidente que resulta más fácil denunciar que apagar, o denunciar que renunciar, aunque echar sería la palabra que debería ponerse en práctica. No en esta dimensión y en esta vida y con este Gobierno. Se entiende. ¡Qué lentitud!

Mientras el Gobierno espera que como un hecho divino la lluvia sofoque los incendios que su ineficiencia no puede apagar, otros fuegos comienzan a avivarse en el sur bolivariano. Un fiscal, con seguridad de aquellos que no sufre aprietes por parte del poder político, denunció por intimidación, incitación a la violencia y acopio de armas a la cara más visible de la protesta agropecuaria que inmovilizó por tres semanas al país. Es indudable que faltó en la presentación oficial –¿u oficialista?– otras referencias acostumbradas del kirchnerismo como golpista, integrante de “la mano de obra desocupada” o simpatizante de la dictadura militar. Si la vamos a hacer, hagámosla bien, hagámosla.

Veloz, y recién llegada de Ecuador, la Presidente hizo suyo el pedido judicial y se preguntó –palabras más, palabras menos– de quién se iban a defender los productores con esas armas que dijo el denunciado, tenían los ruralistas en las rutas las semanas de corte y paro. Es preocupante el desconocimiento de la situación nacional expresada desde el más alto sitial de la República porque en el caso que tal situación haya sucedido, no debería ignorar la Presidente que uno de sus más firmes aliados, el secretario general de la CGT, envió a la zona de mayor conflicto a un grupo de matones a sueldo comandado por su hijo quien dijo que “iban a sacar de las rutas a los productores por las buenas o por las malas”. Idéntica actitud había tomado otro patotero que con su tribu echó a manifestantes procampo de la Plaza de Mayo. Ambos caciques, con indelebles y permanentes pinturas de guerra en sus rostros, tienen un sitial de preferencia asegurado en cuanta disertación presidencial se realice. ¿Por algo será?

Cuando se viaja tanto pueden confundirse los husos horarios, las lenguas, los aeropuertos, los países. Sería conveniente que algunas personas viajen menos al exterior porque los problemas están aquí. Las soluciones también. Esto también va para el señor gobernador de la provincia de Buenos Aires que aún no se enteró que su provincia está llena de humo. Pero no a causa de los incendios de los pastizales.

El matrimonio presidencial controla lo principal: el petróleo, la pesca y la provincia de Buenos Aires, y no va a tolerar motines que aviven el fuego del descontento en su caja registradora: hay demasiados gobernadores, intendentes y organizaciones sociales “libres” adictas que viven por y para ella. Argentina será como Tierra del Fuego o no será. Y jueces, empresarios, periodistas, sindicalistas, políticos, obispos, militares, policías y todo sector social deberá humedecer en forma obligatoria sus rodillas en el altar glacial.

En esa confrontación son inadmisibles para el kirchnerismo “los piquetes de la abundancia” que produjeron los ruralistas un mes y medio atrás y que, si todo continúa como hasta ahora, volverán a repetirse. Irá por más. Por más confrontación económica, ideológica y religiosa. No perdonará a quienes intenten arrebatarle dinero, el mucho dinero que necesita para seguir pagando los despropósitos del ”plan económico” que se come la inflación. No perdonará a un sector al que acusa de complicidad con la dictadura militar. Tampoco que los hombres y mujeres de campo hayan celebrado una plegaria cristiana el día en que suspendieron las medidas de fuerza por un mes. El 1° de abril, el oficialismo puso setenta mil personas en la Plaza de Mayo. Aún no se sabe cuánta gente puede reunir el campo.


CORREO DE BUENOS AIRES
SALINAS BOHIL

No hay comentarios: