jueves, 24 de abril de 2008

DESASTRE K

Por Denis Pitté Fletcher www.notiar.com. ar



Se desmorona el sistema económico kirchnerista.



Durante pocos años, desde la devaluación dispuesta a principios de 2002 por el ex presidente Duhalde, la economía argentina comenzó a crecer a tasas relativamente elevadas, principalmente como efecto rebote por la crisis que la convertibilidad uno a uno del peso con el dólar había producido en el sector productivo durante los últimos años del gobierno del doctor Menem.



Se le quitó a la economía el ancla y el chaleco de fuerza de esa convertibilidad, que destruyó la rentabilidad empresaria de resultas del incremento del gasto público del 140% en el lapso del gobierno de Menem, incompatible con una paridad fija del dólar con el peso, con sus secuelas de desocupación y desesperación.



No obstante que el verdadero destructor del sistema productivo siempre ha sido el gasto público, desde la devaluación, momento en que el gasto público descendió notoriamente en términos relativos, su incremento no cesó año tras años. Solo en el 2007 –año electoral-, el gasto público fue aumentado por el ex presidente Kirchner en alrededor de un 50%, algo nunca visto en la historia económica argentina. En toda su gestión, se superaron todos los records de los anteriores demagogos en el poder.



Ese incremento incesante e indecente del gasto público es la causa madre de la inflación que comenzó a registrarse en nuestro país. Nunca la inflación es culpa de los productores ni de los comerciantes. Siempre ha sido y es culpa de los gobiernos. Y el gobierno actual no es una excepción.



Sea vía emisión monetaria espuria, o vía endeudamiento (como los bonos que emiten día a día para succionar los pesos emitidos con los que compran dólares para mantenerlo alto), o vía incremento de los impuestos (miremos lo que pasó con las retenciones a la soja y al girasol), todo ello para financiar el aumento del gasto, siempre es el gobierno el que produce la catástrofe del incremento de los precios, es decir, de la inflación que castiga fundamentalmente a los más pobres.



Ahora bien; por razones de índole política, el gobierno jamás va a reconcer que es él el causante de la inflación. Aún más, va a tratar por todos los medios y mediante todos los ardides buscar a un culpable a la medida de las creencias populares.: la “oligarquía terrateniente” , los “grupos concentrados de la economía”, el “imperialismo yanqui” que nos somete, los “piqueteros de la abundancia”, etc., etc.



En este aspecto, es bien claro que la negociación con el sector agropecuario al que imprevista y violentamente le aplicaron un incremento sustancial de las retenciones, está siendo saboteada por el propio gobierno. No es su deseo culminar en un acuerdo que pacifique los ánimos y permita producir y trabajar con rentabiliad libre, sino someter, descalificar, generar al enemigo que les hace falta para culparlo de los males que inevitablemente se vienen y que son pura y exclusiva responsabilidad de los gobiernos Kirchner.



Así, cuando el campo vuelva a las rutas a manifestar su desesperación y desesperanza, el desabastecimiento y el incremento de los precios de los alimentos tendrán a un culpable evidente ante el pueblo: los productores agropecuarios que sabotean al gobierno legítimo y democrático de Cristina Kirchner, y que se niegan al diálogo y a la solidaridad con los demás argentinos.



Es un plan. Viene desarrollándose desde hace ya casi cinco años. Hay cerebros detrás del gobierno que planificaron y planifican cada paso en dirección al socialismo totalitario. Fueron sistemáticamente sector por sector. Ese es su negocio y lo saben hacer. No hay que subestimarlos. Hoy son los dueños del Poder Legislativo y del Poder Judicial.



Son los dueños de lo poco que queda de las Fuerzas Armadas y de Seguridad. Son los propietarios eminentes de los campos argentinos, de las empresas argentinas, de los argentinos. Se terminó con ellos la República y comenzó la oligarquía política. Porque si de repartir y ser solidarios se trata, no se observa que los políticos repartan lo suyo, que se acrecienta vertiginosamente. Son la nueva clase social dominante, que sin arriesgar capital ni trabajo viven como reyes sometiéndonos como vasallos y succionando nuestros ingresos para aplicarlos a su bienestar y estabilidad política.



Si no despertamos a tiempo –y no sé si aún hay tiempo- vamos a transitar muy pronto una pesadilla. El humo de estos días sobre la ciudad nos va a parecer perfume al lado del nauseabundo sistema que se nos quiere imponer si no reaccionamos contra el unicato y la dictadura de esta minoría pseudo democrática y mandona.



Tratemos de despertar a los dormidos para que estén despiertos ante las mentiras que se vienen. Porque de lo contrario vamos a sufrir mucho.



pittefletcher@ fibertel. com.ar

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